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ABC CORDOBA 07-07-2015 página 32
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ABC CORDOBA 07-07-2015 página 32

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32 CÓRDOBA MARTES, 7 DE JULIO DE 2015 cordoba. abc. es ABC IU se desmarca y no ve problema en el cuadro de San Rafael El PP califica la idea de su retirada del hall de Alcaldía como ocurrencia absurda J. P. R. A. CÓRDOBA El cuadro de San Rafael ubicado en el hall de Alcaldía no supone un problema para el primer teniente de alcalde, Pedro García, y a su juicio tampoco es un problema para los cordobeses, pese a las miles de muestras de adhesión por redes sociales a que el lienzo se quedara en el lugar que ocupa en el Ayuntamiento después de que la alcaldesa anunciara que lo retiraría junto al resto de símbolos religiosos que existen en este lugar. Pregunta sobre si era partidario de retirar o no el cuadro, Pedro García evitó contestar en varias ocasiones alegando que un cuadro no es un problema para los cordobeses y las cordobesas, para mí no lo es y para los cordobeses tampoco Se negó a contestar también a preguntas sobre la suerte que deben correr el resto de cuadros de temática religiosa del hall de Alcaldía, limitándose a decir que cuanta más separación haya entre Iglesia y Estado, mejor Llama la atención que el cuadro de San Rafael no supongo ahora un problema para el hombre fuerte de IU en el Ayuntamiento cuando, sin ir más le- jos, el jueves pasado sí suponía un verdadero problema para su socia de gobierno, la alcaldesa, Isabel Ambrosio, quien aseguró que lo retiraría por el respeto a la laicidad en el ámbito de lo público y para que todos los cordobeses pudieran disfrutar de unos lienzos que son obras de arte en una nueva ubicación, pese a que el lugar en el que se encuentran es un espacio público y de libre acceso de los cordobeses. De hecho, aseguró que el traslado se produciría cuando tengamos un lugar para albergar las pinturas. Días después de esto, sin embargo, Ambrosio rectificaba mediante un comunicado su postura de retirar el cuadro del siglo XVII obra del pintor Antonio del Castillo. La primera edil aseguraba en la nota que en ningún momento se ha planteado que el lienzo abandonase su ubicación en lo que también es el vestíbulo del Salón de Plenos. Ahora bien, la primera edil se cuidó mucho el jueves de pronunciar un categórico sí o no sobre la retirada de los cuadros, aunque todas sus declaraciones fueron en el sentido de quitarlas. A buen seguro, era consciente de la polvareda que se iba a levantar. Baste recordar que en Facebook se creó un grupo contrario a la retirada del cuadro que acumula a día de hoy, y pese a la rectificación de Ambrosio, a 23.000 miembros. Por su parte, el viceportavoz del grupo municipal del PP, José María Bellido, calificó ayer el asunto de la retirada del cuadro pretendida por la alcaldesa como una ocurrencia absurda En días pasados, el PP ya consideró que al equipo de gobierno le faltaba solo declarar a San Rafael non grato por lo que ahora esperan que no haya más ocurrencias de este tipo. Pedro García junto al cuadro de San Rafael antes de un pleno VALERIO MERINO TRIBUNA ABIERTA JUAN M. MORENO CALDERÓN SAN RAFAEL Y ANTONIO DEL CASTILLO La sede del poder municipal debe reflejar la historia de la ciudad que representa L a polémica suscitada estos días en torno a la retirada o no de su actual emplazamiento del lienzo dedicado a San Rafael que luce en el vestíbulo de la planta primera del Ayuntamiento, junto al Salón de Plenos, ha servido, entre otras cosas, para que fijemos nuestra atención en la buena factura de la pintura que ha motivado la controversia y, por ende, en la personalidad de su autor. Nada menos que Antonio del Castillo, una de las figuras más insignes que ha dado Córdoba en el cam- po de las artes plásticas y referencia obligada al tratar sobre la pintura española en el Barroco. Y es que a pesar de no tener la relevancia de otros maestros de su época y, en concreto, de la cercana escuela sevillana de la que bebió, no hemos de dejar de ser plenamente conscientes de la notable importancia de este artista, no valorado en su justa medida durante largo tiempo y ni siquiera suficientemente conocido por los propios cordobeses. En cuanto al lienzo que nos ocupa, data de 1652 y fue fruto del encargo que el Caballero Veinticuatro de la ciudad don José de Valdecañas y Herrera hizo al pintor cordobés, con motivo de la epidemia de peste que asoló Córdoba por aquellos años. Debía estar dedicado al arcángel San Rafael, protector de la ciudad y objeto de enorme devoción popular con el paso de los siglos (como bien ponen de manifiesto los numerosos triunfos repartidos por la ciudad) y colocarse en la sala de reunión del Concejo. Hasta aquí la historia. En cuanto a la pertinencia o no de que esta obra pictórica permanezca en el Ayuntamiento, bien pudiera responder a la idea de que la sede del poder municipal debe reflejar la historia de la ciu- dad que representa; máxime cuando, como en el caso de Córdoba, no se dispone de un museo de la ciudad y los existentes de titularidad municipal (Julio Romero de Torres y Taurino) están dedicados a temáticas concretas que nada tienen que ver con esta cuestión. Por consiguiente, tanto el hecho de tratarse de una significada obra de Antonio del Castillo, como el que el lienzo represente al Custodio de Córdoba habrían justificado que, desde hace más de treinta años, esta obra artística engalane la planta noble del Consistorio, así como que en 2003 el propio gobierno municipal tuviera el acierto de promover la restauración del cuadro. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las obras artísticas debieran considerarse como tales (es decir, como creaciones humanas que son y, por tanto, expresión viva de la cultura de los pueblos) sin que ello esté reñido con el respeto a la aconfesionalidad del Estado que se procura desde los poderes públicos. De no ser así, sería muy difícil situar el límite de dónde termina una cosa y dónde empieza la otra, pudiéndonos ver inmersos en situaciones verdaderamente inexplicables. De hecho, a nadie se le ocurriría cuestionar que grandiosas obras musicales de contenido sacro o con clara motivación religiosa, como muchas de Palestrina, Bach, Haendel o Mozart, dejaran de interpretarse y escucharse en recintos sostenidos con fondos públicos. Ciertamente, cuando escuchamos la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach o el Réquiem en re menor de Mozart, es la extraordinaria belleza de la música lo que nos sobrecoge y emociona, seamos o no religiosos. Pues igual debiera ocurrir con las obras pictóricas o escultóricas de temática religiosa (que, por cierto, pueblan la historia universal del arte) sin que eso contradiga el hecho cierto de que el lugar natural de exposición de las mismas sean los museos, por disponer de las mejores condiciones de conservación y difusión de las obras de arte. Como en casi todo, es el sentido común el que debiera guiar nuestro proceder. Pero, siendo positivos, quizás una buena conclusión a esta polémica un tanto absurda sería la de aprovechar el cuarto centenario del nacimiento de Antonio del Castillo, que se conmemorará en 2016, para dedicarle una magna exposición, la cual nos ayudará a buen seguro a conocer mejor a este cordobés universal y difundir su magnífico legado.

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