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ABC CORDOBA 16-08-2015 página 70
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70 DEPORTES DOMINGO, 16 DE AGOSTO DE 2015 abc. es deportes ABC Golf La asignatura pendiente del siglo Los españoles no ganan un gran torneo desde 1999. Tampoco será en el PGA MIGUEL ÁNGEL BARBERO MADRID Primeros espadas Chema Olazábal Después de sus dos chaquetas verdes (1994 y 99) aún se asomó a los puestos de arriba en el nuevo milenio. Firmó cinco top- 10, entre ellos dos terceros puestos: British 2005 y Masters 2006. El golf español vive con la eterna insatisfacción de estar fuera de tiempo y de lugar. Cuando había un número uno mundial como Severiano Ballesteros, no existían en el país ni campos ni jugadores que acompañasen sus logros; y ahora, que hay quinientas instalaciones y 300.000 federados, lo que no llegan son los resultados. Especialmente, en los majors que son los que diferencian el palmarés de los golfistas y las naciones. En el pasado histórico, los logros de los hispanos en los torneos grandes eran rarezas que surgían por generación espontánea. Ramón Sota fue sexto en el Masters de Augusta y séptimo en el Open Británico de 1963; luego, su sobrino Seve se sacó de la chistera un subcampeonato en el British en 1976 antes de su triunfo espectacular de 1979, que abría la cosecha nacional de campeonatos del Grand Slam En los ochenta llegó la explosión absoluta del cántabro, que sumó otros dos Británicos a su colección (84 y 88) además de otros tantos Masters (80 y 83) Su legado caló pronto en su delfín José Mari Olazábal, que fue la máxima figura española de los noventa gracias a sus dos chaquetas verdes (94 y 99) que elevaban la cosecha a cinco salmones Miguel Ángel Jiménez Comenzó muy fuerte con un subcampeonato en el Open USA 2000 y un tercero en el Británico 01. Suma 9 top- 10, el último un 4 en el Masters 14. Sergio García La opción más real año tras año. Desde el último Masters de Olazábal ha sido cuatro veces segundo (PGA 99 y 08 y British 07 y 14) y dos tercero (Open USA 05 y PGA 06) dentro de un espectacular balance de 19 puestos entre los diez mejores. Chris Froome, durante el último Tour, en Alpe d Huez AFP Ciclismo El desafío único de Chris Froome Es el primer vencedor del Tour que intenta ganar la Vuelta en 80 años de historia JOSÉ CARLOS CARABIAS MADRID Gonzalo Fdez. -Castaño El único en sumarse a ese trío histórico con su décimo lugar en el Open USA 2013. Pero su baja forma actual le lastra. rridos en protesta por su jornal, los maillots de los ciclistas eran de cuello y los puertos se cruzaban mixtos: unos estaban asfaltados y otros no. El No- Do ya hablaba de esforzados de la ruta y declaraba el locutor que el único carburante de los corredores es su esfuerzo Jacques Anquetil, el señor del crono, ya había ganado tres Tour y avasalló en aquella Vuelta. Fue el primer doblete de la historia. En 1978, con España en plena Transición y un retrato social de guateques, pantalones de campana y bigotes, se presentó debutante en la Vuelta un animal de la competición, Bernard Hinault. El cartel anunciador proyectaba la imagen del Ti- Raleigh, aquella fabulosa locomotora de holandeses rodadores. Aún no había televisión en directo y comenzaba el carrusel de las canciones de la Vuelta con una sinfonía de Strauss. Hinault, el Caimán destrozó al personal los diminutos escaladores españoles y marcó una época: también ganó luego el Tour en su primera participación. Froome transforma ahora el teorema. Quiere ganar la Vuelta con todo a perder después de su duelo triunfal con Quintana en el Tour. Es una estrella mundial, pero es un tipo sencillo, amable y cercano, que no busca los privilegios. Le tiene un cariño especial a la Vuelta. Yo creo que tenía la idea de venir con nosotros desde principio de año dice exultante a ABC el organizador, Javier Guillén. García, heredero sin corona Con Ballesteros en retirada y Olazábal lidiando con sus sempiternos problemas físicos, Sergio García se convirtió en el recambio perfecto. Aportaba frescura, calidad y una evidente capacidad competitiva. Después de ganar el British y el Masters como amateur, quedó segundo en el PGA Championship del 99 merced a un espectacular golpe desde la cepa de un árbol que dejó boquiabierto al mismísimo Tiger Woods. Desde entonces, el castellonense ha sido siempre la principal baza para el triunfo cuando llegaban los cuatro puertos de montaña de cada temporada. Y, pese al mérito innegable que tiene (ha jugado en todos desde el mencionado PGA 99) aún no ha conseguido quebrar la racha. En una ocasión fue Woods quien le cerró las puertas (en Medinah 99) luego fue Padraig Harrington (en Carnoustie 07 y Oakland Hills 08) y últimamente Rory McIlroy (Liverpool 14) Es decir, que ha ido pasando por distintas generaciones de rivales y siempre ha tenido una bestia negra dispuesta a arrebatarle la gloria. Su consistencia global es abrumadora (lleva 398 semanas en el top- 10 mundial) y en los majors ha quedado en 19 ocasiones entre los diez de arriba. Sin embargo, por unas razones o por otras, siempre se frustran sus aspiraciones. Ahora en Whistling Straits vuelve a ser el único español con opciones (Rafa Cabrera, Miguel Ángel Jiménez y Pablo Larrzábal fallaron el corte) pero con diez golpes de desventaja con respecto a la cabeza no parece que vaya a ser capaz de realizar la hazaña esta noche. Después del gran papel del año pasado, la ruptura con su novia a comienzos del presente le afectó de nuevo en su juego. Y aunque en general está peleando muy bien y suma birdies con facilidad, siempre atraviesa algunos baches puntuales en los que la cabeza le boicotea. En este torneo repitió la misma historia negativa las dos primeras jornadas: perdió tres golpes cada día en los últimos seis hoyos. Así es muy difícil ganar. En 80 años de historia la Vuelta a España siempre fue segundo o tercer plato. Horizonte de objetivos y tierra de oportunidades, aunque doblegada por el esplendor del Tour de Francia, el punto nuclear del año para los ciclistas. La Vuelta se corría antes en la primavera, en las lluvias de abril, en los gélidos Pirineos y las rutas del norte. Cambió de ubicación hace veinte años en el calendario: de la Semana Santa al ocaso del verano. Y desde entonces, dos décadas ya, la tendencia se mantenía inalterada: el ganador del Tour jamás pisaba la Vuelta con intención de triunfar. Llegaban los buscadores de rebajas, los que no brillaban en Francia. Chris Froome ha invertido la querencia. El próximo sábado, en la salida de Puerto Banús, el maillot amarillo del Tour se exige el jersey rojo pasión. La memoria de la Vuelta recoge dos precedentes repletos de fulgor: Anquetil e Hinault. Dos vencedores del Tour que ganaron la Vuelta ese mismo año, aunque en abril, como preparación de asalto al julio francés. En 1963, los mineros cortaban los reco-

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