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ABC CORDOBA 25-06-2015 página 15
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ABC CORDOBA 25-06-2015 página 15

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ABC JUEVES, 25 DE JUNIO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN BANALIZAR EL TERROR Quien comparte fines similares acaba comprendiendo medios en el afán de alcanzarlos, y a menudo incluso secundándolos A Pablo Iglesias le duelen los terroristas presos. El líder de Podemos nunca ha derramado una lágrima pública por los huérfanos privados de padres, las madres amputadas de sus hijos, las viudas, los heridos en cuerpo y alma, los desterrados de su hogar y demás víctimas de la banda asesina, pero se conmueve profundamente ante la tragedia de los etarras encarcelados lejos de la casa familiar. También le emociona (son sus palabras) ver cómo un policía nacional es apaleado por una turba de manifestantes. El comandante en jefe de los indignados españoles denuncia la corrupción o los desahucios con tanta vehemencia como indiferencia muestra hacia el hecho de que haya más de trescientos atentados terroristas pendientes de resolución y, en muchos casos, incluso de investigación. No resulta sorprendente en alguien que, como proclama en Twitter Iglesias, no considera justo (sic) que vaya a prisión el portador de una mochila cargada de explosivos en una jornada de huelga general, mientras, según él, los responsables de quebrar los bancos permanecen en libertad. O sea, alguien que justifica implícitamente el recurso a la violencia como respuesta a una presunta impunidad de la delincuencia económica. Las simpatías del señor Iglesias están cada vez más claras. Su doble vara de medir, también. Al aspirante a liderar la izquierda española, desplazando de ese puesto a su muleta, Pedro Sánchez, no le incomoda lo más mínimo la iniquidad en sí misma, ni siquiera cuando toma la forma cruel de una niña como Irene Villa, privada de piernas por una bomba lapa colocada en el coche de su madre y sometida después al escarnio de un personajillo llamado Guillermo Zapata, compañero de filas podemitas del señor Iglesias y concejal en el Ayuntamiento de Madrid, sino su propia percepción sesgada de la misma. Una visión sectaria, tuerta, ayuna de cualquier vestigio de empatía hacia quien se aleje lo más mínimo de su ideología extremista, que le lleva a distorsionar la realidad hasta extremos únicamente alcanzados por los filoetarras de Bildu Amaiur Batasuna. Y lo peor es que no estamos ante un error de comunicación o el síntoma indeseado de una afinidad vergonzante, sino ante toda una estrategia política. Esta banalización del terror, despojado de su verdadero rostro y convertido en objeto de chanza, cuando no tergiversado en aras de transformar a los verdugos en víctimas y a estas en arpías resentidas sedientas de venganza, forma parte de ese asalto al poder que han puesto en marcha los cabecillas del populismo empeñados en convertir España en la gran cabeza de puente del chavismo en Europa, tras los pasos de Grecia. Sus hordas tuiteras, perfectamente organizadas y en formación de combate para la reproducción de consignas, llevan años descalificando cualquier crítica molesta por el procedimiento de etiquetar al criticado con el chascarrillo de es ETA O sea, vaciando de significado el drama asociado a la organización criminal con el fin de borrar de la memoria colectiva el ingente caudal de dolor provocado por sus pistoleros. Humor negro diría el concejal de Manuela Carmena, arropado por todos los que de un modo u otro han excusado sus palabras. Miseria moral, afirmo yo. Quien comparte fines similares acaba comprendiendo medios en el afán de alcanzarlos, y a menudo incluso secundándolos. Suele ser cuestión de tiempo. Paso previo indispensable es presentar lo inaceptable como algo inevitable y retorcer el fiel de la balanza ética hasta inmortalizar en una red social una perla como esta: El terrorismo financiero causa más dolor que el nazismo Firmado, Juan Carlos Monedero, 23 de junio de 2015. ¡Claro que Podemos! Ellos pueden. IGNACIO CAMACHO EL BANDERAZO La duda que plantea el banderazo de Sánchez es que no sea tanto un mensaje ideológico como una iniciativa de marketing ESDE el final del felipismo, o más exactamente desde el comienzo del zapaterismo, el PSOE tiene pendiente una suerte de reconciliación con la idea de España como nación de ciudadanos. Ese concepto igualitario que ZP puso en solfa al considerarlo discutido y discutible y dar alas a la nación de naciones o de territorios en aquella desquiciada ronda de estatutos a la carta. Por eso la exhibición de la ya famosa bandera banderón rojigualda de Pedro Sánchez constituye un gesto plausible de patriotismo constitucional que debería dejar de ser una rareza en la escenografía socialdemócrata, todavía dominada por el imaginario tardorrepublicano. El gran error de la Segunda República, a cuyo fracaso contribuyó en gran medida el PSOE, fue construir un régimen de media España contra la otra media; así lo plasmó en la Constitución del 31 y así lo simbolizó en la tricolor de la banda morada. La izquierda española aún vive instalada ese divisionismo trincherizo que no termina de encajar el desacomplejado sentimiento nacional en una integración democrática. La duda que plantea, sin embargo, el banderazo de Sánchez es que no sea tanto un mensaje ideológico como una iniciativa de marketing. En contraste con ese Rajoy peleado con todo lo que huela a comunicación política, el líder socialista ha entregado su estrategia de imagen a un gabinete de publicistas, y eso significa sustituir el debate de ideas por la superficialidad propagandística. Resulta algo más que verosímil la posibilidad de que los publicitarios hayan utilizado la bandera como un atrezzo circunstancial para causar impacto de opinión pública y así contrarrestar la etiqueta de radical que el PP trata de encalomar a su cliente tras los pactos con fuerzas rupturistas que enarbolan enseñas venezolanas. Como spot ha tenido un éxito indudable pero en España hay leyes que someten los productos anunciados a controles de verificación y regulan la publicidad engañosa. La sinceridad del gesto será fácil de comprobar a través de su continuidad en el tiempo, los escenarios y las coyunturas. En la larga precampaña electoral Sánchez va a tener oportunidad de repetir o no su mensaje emblemático. Sin necesidad de hacer ostentación de metros cuadrados puede exhibir en sus mítines catalanes esa bandera constitucional cuyo escudo integrador de los antiguos reinos ha ponderado incluso el muy federalista Miquel Iceta. En otros territorios bastará contar el número de rojigualdas, tricolores y rojas para saber si la grey socialista comparte o asimila esta proclamación de identidad prioritaria. En la mayoría de las Casas del Pueblo sigue presidiendo el salón, como una reliquia utópica, la nostálgica franja violeta de la tradición republicana. Pasar del marketing a la pedagogía le va a costar a Sánchez, como en su día a Carrillo, un serio esfuerzo de liderazgo prescriptivo. Cuestión de perseverancia. D JM NIETO Fe de ratas

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