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ABC CORDOBA 26-06-2015 página 17
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ABC CORDOBA 26-06-2015 página 17

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ABC VIERNES, 26 DE JUNIO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC EL DEDO EN EL OJO MARIO FLORES SÍ SE PUEDE La oenegé Infancia Solidaria de Lucena es un claro ejemplo del menester solidario que falta en partidos, sindicatos, etcétera ace una semana que Joaquín Moeckel se comprometió conmigo a difundir la formidable muestra de fraternidad que habíamos presenciado. Lo hizo en la cena posterior a la primera edición de premios solidarios que la oenegé Infancia Solidaria celebró en el flamante auditorio de Lucena el pasado viernes. El prestigioso y valiente abogado sevillano coincidía conmigo en señalar que raramente puede uno asistir a tamaña muestra de generosidad, entrega y consagración al otro, valores humanos éstos a los que se dedica con pasión la mencionada oenegé. Infancia Solidaria, con sede en Lucena para toda Andalucía, trabaja incansablemente para compilar todos los recursos necesarios (económicos y humanos) que permitan traer a nuestra tierra a niños de África cuya vida está gravemente comprometida por culpa de peligrosas cardiopatías. Guinea Bissau o Kenya no disponen de los recursos que sí tenemos en el hospital Reina Sofía de Córdoba, uno de los centros de referencia al que acuden estos niños de la mano del entregado presidente de la asociación, Ángel Parejo, cuyas inspiraciones humanistas ya quedan recogidas en su nombre de pila. Infancia Solidaria paga los pasajes de avión, encuentra familias colaboradoras para que acojan en sus hogares a los niños y sus madres durante el tiempo que necesiten, acompaña a los pequeños y a sus mamás en los difíciles momentos de hospitalización (intervención quirúrgica, cuidados intensivos, planta, recuperación y alta cuando todo va bien) anima a las personas a colaborar como voluntarios de la oenegé y coordina sus actuaciones, así como tantas y tantas otras tareas que procuran, finalmente y de manera literal, insuflar vida y esperanza a niños cuya existencia, sencillamente, no sería posible sin el trabajo de Infancia Solidaria. En la referida gala recogieron sus premios las familias de acogida, el equipo de cardiología infantil de Reina Sofia, los voluntarios, Unicef España, oenegés hermanas (Anidan, oenegé española en Kenya cuya increíble labor merece capítulo aparte) centros educativos y artistas de renombre que colaboran altruistamente con la asociación (David Peña Dorantes sin ir más lejos) Los testimonios, las muestras de solidaridad y los ejemplos de vida hicieron del teatro un espacio mágico en el que poder tocar con las manos la bondad y la generosidad humana en su versión auténticamente más sólida. Qué distinta la robustez de aquello con las proclamas hueras y vacías que hace tiempo pueblan nuestra calles y que pregonan los valores líquidos de los que, al final, pocos dan ejemplo. Coincidimos Moeckel y yo en que era difícil encontrar en estos menesteres solidarios a sindicatos, partidos políticos o colectivos de inspiración social. Están tan ocupados en agitar y calentar los ánimos que se olvidan de su impostado buenismo y se ausentan de lo verdadero. Creo que mienten al decir sí se puede porque sólo unos pocos lo pueden afirmar. H PERDONEN LAS MOLESTIAS ARIS MORENO ANTIPARQUE Los jardines centrales de Córdoba vienen siendo sometidos en las últimas décadas a una colonización progresiva de ladrillo y hormigón O tenemos nada en contra del Mercado Victoria. En serio. Es más: saludamos cualquier iniciativa empresarial que dinamice la actividad económica y genere riqueza y empleo. Ustedes ya entienden. Este es un ejemplo encomiable. Un proyecto de alta gastronomía, innovador y bien ejecutado, que emula el modelo del madrileño Mercado de San Miguel. Igual que aquel, el de Córdoba recupera el viejo patrón de mercado gremial pero actualizado, acicalado, vigorizado y para consumo instantáneo. El consumo inmediato es la seña de identidad de nuestro tiempo. Los antropólogos tienen ahí materia para hacer punto de cruz. Usted llega, compra unas chacinas ibéricas por aquí, un pintxo vasco por allí y se sienta tranquilamente a departir con una caña de cerveza tirada como dios manda. El establecimiento es coqueto, luminoso y agradable. Con un puntito VIP. Dispone de un edificio anexo y de una zona de copas en la trastienda. El diablo se esconde en los edificios anexos. Eso lo sabe cualquier arquitecto. Usted arranca el proyecto con una estructura consolidada en medio de un parque y añade el anexo de marras, que a la postre resulta ser tan edificio como el edificio principal. Luego redondea la superficie con áreas para veladores y ya tenemos una linda parcela acotada. Ahí es donde queríamos llegar. Los Jardines de la Victoria y su hermano menor, los de la Agricultura, N son el pulmón verde de la Córdoba urbana. Un pulmón medio tuberculoso, todo hay que decirlo, por la colonización intensiva a que ha sido sometido en las últimas décadas. El Mercado Victoria es el penúltimo cuerpo extraño incrustado en la masa arbórea. El lugar del establecimiento gastronómico es el idóneo para el establecimiento gastronómico. De eso no hay duda. Pero no tanto para el parque. Un parque es un enclave urbano destinado a esparcimiento y recreación de los ciudadanos. Lo dice la Wikipedia, que es, como todo el mundo sabe, la biblia contemporánea. Partiendo de esa definición elemental, que entiende cualquier párvulo, podríamos llegar a la conclusión de que el concepto hace aquí aguas por todas partes. Ahí tenemos el caso, por ejemplo, de la Biblioteca del Estado, para la que no se ha encontrado mejor ubicación en toda la ciudad que la estupenda rosaleda del extremo norte de los Jardines de la Agricultura. Por ese lado, el parque va a sufrir una inminente amputación en uno de sus órganos vitales. Somos entusiastas defensores de las bibliotecas. También de los parques. Y ambos intereses podrían conjugarse con más inteligencia y respeto mutuo en la planificación urbana. Pero claro: en la liberación de 50 hectáreas de suelo tras el soterramiento de la vía férrea se han asignado solares para todo el mundo menos para una biblioteca pública. La colonización del parque central de Córdoba es providencial. Ya recibió el impacto violento de un hotel con piscina en su borde sur a mediados de los años cincuenta. Fue el propio Ayuntamiento quien permitió en suelo municipal esa brecha de hormigón en zona verde. Eran años de promoción turística y la ciudad carecía de infraestructura hotelera. Bueno va. Cincuenta años después, cuando caducó la concesión municipal, en lugar de colocar una palmera datilera en el solar se prorrogó sine die el permiso de la mole que ustedes conocen. Justo al lado del hotel permanece desde tiempo inmemorial un enigma que atiende por el nombre de Centro de Educación Vial. No dudamos de la radical importancia de unas dependencias de estas características. ¿Pero no hay un sitio mejor? Es solo una pregunta. Una más para intentar desentrañar este misterio urbano llamado antiparque.

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