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ABC CORDOBA 28-05-2015 página 66
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66 CULTURA JUEVES, 28 DE MAYO DE 2015 abc. es cultura ABC La ciencia, la cultura y la educación deberían ser cuestión de Estado Entrevista Carlos Álvarez Barítono El cantante malagueño regresa hoy al Teatro de la Zarzuela, en el que debutó hace veinticinco años JULIO BRAVO MADRID uelve hoy Carlos Álvarez al Teatro de la Zarzuela, donde hace veinticinco años debutó como protagonista en una recordada producción de este coliseo. No cantaba en su escenario desde 2006, cuando participó en la gala del CL aniversario del teatro. Lo hace hoy en una producción semiescenificada de la zarzuela La marchenera de Moreno Torroba, con dirección musical de Miguel Ángel Gómez Martínez y dramaturgia de Javier de Dios. Cuando me lo propusieron, no dudé asegura con su cálida e imponente voz el barítono malagueño, uno de los grandes nombres de la ópera internacional. Atrás ha quedado la lesión en sus cuerdas vocales que le mantuvo un tiempo alejado de los escenarios y que hizo peligrar su carrera. ¿Qué queda del Carlos Álvarez de hace veinticinco años? -Creo que sigo siendo el mismo. Mi actitud ante el trabajo no ha cambiado. Siento que todo lo que me ha pasado, lo que me pasa, es un regalo, y considero que la mejor actitud es siempre mantener el afán de las primeras inquietudes. Y yo las mantengo veinticinco años después; sobre todo porque la experiencia me ha permitido reafirmarme, al tener que rehacerte tras un revés como fue mi enfermedad. ¿Exactamente qué tuvo? -Una displasia severa del epitelio que recubre la cuerda vocal derecha. Es una alteración celular que está en el límite del cáncer de laringe. La situación era grave. No se produjo por un exceso de trabajo o una mala elección del repertorio. Le puede suceder a cualquiera; yo tuve la suerte de ser cantante y de darme cuenta enseguida. ¿Cómo lo notaba? -Tenía disfonía, no podía cantar el registro más agudo y tenía una enorme fatiga vocal; nunca antes lo había experimentado. ¿En esos momentos que le preocupaba? -No había riesgo vital, estábamos muy tranquilos. Pero cuando te dicen, después de veinte años de carrera, que tal vez no puedas volver a cantar, empiezas a pensar en cuál podía ser la salida... V Pero había posibilidades de volver a trabajar, y decidí intentarlo. Mi familia me dio su apoyo, y también encontré la colaboración de los teatros, que confiaron en que pudiera volver. Algunos la Ópera de Viena, el Liceo siguieron contratándome a la espera de cómo evolucionara. Fue un piropo precioso y un aliciente para seguir trabajando. ¿Siempre fue optimista sobre su regreso? -Algún momento de desaliento tuve, sobre todo cuando me probaba y veía lo lento del desarrollo. Pero lo más frustrante fue cuando me dijeron que era posible que no pudiera cantar más. El trayecto desde Málaga, donde estaba la consulta del médico, a Sevilla, donde vivo, lo hice conduciendo: no tengo recuerdo de ese trayecto, de lo ensimismado que iba. ¿Cómo fue la vuelta al escenario? -Muy emocionante. Fue con Don Giovanni en la Ópera de Viena, en noviembre de 2009. Pero un año después, ensayando Attila en Nueva York, tuve que cancelar porque la lesión se había reproducido. Me tuve que operar dos veces más, y la vuelta definitiva fue en mayo de 2011, en Bilbao, con un concierto en el Arriaga; fue quizá mucho más emocionante, porque ya no era un simple accidente, y tenía conciencia de la gravedad. En la última revisión los médicos, que son mis amigos, me abrazaron y me dijeron que era como si la lesión no hubiera estado ahí. Y me conmueve que, con todo el tiempo que ha pasado, la gente me siga preguntando cómo estoy. Eso es precioso. ¿Tuvo que aprender a cantar de nuevo? -Fue exasperante, porque pensaba: Yo sabía cantar. ¿Por qué me sucede esto? Pero es que al tocarse la cuerda vocal necesitaba una rehabilitación, que me sirvió también para enfrentarme con la realidad de lo que podía hacer o no. -Tener las puertas abiertas de los teatros habrá sido una satisfacción... -Me puse a la cola de los que estaban pidiendo trabajo porque los teatros seguian teniendo su programación. Todo esto sucedió cuando estalló la crisis. Y, después de ponerme a la cola, ya empezaron a contar conmigo. La complicidad de los teatros ha sido un gran aliciente y ha resultado fundamental. -No existe la percepción de que a la ópera le haya afectado la crisis. -En la ópera se puede correr el riesgo de vivir cinco centímetros por encima de la realidad. Pero, si miras alrededor, sí se vive. Algunos de nosotros somos unos privilegiados, pero la mayoría no. Hay colegas que se plantean no pagar la tasa de autónomos la mínima son 263 euros al mes porque necesitan ese dinero para sobrevivir. Y hay algo que sucede, sobre todo fuera de España, y 25 años del debut El reencuentro con este teatro ha sido emocionante En abril se cumplieron veinticinco años del primer día en que Carlos Álvarez entró en el Teatro de la Zarzuela, al que llegó a hacer una audición para la histórica producción de La del manojo de rosas que dirigieron Emilio Sagi y Miguel Roa. Confiesa que conserva de aquel día un recuerdo emocionante y que la sensación al recorrer los pasillos, ahora reformados, los camerinos y el escenario del teatro ha sido muy especial. Carlos Álvarez provenía del Coro de Málaga y había hecho dos pequeños papeles en Carmen en su ciudad natal y en Córdoba; y en Marina en Bilbao. Fue más impactante para mí incluso que el debut, en octubre de 1990. Audicioné con la escenografía de La dama de picas la ópera de Chaikovski que iba a cantar Plácido Domingo. Y en ese escenario, totalmente blanco, salí a cantar y conseguí el papel en la zarzuela, lo que supuso mi salto definitivo Carlos Álvarez, ayer en el Teatro de la Zarzuela

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