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ABC CORDOBA 30-07-2015 página 14
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14 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA JUEVES, 30 DE JULIO DE 2015 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO OLOR A GAS Espectacular Sánchez prometiendo una reforma que ya existe y no apoyó L lodazal de la trama Púnica, toda esa mangancia desvergonzada, chuleta y arrabalera que ha ido contando ABC acorde a su compromiso con la verdad, casi convierte las comedietas de Torrente en un tratado de ética. Es triste que luminarias como Aguirre, que ven crecer la hierba e imparten doctrina urbi et orbe, no se percatasen de que algo olía a podrido en Dinamarca. Por fortuna Maroto y Casado, los nuevos injertos sin corbata, insertados en el tronco carcomido de Génova con la esperanza de que el árbol dé más flores que chorizos, están diciendo en alto lo que hay que decir. Tal vez porque huelen a nuevo y limpio, hacen lo que debieron hacer sus jefes el mismo día en que se supo que a Bárcenas le había tocado el Euromillones: pedir perdón, repudiar a los golfos y reconocer su bochorno. Pedro Sánchez, secretario general del partido de Griñán y Chaves y que tiene imputado por un chanchullo inmobiliario a su líder en Galicia pero no lo echa ni con agua caliente, decidió ayer legítimamente afear al PP el caso Púnica. Pero algunos días, ay, es mejor apalancarse en la piltra todo el día y no hollar la rúe. Esta es la mía se debió decir el buen Sánchez a cuenta de las andanzas de Granados, y allá se fue a predicar ética a la Asamblea de Madrid. Con su mejor uniforme a lo Tsypras y estudiada mirada telegénica de Intensidad 10 en la Escala Sánchez, es decir, taladrando la cámara con los ojos como si fuese a esculpir la nueva ley mosaica, el líder de la oposición ahuecó la voz con solemnidad y proclamó: Si en noviembre soy presidente, modificaré el Código Penal para que se actúe contra el patrimonio del condenado y el que pueda esconder a nombre de terceros Luego, ya gustándose, añadió: Conmigo al frente del Gobierno, el que la hace la paga y lo paga Pero hete aquí, oh fatal coletazo del azar, que esa reforma, prometida con voz engolada y rostro de estadista de primero del Actors Studio, ya la había sacado adelante el pasivo y luciferino Mariano y está en vigor desde el 1 de julio. Además, para más inri, el PSOE se negó a apoyar la medida en el Congreso. En resumen: tenemos como líder de la oposición a un ignorante de verbo ligero, que promete como nuevas leyes que ya existen y que ni siquiera sabe que su propio partido las acaba de rechazar. Es una desgracia para España que así sea, pero de nuestro líder de la oposición empieza a emanar un fuerte olor a gas, a absoluta inconsistencia. Su oportunismo y sus sofismas, su apostura y juventud, pueden darle votos. Pero la pasta política y moral que va mostrando no son las de un gobernante. Ni antes ni después pactaremos con los populismos prometía en septiembre cuando se le preguntaba por Podemos. Hoy es su socio preferente. En 2011 defendió y votó a favor del techo de gasto en la Constitución. Ahora promete derogarlo. Como dádiva a los sediciosos propugna una España federal que no explica, cuando de hecho el nuestro ya es un Estado de modelo federal... Va y viene, como una veleta sin rumbo... que se puede sentar en la Moncloa con Iglesias en noviembre si al PP le siguen asomando grandes éxitos de su pasado reciente en la crónica de sucesos. E CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC ¿EL ÚLTIMO VERANO? No estará el Comercial para mi vuelta. ¿España? ¿Quién puede ahora decirlo? ¿Pretérito infinito? Será un invierno duro N O estará el Comercial al volver del verano. Otra de tantas cosas que no serán, que fueron y, de pronto, el pasado reviste de distancia: pretérito infinito, donde habita el olvido. Un hombre fantasea, en la lenta pereza de este Madrid de julio, donde todo es metáfora, porque no hay realidad que sobreviva al termómetro inmóvil, al tiempo ajeno al tiempo del verano. Será el año, se dice, del tránsito a la nada de algo que, en sus recuerdos, estuvo desde siempre. La muerte no es pensable, dice un maestro griego. Ni la del Comercial ni la de lo que amamos. Ni siquiera la de lo que nos es ajeno. Tampoco la de España. Acaecen esas cosas, sin embargo. Y un día uno se encuentra, sobre todo en verano, con el mundo invertido: y lo impensable es ya; y la imagen, tan viva, de las cosas que fueron se hace irrecuperable. El verdadero ciclo de los hombres lo marca esa pequeña muerte que son las vacaciones: la esperanza blindada, de que el jodido mundo que cada doce meses nos deja sin aliento, cascarones vacíos hartos de repetirse un día detrás de otro, va a ser puesto en suspenso. Y que, en cuatro semanas, todo estará borrado: nuestro deber tasado, y, en él, nosotros mismos, que somos sólo sombra de nuestras disciplinas. Quisiéramos matar los gestos repetidos. Lo hacemos, de algún modo: lo intenta- mos. Fallido, casi siempre, ese intento nos deja la piadosa mentira de que un día volveremos al cero. Y, así, cada verano irrumpe el fin del mundo. De un mundo, nuestro mundo, que es lo único a lo cual sabemos llamar mundo. Veranos de la infancia: territorio infinito. Tan efímero ahora. Igual es la cesura. Mentimos el paréntesis de todos los estíos. Vivir es el monótono retornar sin saberlo. ¿Qué quedará a la vuelta? Y es en este verano cuando, al fin, la pregunta trivialmente retórica de todos lo agostos cobra tinte verídico. Porque es verdad que hay veces en que los exorcismos que los hombres repiten para andar soportándose, revisten realidad. Y vienen malos tiempos. Porque los hombres cambian, ciertamente. A peor, por supuesto. No es exaltante el mundo, claro está, en que vivimos. Nos quejamos, sabiendo que puede ser peor. Todo puede empeorarse: es ley de la materia. Tal vez en unos meses, de la palabra España quede sólo memoria, solo melancolía. Y sabremos entonces que perdimos, no una simple palabra, perdimos lo que somos: pasados y futuros. Miré los muros de la patria mía... No son los muros, no, lo que a mí me conmueve; es la precisión clara del limpio endecasílabo. Sin España, Quevedo no sería. Ni Góngora: la razón abra lo que el mármol cierra Otros serán heridos de otros diversos modos. Mas mi melancolía está hecha de esos nombres que hicieron mi cabeza un galopar de sílabas, un huracán de letras, matemáticamente resuelto en escritura. Mi España es Garcilaso, los sonetos de Aldana, la abismática hondura del gran Jorge Manrique, la sobriedad estoica de Las ruinas de Itálica, la lúcida tragedia del Cristo de Velázquez, el amargo sosiego de un poeta exiliado que, a solas con su lengua, se desgarra en el Díptico español, sin retorno. No es una convención de Estado o de política lo que me duele sospechar en su ocaso. Son todos, cada uno, los libros que he leído: los libros, sin los cuales, yo sería un imbécil, ajeno a la tragedia que viene de camino. Huyo, con la esperanza falsa de retornar de nuevo a lo de siempre. No estará el Comercial para mi vuelta. ¿España? ¿Quién puede ahora decirlo? ¿Pretérito infinito? Será un invierno duro.

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