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ABC CORDOBA 03-08-2015 página 17
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ABC CORDOBA 03-08-2015 página 17

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ABC LUNES, 3 DE AGOSTO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 PROVERBIOS MORALES VIC JON JUARISTI MILENIOS ELEO estos días En pos del Milenio, de Norman Cohn. Un clásico, decía Calvino, es un libro que se relee, aunque no todo libro que se relee sea un clásico. Este libro de Cohn lo es, y no miento cuando afirmo que lo releo. En pos del Milenio fue uno de los libros más leídos por los de mi generación. Influyó en la crítica al terrorismo italiano (por ejemplo, en los ensayos de Umberto Eco y en su primera novela, El nombre de la rosa) y en la crítica al terrorismo nacionalista en el País Vasco. He emprendido su relectura a instancias de Álvaro Delgado- Gal, que me ha encargado una reseña de su última edición española (por la editorial Pepitas de calabaza) Se publicó en inglés en 1961 y apareció en español en 1972. Hubo otra edición española posterior en Alianza. Es un ensayo que no se ha cesado de reeditar a lo largo de más de medio siglo. En pos del Milenio es uno de los grandes clásicos contemporáneos de Historia... medieval. El libro de Cohn trata de la Edad Media. Su título completo es En pos del Milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media. ¿Cómo se explica la influencia que ejerció en la cultura política de los años sesenta y ochenta del pasado siglo, y la huella que dejó en la literatura de ficción de esos años, no sólo en Umberto Eco, sino en novelas de Mario Vargas Llosa y de Marguerite Yourcenar? El relato histórico de Cohn parecía iluminar ciertos aspectos del acontecer histórico inmediatamente posterior al 68, como la violencia terrorista en Italia y España o la extensión de la guerrilla en América Latina. El enfoque de la violencia milenarista medieval en la obra de Cohn era muy amplio y abarcaba desde la apocalíptica de la Iglesia primitiva hasta el milenarismo puritano de las huestes de Cromwell, pero yo me quedé con una idea que considero todavía fundamental: las sociedades más vulnerables a los fanatismos milenaristas son las que han sufrido traumáticos procesos de desarraigo masivo (por ejemplo, el Flandes de la Baja Edad Media, donde la estructura comunitaria campesina fue destruida en aras de una protoindustria urbana, con el consiguiente hacinamiento en las ciudades de una muchedumbre miserable) Algunos de los exégetas de Cohn pensaban que era suficiente un rápido cambio social para explicar la aparición del milenarismo (así, los que identificaban el nacionalismo vasco en su conjunto con un milenarismo típico) En mi caso, interpretaba que Cohn proponía la existencia de un nexo entre desarraigo y fanatización milenarista de las multitudes. Ni el terrorismo de las Brigadas Rojas ni el de ETA tenían que ver con el milenarismo. Eran violencias de clases medias ascendentes. La violencia islamista actual se parece al modelo de Cohn: desarraigo, fanatismo y expectativa de redención religiosa por la espada (o por el coche- bomba) El desarraigo brutal que la primavera árabe ha producido en Oriente Medio y norte de África y la catastrófica situación de los países subsaharianos empujan sobre Europa a una población que las economías en crisis de los países de la UE no podrán integrar y muchos de cuyos individuos, en particular los jóvenes, son ya carne de cañón de un yihadismo que los utilizará cada vez con mayor frecuencia contra las democracias anfitrionas. Esto es lo que hay y no conviene hacerse ilusiones al respecto. Bajar la guardia por mor de un humanitarismo sin fronteras equivaldría al suicidio de nuestras sociedades. R EL MOLINO DE LOS CIEGOS JESÚS CABRERA CRISTÓBAL TOLEDO La más importante de las enseñanzas que nos deja el artista de Castro es que hay que perseguir los sueños L A muerte de Cristóbal Toledo ha teñido de luto a Castro del Río este fin de semana, pero también a la capital, pues Córdoba forma parte de su carrera artística, de sus paisajes, de su cantera de amigos y también de sus triunfos. Si hubiese que resumir su trayectoria en una sola palabra ésta sería la de tenacidad, porque la puso desde muy pequeño, cuando la distrofia muscular progresiva hizo su aparición y él se reveló contra una realidad que le condenaba a un futuro distinto al de los demás. Asumió que su movilidad dependía de una silla de ruedas y que su expresión quedaba limitada a su boca y poco más, y a partir de ahí luchó con esa tenacidad que le ha caracterizado para haber que su obra artística fuese de calidad y llegase a todos los rincones. Poco a poco fueron tomando forma esos óleos tremendamente luminosos, con un colorido y una pincelada tan característica que no había que buscar la firma del cuadro para conocer su autoría. Ese brochazo largo y empastado que utilizaba no era una faena de alivio por sujetar el pincel con la boca, sino una personal forma de expresión que tenía su contrapunto en las aguatintas o en los dibujos a rotulador donde demostraba, a todo aquél que tuviera alguna duda, que su dominio del dibujo le hacía descender hasta el más mínimo detalle. Del mismo modo, en sus incursiones en el mundo de la escultura pudo experimentar otras formas de expresión con un lenguaje muy personal, como ocurrió también con los grandes paneles cerámicos que decoran algunos templos, y con sus innumerables carboncillos, pasteles o grabados, porque quiso demostrar a sí mismo y a los demás que ninguna técnica le era extraña. El mundo de Cristóbal Toledo se reducía a su silla de ruedas, con la que tomaba café en Siroco o iba a comprar óleo y pinceles a Antonio Cuenca, pero no conocía fronteras. Con esta silla recorrió los mármoles de la basílica de San Pedro cuando lo recibió Juan Pablo II y el mullido césped de los jardines de la Casa Blanca en Washington. Pero estas visitas no fueron más que dos hitos en un camino de superación en el que logró desde muy pronto que su obra fuese valorada en sí misma, y no por su discapacidad. Esto lo alcanzó tanto en los reconocimientos y galardones que recibió en diversos países como en los importantes lugares en los que hay colgada alguna obra suya. Nunca renegó de sus raíces. Desde aquella primera exposición en Castro del Río en 1963 hasta el fin de sus días, su localidad natal ha sido una constante que ha quedado plasmada de infinidad de maneras. La evolución de esta localidad a lo largo del último medio siglo se puede seguir con toda precisión a través de una obra que la capta desde los planos generales de distintas perspectivas, hasta los detalles de su arquitectura o de su Semana Santa. La tenacidad que se destacaba en las primeras líneas hizo que Cristóbal Toledo triunfara culturalmente en Córdoba sin la necesidad de formar parte de esos cenáculos tan característicos del mundo artístico de esta ciudad y que son los que se encargan de decidir quién debe triunfar y quién no. El convencimiento en sí mismo de Toledo le hizo pasar con facilidad por encima de estos tristes grupúsculos que se creen con el poder de asfixiar a todo aquello que no cuenta con su bendición; laica, por supuesto. Cristóbal Toledo se marcha, pero nos quedan de él muchas cosas; quizás la más importante de todas es la de haber demostrado que no hay adversidad en la vida que nos impida cumplir nuestros sueños.

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