Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 11-08-2015 página 72
ABC CORDOBA 11-08-2015 página 72
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 11-08-2015 página 72

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página72
Más información

Descripción

MARTES 11.8.2015 Editado por Diario ABC, S. L. San Álvaro, 8, 1 3, 14003 Córdoba. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 36.384 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 957 497 675 Suscripciones 901 400 900 Atención al cliente 902 530 770. Una imagen... Sa- tis- faction El 7 de julio de 1982, los Rolling Stones santificaron España como destino obligado para las grandes bandas de rock. Aquel concierto del Calderón hizo historia ISABEL GUTIÉRREZ MADRID VISTO Y NO VISTO IGNACIO RUIZ- QUINTANO JUAN IGNACIO (I) ABC publica un editorial sobre Prieto, que se querella contra el director. El juez le dice al oído: Escápese usted, que le tengo que meter en la cárcel l hilo del paseo en el callejero a Juan Ignacio Luca de Tena por la carcunda comunista puesta por Pdr Snchz en el Ayuntamiento de Madrid para que haga lo que él no tiene c... de hacer, dice David Gistau, en formidable artículo, preferir los periódicos obligados a resistir. Primero con la República, pero luego con Franco, no hizo otra cosa Juan Ignacio, un león del periodismo y la empresa (la primera en establecer la jornada de ocho horas, dos años antes de que Romanones lo hiciera obligatorio en España) Juan Ignacio se hace cargo de ABC en el 29, y sería, desde cajista de imprenta, como el Julián de La Verbena hasta director y presidente del Consejo. El 14 de abril del 31 surge la República, que el 10 de mayo se incauta del periódico y encarcela (entre comunes e incomunicado) a su director, acusado de matar al mecánico de un taxi que se negaba a vitorear al Rey. Una banda de republicanos auténticos intenta incendiar el periódico, primero, y luego desata la quema de iglesias y conventos. En la pared de su celda, a lápiz, hay un letrero, Por la Libertad, el Derecho y la Justicia firmado, cuatro meses atrás, por Fernando de los Ríos, ahora ministro de Justicia. Juan Ignacio hace frente a las suspensiones gubernativas (con la empresa abonando los salarios) a los encarcelamientos arbitrarios y a una huelga general por no despedir a un obrero del taller, Jesús Navarro, que se niega a afiliarse a la Ugt, como mafiosamente exige el sindicato. Ya con el Frente Popular, ABC publica un editorial sobre Prieto, y el ministro se querella contra el director. En la conciliación con Jiménez Asúa, abogado de Prieto, y Colom Cardany, abogado de Luca de Tena (asesinado tres meses después) el juez se arrima al periodista y le dice al oído: Escápese usted, que le tengo que meter en la cárcel De madrugada, Juan Ignacio huye de polizón en un aeroplano de línea francés. Y empecé a conspirar por primera vez en mi vida. E n el verano del 82, múltiples glorias del rock aún pensaban que España no se merecía un concierto. Los de la Electric Light Orchestra (ELO) decían que de los Pirineos para abajo no pasaban; Alice Cooper nos veía como una panda de chiflados (así lo confesó en una entrevista para Blanco y Negro varios años después) y Lou Reed juró no volver a poner un pie en estas tierras bárbaras tras el desastre en el campo del Rayo Vallecano, en 1980. Claro que él tenía sus buenas razones (toma, y los demás, dirían los presentes) cuando salió demasiado tarde y demasiado colocado, el público asaltó el escenario y casi no le deja ni la púa de la guitarra. Hay quien asegura que, tras las cargas policiales, en los pasillos del metro de Puente de Vallecas vio a unos cuantos corriendo con los tambores de la batería cargados a las es- que, entonces, topé con la España medieval Pero nada era igual en el paldas. verano del 82. El fútbol y el rock No parecía este un lugar seand roll liquidaron el recato guro para rockeros civilizaBANDERA y la ñoñería de antaño. Ya dos, acostumbrados a reacMás que el éramos mayores, ya mereciones populares más conrepertorio, se evoca el calor, la cíamos a los más grandes. tenidas. Hasta que llegaron lluvia, el rayo Como si se hablara de un los Rolling Stones y santique todo lo momento estelar de la huficaron al público patrio tras iluminó manidad, ni uno solo de los un concierto emotivo, meque abarrotaron el campo del morable, inolvidable: 7 de julio Atleti ha olvidado aquello. Más allá de 1982, Estadio Vicente Calderón, del repertorio musical, cuando se re 70.000 espectadores. Jagger, Richard y compañía ya ha- cuerda aquel concierto los Stones nabían actuado en la Monumental de Bar- die omite el achicharrante calor, los celona, en 1976, por el empeño de Gay manguerazos de la organización para Mercader. El promotor catalán cuenta aliviar el bochorno, la tormenta con una A ABC furia casi apocalítica, el rayo que acompañó la salida de Mick Jagger a escena, los cientos de globitos desparramados cuando tenían que estar ascendiendo hacia el cielo, los brincos, los gritos, los empujones... Qué gran noche. Pocos lo evocan hoy, tal vez ni se acuerden. En un momento del concierto, Mick Jagger se envolvió con una bandera de España y la multitud rugió entusiasmada. Más tarde, se desprendió de ella y la dejó... colgada en el palo del micro. De camino a casa, algunos comentaban el gesto. No la tiró al suelo por respeto especuló entonces una joven. Y es inevitable reflexionar sobre ello. Hoy, ¿cómo se habría reaccionado? Verbolario POR RODRIGO CORTÉS Decepción, f. Consecuencia natural de la pereza.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.