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ABC CORDOBA 21-07-2015 página 17
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ABC CORDOBA 21-07-2015 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC MARTES, 21 DE JULIO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC DESDE MI RINCÓN JOSÉ LUQUE VELASCO LEYES POCAS Y DE FÁCIL CUMPLIMIENTO Es cierto que la economía ha mejorado, pero lo ha hecho a costa de una clase media que ha sufrido y sigue sufriendo abusos P PASAR EL RATO volvemos a los poetas, para sublimar la melancolía. El pueblo apenas tiene noticia de ellos. Los percibe lejanos, abatidos, sin sangre, sin fuego, lamiéndose las heridas en el rincón del fracaso. O así le parece a uno. Algunos se han refugiado en sus habitaciones particulares. Del exalcalde se dice que medita en retirarse al Congreso: votar, votar y no pensar en nada. Desde la noche triste no se les ve en el campo de batalla política, no vibran con las vibraciones de la calle. Tú, el más grande rugido, callado y más callado y más callado Ganaron, pero no triunfaron, y mucha gente tiene la impresión de que no han sabido recibir a la adversidad con la misma indiferencia con que hay que recibir al éxito. Las grandes personalidades se prueban en el infortunio, porque entonces se crecen. Aprender a fracasar es una aventura de aristócratas de la inteligencia. Para triunfar sirve cualquiera. ¿Quién habla de victorias? Sobreponerse es todo termina Rilke el Réquiem para Wolf. Basta. Se acabó el duelo. Vuelva la viuda al mundo, que viene bien llorada. Píntese, decórese, póngase vestidos de vistosos colores, pulseras y abalorios. Vuelva a ser alegre y orgullosa. Es conocido que la viudez rejuvenece física y psicológicamente a muchas mujeres. A Electra le sienta bien el luto Uno pide disculpas en nombre de los maridos de larga duración. Compórtese el PP como una viuda del poder. Tome ejemplo de la novia de Vargas Llosa, una experta en remunicipalización conyugal, que emergía con más ímpetu de cada vacío del poder: un cantante- -el de más proyección internacional de los españoles- un empresario aristócrata, un ministro y un Premio Nobel. Su actual compañero transeúnte es autor de obras memorables, pero la señora Preysler ha escrito el que, muy probablemente, es el libro de familia más brillante de España. Vuelvan y cautiven a los que decepcionaron. Vuelvan y demuestren que valen para algo más que ocupar el poder. El que sólo sirve para ganar, no sirve para nada. JOSÉ JAVIER AMORÓS VIUDA DEL PODER El PP ganó el 24- M en Córdoba pero no triunfó, y mucha gente cree que no han sabido recibir a la adversidad H ubo una vez en Córdoba un partido político que se llamó PP. Nacido para el poder y la gloria, dirigió el Ayuntamiento durante los últimos cuatro años. Y se presentó a las elecciones de mayo con el convencimiento de que todo continuaría igual. En los despachos se mantenían las fotos familiares, y los dibujos de los niños, y el bastón de senderista, y un reloj sin pilas, y aquella flor cursi desmayada en un vaso vacío. Hasta ese punto llegaba la confianza en el triunfo. Incluso el Cristo de marfil se mantenía resignado en la vitrina, con lo fácil que hubiera sido para Él marcharse por su cuenta al museo. Pero no quería quitarles la ilusión. Y llegó el recuento y, a partir de él, la vida política cordobesa se remunicipalizó, digámoslo con la vigorosa metáfora del concejal lingüista García. Una insuficiente victoria cubrió de pena y cenizas el corazón popular. Y se retiraron a la triste soledad de sus retiros, para llorar la ausencia inolvidable del poder. Entraron en depresión. Muy justificadamente. El gran poeta francés Paul Verlaine describe sabiamente lo que debieron sentir: la peor pena es no saber por qué ¿Por qué ha sucedido? ¿Por qué a nosotros? ¿Qué se ha hecho del esplendor en la yerba, de la gloria en las flores, que ni siquiera persiste en el recuerdo, oh, Yeats? Hoy latón venía a decir que uno de los castigos por negarnos a participar en la política es que terminamos siendo gobernados por los peores. Las encuestas indican que la valoración que hacemos de los políticos es mala. Nada más necesario para evitarlo que atender los consejos del filosofo griego y participar en la cosa pública. Quienes estamos en nuestro trabajo sin ambicionar la participación en la política, podemos hacerlo manifestando de manera abierta, educada y sin dobleces, nuestra opinión sobre las decisiones que los políticos adoptan, o sobre las actuaciones que realizan o permiten. Hay que perder el miedo a decir lo que pensamos. Esto que parece tan sencillo, se echa de menos en muchos ciudadanos que prefieren callar para no molestar al poder, dando lugar a que unas determinadas minorías actúen como portadoras de la única ideología válida y democrática. En esa línea de participación quiero pronunciarme sobre un tema que considero debería solucionarse a la mayor brevedad. Es cierto que nuestra economía ha mejorado. Pero lo ha hecho a costa de una clase media que ha sufrido y sigue sufriendo algo que empieza a resultar abusivo e injusto. Creo que es una de las causas del distanciamiento que existe entre el PP y esa masa crítica de ciudadanos necesaria para alcanzar una amplia mayoría. En España, como en algunos otros países, las leyes fiscales son excesivas, imprecisas, inestables y adolecen de una falta de homogeneidad que las hace difíciles de comprender y, en muchos casos, de cumplir. La variada interpretación que de ellas hacen los tribunales e incluso la propia Administración, origina una enorme inseguridad en el contribuyente. Si a eso sumamos las desiguales legislaciones que sobre un mismo concepto emanan las múltiples administraciones, el problema se complica más. De otra parte, la visión que de la realidad perciben los administradores políticos, se aleja cada día más de la que soporta el contribuyente. Esto puede estar originado por una obsesión recaudatoria que les ciega, o porque la Administración se ha convertido en un negocio cuyo fin último está en explotar al contribuyente a través de las sanciones. Esta divergencia en la percepción de la realidad se materializa cada vez que nos disponemos a liquidar cualquier impuesto en el que el valor de un bien entra en juego. A nadie puede extrañar que esta situación se nos antoje injusta e incomprensible. Máxime cuando el punto de mira de las oficinas de gestión se ha puesto sobre los pequeños contribuyentes, puede que buscando el camino más fácil para alcanzar cuanto antes el objetivo recaudatorio. Pero a nadie puede extrañar tampoco que esos contribuyentes rechacen la participación en una democracia en la que se sienten explotados.

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