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ABC CORDOBA 12-07-2015 página 15
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ABC CORDOBA 12-07-2015 página 15

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ABC DOMINGO, 12 DE JULIO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS CALLES Y CÁLLATE Como el único problema que hay en Cádiz es que el estadio se llama Carranza, Kichi lo va a borrar del tirón M enos mal que Manuela Carmena está en todo y que la tenemos de alcaldesa de Madrid... Sí, aguanten la risa: doña Manuela Carmena es alcaldesa de Madrid. Cosas peores que han ocurrido en España, que no son de reír, sino de llorar. Como que ondee la bandera de las Vascongadas en la Pamplona de las novelas de Hemingway y García Serrano. O yo no sé ni papa de Geografía o Pamplona no está en las Vascongadas. Al menos hasta hoy. Pero como el Tonto de la Bandera está que no para, en los balcones del chupinazo puso no sólo la bandera de las Vascongadas, sino la de Grecia. ¿Qué moño tendrá que ver Grecia con la fiesta que por culpa de Hemingway se llenó de americanos borrachos a los que, naturalmente, les pegan cornadas gordas los toros del encierro, como es obligación de todo bravo? Pero íbamos por Manuela Carmena. No sabe esta señora el peso que me ha quitado de encima. Por las noches me despertaba sobresaltado en mi preocupación, y me preguntaba: ¿Pero cómo Jardiel Poncela, con la gracia que tenía Jardiel, tiene aún calle en Madrid, con el malaje y la guasa que tienen los que ahora gobiernan la capital del Reino? Y no pegaba ojo en toda la noche con la preocupación. Como lo de Manuel Machado. ¿En qué cabeza cabe que Manuel Machado tenga una calle en Madrid, si no se llamaba Antonio, ni era rojo, ni murió en Collioure con una señora madre trianera preguntando a su lado si faltaba mucho para llegar a Sevilla, ni le dedicó poema alguno a la pistola del asesino de Líster, ni nada? Como lo de Mihura. Hombre, si todavía fuera Miura sin hache intercalada, los toritos que ya no le tienen miedo a nada porque murió El Espartero, el mejor que los mataba... ¿Pero vamos a quitarnos los tres sombreros de copa del callejero por el inventor de La Ametralladora y de La Codorniz Por eso Manuela Carmena ha hecho estupendamente con resolver el problema más grave que tenía Madrid: los nombres de las calles. Es como Kichi en Cádiz. En Cádiz, como saben, no hay el menor problema de paro: todo el mundo tiene currelo. Los astilleros van de cine: ni han despedido ni prejubilado a nadie, Corea del Sur no les ha hecho la competencia y están de pedidos hasta la corcha. En cuanto a la vivienda, en La Viña hay un maravilloso chabolismo vertical ante el que los turistas se hartan de hacer fotos. Pero el estadio, ay, se llama Ramón de Carranza, y eso sí que no. ¿Cómo podían los gaditanos dormir tranquilos con el equipo de sus amores, la alegría amarilla del Cádiz C. F. jugando en un estadio que se llama Carranza? Incluso Manolo Santander, en su himno oficioso del Cádiz, Me han dicho que el amarillo se atrevía a rimar Carranza con Esperanza Benditos sean los que llenan de esperanza cada rincón, cada escalón de mi Carranza Ea, pues se jodió la rima de mi Carranza. Porque como el único problema que hay en Cádiz es que el estadio se llama Carranza, Kichi lo va a solucionar inmediatamente y lo va a borrar del tirón. En Sevilla ya hicieron esta mamarrachada absurda de aplicar el semillero de odio de la Memoria Histórica al callejero. Había una calle que se llamaba José María Pemán a secas. ¿Y qué hicieron? Pues que como eso era franquista, le pusieron Escritor José María Pemán Gracias al Pacto de Perdedores PSOEIU supimos que Pemán no era perito agrícola o cirujano, sino escritor. Y también tenía una plaza Ruiz de Alda, el héroe del vuelo del Plus Ultra y fundador de la Falange. ¿Y qué hicieron? Pues que le pusieron Plaza Aviador Ruiz de Alda Y es que ya sabes: tú coges a un fundador de la Falange, lo montas en un avión y deja automáticamente de ser fundador de Falange. Espero que al modo de la foto de Lorca y Dalí en una avioneta de cartón- piedra en una barraca de feria, la Carmena y el Kichi suban en un avión, a lo Ruiz de Alda, a toda la Historia de España que quieren borrar para tapar la boca al rojerío con el cambio de nombre de las calles en vez de solucionar el paro. IGNACIO CAMACHO DEMASIADO PRONTO DEMASIADO TARDE Del congreso de UPyD sólo debería haber salido una comisión liquidadora para ordenar las cuentas y apagar la luz Rosa Díez hay que reconocerle un doble e indiscutible mérito: su coraje contra el terrorismo que incluye una indesmayable defensa de la dignidad de las víctimas y su perspicacia para detectar antes que nadie el espacio que en la sociedad española se estaba abriendo para un partido tercerista. Lo levantó de la nada con una tenacidad tan persistente como la contumacia en el error con que luego se aplicó a destruirlo. Por cada uno de sus aciertos iniciales cometió varias equivocaciones, todas ellas decisivas. Una, su creciente antipatía, su empeño por reñirle a todo el mundo con gesto agrio de señorita Rottenmaier. Dos, la creación de un sectario aparato de poder orgánico similar al de las fuerzas convencionales que cuestionaba. Y tres, la arrogante miopía con que enfocó su (no) relación con Ciudadanos, cuya fulgurante irrupción fue incapaz de detectar en una mezcla de celotipia y menosprecio. El de UPyD es un caso para estudiar en las facultades de Políticas cuando dejen de monopolizarlas los de Podemos: cómo una misma líder puede crear y hundir en tiempo récord un proyecto que, como ha demostrado el éxito de C s, contaba con demanda social y condiciones de arraigo. Aquella formación esperanzadora es hoy un partidito residual cuyos restos se debaten en una estéril pugna facciosa que recuerda demasiado la manida secuencia de los frentes palestinos de La vida de Brian Del congreso de ayer, sustanciado casi a cara de perro entre los escasos supervivientes del naufragio electoral y de la indisimulada opa lanzada por Albert Rivera, sólo debía haber salido una comisión liquidadora, un grupo de leales encargados de ordenar las cuentas, apagar la luz e irse a brindar por la melancolía de lo que pudo haber sido. Pero el carácter terco de Díez se ha trasladado a lo que queda de su efímera obra política con una voluntad casi intemperante de resistencia. Mientras sus votantes, cuadros medios y dirigentes transitan con mayor o menor disimulo y prisa hacia los predios del riverismo emergente, los pretorianos de R 10 continúan aferrados a la legitimidad de una patente cuya licencia de explotación les han enajenado en su propia cara. La realidad es que se trataba de una propuesta honorable, digna y sensata que merecía mejor suerte. La política española se empobrece sin el impulso regeneracionista, independiente y crítico que no ha sabido defender su propia impulsora, incapaz de adaptar sus estrategias a los ritmos compulsivos de la escena pública. Rosa Díez volcó en su criatura lo mejor y lo peor de sí: la intuición y la valentía, el hiperliderazgo y la soberbia. Pero no supo leer ni administrar los tiempos. Le faltó madurez para encajar la competencia de C s y le sobró ego para gestionar un pacto equilibrado. Su fracaso se ha debido a una cuestión de plazos. Llegó demasiado pronto y ahora no comprende que ya es demasiado tarde. A JM NIETO Fe de ratas

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