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ABC CORDOBA 23-08-2015 página 22
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ABC CORDOBA 23-08-2015 página 22

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22 CÓRDOBA Contramiradas DOMINGO, 23 DE AGOSTO DE 2015 cordoba. abc. es ABC Alejandro Ibáñez En la Córdoba romana ya había botellón Arqueólogo provincial Las piedras hablan pero no todo el mundo sabe interpretar lo que dicen. Este señor sí. Las conoce como la palma de su mano y se esfuerza por descifrar sus enigmas desde hace ya tres décadas tó un aparcamiento subterráneo y las catas sacaron a la luz restos arqueológicos de considerable valor. Un ingeniero amigo me llamó para hacerme una consulta previa. ¿Qué podemos encontrar? me preguntó. Y me quedé corto reflexiona ahora. En el subsuelo aparecieron vestigios cruciales de la Córdoba romana, que espolearon una polémica sin precedentes entre la Junta y el Consistorio. Encontramos, entre otras cosas, una casa romana incendiada por Julio César, un reguero de monedas de alguien en fuga y una vaca atada que murió calcinada detalla. Meses después, la Junta sacó una plaza de arqueólogo provincial y, desde entonces, Alejandro Ibáñez es dueño y señor de la Córdoba enterrada. ¿Qué pieza falta de nuestro puzzle? -Ya hay pocos enigmas que resolver. A grandes rasgos, conocemos perfectamente Córdoba. Nos queda quizás saber un poco más de la vida cotidiana. Hay días en que las piedras no me dicen nada y yo les pregunto cosas. Por ARIS MORENO E l mismo día en que nos pusimos en contacto con Alejandro Ibáñez, el yacimiento milenario de Ategua acabada de sufrir un nuevo expolio. Un tractor había arrasado los restos de una supuesta villa romana y un reguero de sillares y vasijas descuartizadas yacían diseminadas entre la tierra de labor. A la mañana siguiente nos presentamos allí para la sesión fotográfica y un policía local examinaba la finca. Alejandro Ibáñez lleva treinta años contemplando estragos como este. Es, digámoslo así, el vigía de un universo subterráneo que habita bajo nuestros pies. Un reino compuesto por más de 3.000 yacimientos arqueológicos inventariados en toda la provincia. Simples piedras para algunos; un tesoro incalculable para otros. ¿Las piedras hablan? -Mucho. Pero hay que saber oírlas. Con tranquilidad y reposadamente. Y no creerte lo primero que dicen porque son muy mentirosas. ¿Y qué dicen de Córdoba? -Que en época musulmana su importancia es universal. Y en época romana es una ciudad más, céntrica y capital de Andalucía. Con este clima de 47 grados nadie entiende por qué diablos vivimos aquí. Pues porque está situada en el único punto vadeable del río en cien kilómetros ribera abajo. Alejandro Ibáñez (Bujalance, 1952) estaba predestinado a ser veterinario como su padre hasta que metió el brazo entero en una vaca. Entonces dijo: Esto no es lo mío Fue cuando optó por la historia y se especializó en arqueología. Hizo su tesina sobre la Córdoba romana y se formó en excavaciones y campos de trabajo estivales hasta que logró un hueco como profesor en el departamento de Historia Antigua de la UCO. Su trayectoria profesional dio un vuelco con el enconado conflicto del bulevar de Gran Capitán a mediados de los ochenta. El Ayuntamiento proyec- ejemplo, ¿qué comía esa gente? ¿Y qué comía? -Lo de los grandes banquetes y las grandes orgías es mentira. La vida cotidiana no era así. Se comía básicamente lo mismo que nosotros menos el tomate, el pimentón y los productos de ultramar. Por ejemplo, el relleno, un embutido que se hace con restos del cerdo, pollo, pan, especias y huevo duro. No lleva sangre ni pimentón. Los romanos odian la sangre. -Díganos un expolio imperdonable. -El último, el de Ategua. Parece que ha sido a conciencia. Quien lo ha hecho sabía que había restos y se ha hecho con nocturnidad. ¿Desidia, capital Ategua? -Por parte de la Junta no hay desidia. Por mí, ninguna. Yo vivo en Ategua. ¿Estamos a la altura de su valor? -No. La inversión no está a la altura. Un alcalde pedáneo de Santa Cruz iba a poner un cartel en la carretera: Aquí nació el imperio ¿Aquí se respetan las piedras? -Para la mayoría, son bastante incómodas. Aunque la cosa ha cambiado mucho. Cuando empecé en los ochenta, iba a desbrozar alcaldes. Tenías que convencerlos de la im-

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