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ABC CORDOBA 16-08-2015 página 13
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ABC CORDOBA 16-08-2015 página 13

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ABC DOMINGO, 16 DE AGOSTO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA COLUMNAS SIN FUSTE HUGHES SER SIMÉTRICOS Más que la igualdad, lo que interesa es la paridad: reproducir la simetría natural UESTO que mis hazañas como rodríguez no pasarán a la historia, me distraigo en verano con las cosas de los políticos. Tras los crímenes de Cuenca, Errejón ha llamado colectivo a las mujeres, como si fueran taxistas. Antes querían colectivizar la economía, ahora quieren colectivizar a media humanidad. Los de Podemos hacen un uso un poco mostrenco del lenguaje. Han heredado una fraseología del marxismo y del 68 que no saben muy bien cómo utilizar. Como cuando empezamos a escribir y queremos usar palabras aprendidas con frases como: En el orto rosicler me hiciste la cobra y besé el éter. El caso es que Errejón pidió un Pacto de Estado contra el feminicidio y más lejos fue el BNG, que defendió la creación del estatuto de víctima del feminicidio para las mujeres que lo soliciten. ¿Pero cómo va a solicitar ese estatuto una mujer viva? Además, sería crear un estatuto de preasesinada. Tiene la mejor intención, ¿pero es posible? La creación del feminicidio, que imagino englobará el filicidio (hijos) y el uxoricidio (mujer) disuelve la categoría del homicidio que se venía utilizando indistintamente para hombre y mujer. Sería desdoblar forzosamente en géneros el ordenamiento como ya se hace con el lenguaje: feminicidio y ¿androcidio? Esto es paradójico, porque quienes más énfasis pusieron en la igualdad acaban legislando en función de si se es hombre o mujer. Mi generación, por P ejemplo, creció en el convencimiento (algo perplejo) de que somos iguales, es más, buscando trascender los sexos, vivir en una especie de estadio andrógino superior, como en una gira de Fangoria, todo trans o ángelico. Yo Bowie, tú Bimba. A esto ayudaba el romanticismo, el amor fou, el brit pop y los anuncios de condones de máxima sensibilidad: ser solo almas que se fusionan y echan a volar en el orgasmo y que se separan para fregar los cacharros de modo casi, casi paritario. Pero ahora no. Hombres y mujeres tendrán su propio- cidio, y será como devolvernos a la biología. De un modo decepcionante, estos razonamientos acaban con la igualdad de raíz y nos hacen pensar en que a lo mejor no era la igualdad lo que se buscaba, sino la paridad. Que el número de hombres y mujeres en un consejo de administración sea el mismo, que sea igual el número de ministros, el salario medio y la relación criminal en las parejas. La paridad estadística no es sino reproducir en la sociedad, en el mundo, la simetría de la naturaleza. O sea, otra vez volver a la biología. Y perdónenme, pero hay otra cosa extraña. Quizás veníamos de la insensibilidad más absoluta, pero ahora la gente se echa las manos a la cabeza porque los familiares se maten entre sí. ¿Pero es que creían que los asesinos solo mataban a extraños? Lo normal es matar a gente cercana, solo los psicópatas aleatorios, en plan americano, matan al tuntún. ¿De verdad se lee tanta novela negra? En cualquier caso, si nos han de colectivizar forzosamente en hombres y mujeres, yo quiero precisar algo. Los presuntos responsables de los últimos asesinatos de género tenían un rasgo en común además de su condición de hombres: el amor por los animales. O por sus animales, al menos. Esto refuerza una intuición a cuenta del animalismo actual: la gente con mascota no necesariamente ama a los seres vivos. Se ama a sí misma, las mascotas son como sus sombras. Schopenhauer decía que cuando miraba a su perro veía un alma transparente. ¡Pero lo difícil es amar cuando ves otra cosa! Así que si van a colectivizarnos y generar una categoría presuntamente criminal, prefiero que empiecen por los hombres que amaban a los animales IGNACIO CAMACHO EL MONOPOLIO DEL PENSAMIENTO La izquierda y el nacionalismo transmiten su convicción de superioridad moral a través de la hegemonía educativa N la inminente reforma de la Constitución, que si nadie remedia tendrá lugar durante la próxima legislatura, debería garantizarse el derecho de veto de la izquierda y los nacionalismos a cualquier tipo de ordenación educativa que no sea de su gusto. Esta aparente arbitrariedad no significaría otra cosa que otorgar rango normativo a una realidad preexistente en la sociedad española, una costumbre o tradición política que ha consolidado de hecho un modelo docente de unívoca inspiración ideológica. Por decirlo con una paráfrasis de Adolfo Suárez, se trataría de hacer normal en la ley lo que es normal en las aulas. La ingeniería de la instrucción pública funciona desde hace tiempo bajo un régimen de monopolio que la derecha, sea liberal o conservadora, tiene prohibido alterar bajo pena sumarísima de repudio. Hasta tal punto es así que incluso los tribunales han interiorizado esa hegemonía, aceptando con plena normalidad que las instituciones autonómicas incumplan sin traba alguna las disposiciones educativas que no les gustan. Hasta hoy eso solía suceder en los territorios gobernados por partidos soberanistas, donde ha quedado abolida por vía de hecho la obligación de impartir enseñanza en castellano. Ésta es la hora sin embargo en que otras comunidades bajo control del PSOE se disponen a desacatar una Ley Orgánica del Estado. La demencial transmisión de competencias les garantiza en buena medida la posibilidad de hacerlo sin que el Gobierno de la nación cuente con otro modo de impedir la desobediencia que el de recurrir a una justicia cuyas sentencias desfavorables son desoídas como si estuviesen escritas en el viento. La llave que bloquea cualquier proyecto alternativo al statu quo dominante es la razonable necesidad de someter la docencia al consenso de un pacto de Estado. Sucede que ese acuerdo resulta inalcanzable debido a la hermética cerrazón de los sectores autodenominados progresistas a negociar los principios pedagógicos sobre los que han asentado su preeminencia. El asunto queda así enredado en un bucle retroalimentado en el que el nacionalismo y la izquierda disponen de capacidad de bloqueo. La enseñanza es suya y punto. Cuando uno se siente investido de la convicción de habitar en el lado correcto de la vida, resulta imprescindible asegurarse el poder de transmitir de generación en generación las bases de esa superioridad ideológica y moral. Si con las cosas de comer no se juega, con las de pensar mucho menos. Y si alguien pensara que esta larga supremacía estructural tiene que ver con el alarmante porcentaje de fracaso escolar, con el bajísimo nivel de comprensión matemática y lectora de nuestros estudiantes o con que no haya ninguna universidad española entre las cien primeras del prestigioso ranking de Shanghái, simplemente está equivocado o es un reaccionario. Todo eso se debe a los recortes de Rajoy. ¿Está claro? E JM NIETO Fe de ratas

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