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ABC CORDOBA 20-08-2015 página 13
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ABC CORDOBA 20-08-2015 página 13

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ABC JUEVES, 20 DE AGOSTO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA PECADOS CAPITALES MAYTE ALCARAZ EL DÉJÀ VU DE RODRIGO RATO Este es el relato de un día en el que el que fuera todopoderoso ministro de Economía se quejó de lo poco que le quería el presidente R ODRIGO Rato está indignado. Cree que cerca del presidente del Gobierno hay una mano negra que lo maltrata. Es verdad que han sucedido muchas cosas desde que los dos compartieran ilusiones, juventud y hasta salidas en pareja. Pero nada que justifique lo que ahora hace contra él. O, por lo menos, lo que deja hacer. Es verano y la indignación de Rodrigo va en aumento contra todos: presidente, ministros, partido... Cree que su trayectoria al frente de una etapa económica muy delicada para España hubiera merecido que fuera recompensada. Se siente ultrajado públicamente. Es una auténtica humillación el que a ojos de todos se le haya vejado. Con luz y taquígrafos. En horarios de máxima audiencia en televisión. Cree que la manera de hacer las cosas del presidente es la mejor forma de tirar piedras contra su propio tejado: el del PP. Por eso se revuelve como gato panza arriba. Acude a todos los que le quieren oír. No me merezco esto defiende. Sus amigos de la vieja guardia del PP le escuchan pero poco pueden hacer. Como mucho escucha de todos un contigo Rodrigo las cosas se han ido de la mano Pero la mayoría de sus interlocutores no quieren dar un paso al frente. Creen que en Moncloa podrían molestarse con ellos si hiceran pública su indignación con el trato recibido por el que fue autor del milagro económico de los años 90 Rato ha decidido dar un paso al frente y visita a algún ministro, al que cuenta la situación en la que está. Y sobre todo apela a su futuro. Qué hacer a partir de ahora. Cree que su horizonte en España es muy negro, que ya poco puede hacer y que tiene que pensar en marcharse cuando la situación sea más propicia. Al jefe no le sienta nada bien que vaya como alma errante de despacho en despacho quejándose. Pero lo que peor le sienta al ministro es el agravio comparativo. Él lo ha dado todo por el partido y, sobre todo, por el presidente. Aunque últimamente la relación personal había empeorado, no es menos cierto que en su momento ambos compartieron muchos momentos fuera de la política, que se hicieron confidencias, que fue, en definitiva, su hombre de confianza. Sin embargo, nada ha quedado de entonces. Hasta en dos ocasiones el jefe del Ejecutivo le consultó en los últimos años sobre su futuro. Le preguntó que quería hacer cuando todo eso terminara. Este relato, pese a lo que pudiera parecer, es una crónica de algo que sucedió en el mes de agosto de 2003. Y el presidente que acaba de defenestrar públicamente a su compañero de partido, Rodrigo Rato, es José María Aznar. El viernes 29 de agosto de hace doce años, el cuaderno azul de Aznar se abre y allí inesperadamente está anotado para sustituirle un nombre que no es el del vicepresidente: es el de Mariano Rajoy. El exjefe del Gobierno contó en sus memorias que Rato se sintió dolido por el descarte y que él le recordó que hasta en dos ocasiones le había dicho que no quería ser su heredero. Pero ahora te digo que sí; ahora hubiera querido replicó Rato. Ya era tarde. El pasado siempre vuelve. Doce años después de aquel episodio traumático dentro de las entrañas del PP, Rodrigo Rato es un fantasma que arrastra sus cadenas por cada esquina de la memoria del PP y, a veces, un ministro como Fernández Díaz le sienta irresponsablemente a su mesa. Arrostra acusaciones por la salida a Bolsa de Bankia, las tarjetas black, cinco delitos fiscales y una muy delicada investigación sobre un posible blanqueo de capitales. Sus compañeros no saben todavía en qué cajón de sus emociones colocar a Rodrigo: si en el de la traición; si en el del olvido; o si en el de la conmiseración. IGNACIO CAMACHO LA MÉDULA DE LA LIBERTAD La fijación antisemita retrata con sombríos trazos memoriales un proyecto totalitario de intransigencia ideológica N medio del relajo veraniego quedaba en España suficiente sensatez de guardia para impedir el atropello del veto a un cantante judío en cierto festival castellonense. Todavía existe músculo resistente ante la crecida extremista que ha creído encontrar en el relativo éxito de unas elecciones locales la pista de despegue para su delirio autoritario. Sin embargo no ha lugar al optimismo; va a hacer falta mucho coraje civil y mucha determinación moral para hacer frente a esta oleada de intransigencia neoleninista, a este impulso de hegemonía orwelliana disfrazado con el idealismo mitológico de una refundación democrática. Han bastado tres meses de presencia institucional para que el proyecto antisistema incube el huevo de la serpiente. Ése que al romper el cascarón desparrama los demonios de la coacción totalitaria. La fijación antisemita retrata con sombríos trazos de verdadera memoria histórica el espíritu de la nueva antiutopía del sectarismo. Ya no se trata de folklóricos estigmas antitaurinos ni de disparatadas lucubraciones asamblearias. Ni siquiera de ciberexabruptos pronunciados bajo la dudosa coartada del humor negro. Es un designio real de exclusión que expresa mediante la judeofobia su diáfana inspiración totalitaria. El amparo explícito de la ultraizquierda valenciana ¿dónde estaban los herederos de la socialdemocracia que estableció relaciones con el Estado de Israel? a un acto de repugnante antijudaísmo ha puesto de manifiesto el carácter siniestro de un movimiento político que aspira a asaltar el poder para imponer un modelo de amenazadora uniformidad liquidacionista. El antisemitismo posmoderno ha sustituido sus rasgos de limpieza étnica por los de la depuración ideológica. Camuflado de solidaridad con la causa palestina, encubre una impugnación global de los valores democráticos occidentales que Israel representa en medio de la barbarie islamista. En numerosos municipios españoles, con Madrid a la cabeza, los programas electorales de Podemos y sus marcas blancas incluían solicitudes de boicot a productos israelíes y la declaración de ciudades antisionistas. El Estado judío se ha convertido para la izquierda radical en la metáfora de un orden que debe ser destruido. Por eso este desafío es más serio de lo que parece. No es un debate sobre rentas básicas, rescates ciudadanos o auditorías de deuda. Afecta a un conflicto de ingeniería social y de represión política de la disidencia, una cuestión sobre la defensa del equilibrio de poderes y de las garantías contra la arbitrariedad. Lo de Castellón no es una broma ni una anécdota, sino un aviso que actualiza de manera inopinada los versos del pastor Niemöller primero vinieron a por los judíos etcétera sobre la indiferencia ante la persecución de los demás. Por esta vez ha triunfado la razón pero es menester seguir atentos. Está en juego la médula de la libertad. E JM NIETO Fe de ratas

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