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ABC CORDOBA 28-05-2015 página 22
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ABC CORDOBA 28-05-2015 página 22

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22 CÓRDOBA JUEVES, 28 DE MAYO DE 2015 cordoba. abc. es ABC Miércoles de Feria Como quien busca la sombra Día de animación en el momento en que han comenzado las vacaciones para muchos, y que se vivió entre la penumbra de las casetas y la algarabía de las atracciones LUIS MIRANDA CÓRDOBA E N la tierra del sol, la sombra es la reina. Puede ser una más de las paradojas barrocas de esta tierra que ancló una cierta parte de su espíritu en el siglo XVIII, o quizá un juego de palabras de un sitio donde la gente ni siquiera se toma en serio a sí misma. El caso es que es cierto, o que hay determinados días en que parece que se cumplen estas aparentes contradicciones y a nadie le extraña. Allí donde tanto reina el sol, allí donde hay muchas horas y las nubes no son más que espectadoras pasivas de la Feria, allí donde se pueden pasar las semanas enteras sin una sola gota de agua aunque no sea verano, al astro rey hay que darle de lado. Es lo que buscan los que llegan hasta esta tierra y es de lo que huyen quienes viven en ella, no se sabe si por hartazgo o por pura necesidad física. Cuando el sol aprieta de una forma, los nativos son quienes más se escapan, los foráneos los que más lo disfrutan, porque los primeros ni siquera saben que pueden hacerlo. La Feria de Córdoba pertenece a lo que otro llamaría la primavera, que en esta tierra sin transiciones es el comienzo del verano y de la época en que uno se puede bañar sin notar demasiado el contraste al salir del agua. No es raro que llueva, aunque haga años que la Feria es seca, pero sí bastante normal tener que escapar del calor, y en El Arenal, mirando al oeste y al sur, no siempre es fácil. Es una fiesta que parece pensada mirando al sol, pero pensada por alguien que no conoce al sol de verdad. En Córdoba puede haber muchas terrazas, pero siempre con El consumo se reanima ¿Se reanima la Feria? Tras unos años en que la crisis se ha cebado con la última fiesta de mayo, que ha perdido muchas de sus casetas, quienes viven la cita por dentro coinciden en destacar un pequeño repunte del consumo. Las casetas tradicionales, por tener una demanda consolidada durante cada año por parte de las personas que forman parte de ellas, son las que menos lo han notado, pero sí se han dado cuenta de que hay más público y de que se pide con más generosidad. En La Castañuela hablan de un 5 o un 10 por ciento, pero serán los últimos días, cuando se abran las puertas de todas ellas a todas horas para el fin de semana, cuando se pueda constantar esta tendencia. Las de cofradías sí suelen estar abiertas todos los días y también lo han percibido. El fin de semana hubo más gente que otros años, aunque todavía es pronto para decirlo. Sí hubo más comidas familiares afirman en la caseta de la Estrella, una de las más animadas. También lo comprobaron ayer en la caseta de Entrevarales, de la cofradía de la Esperanza. Hoy se consume bastante, para el fin de semana puede ser espectacular aseguraron. Un grupo de jóvenes camina buscando la sombra por el recinto de El Arenal dalquivir, rincones que sin ser lo que se dice paraísos, sí que ofrecen en lugar en que descansar. Pero casi siempre son casetas. Contraste Familias con niños y grupos de amigos llenaban ya las calles del Real cuando el sol se despedía sombrillas, muchas calles peatonales, pero ya en mayo tienen que tener sus toldos para protegerse, gusta de disfrutarse del aire libre, pero allí donde el edificio de la esquina preste un buen rincón, es el que se busca. Gusta la luz, pero siempre con las gafas de sol puestas; la gente está en la calle, pero nunca se tuesta. Es el sino de la ciudad y la última fiesta de mayo no hace sino trasladar sus hábitos y cuitas, sus vicios y sus virtudes, a la ciudad efímera de El Arenal. La Feria de Córdoba es la fiesta de la sombra, la peregrinación en busca de los sitios en los que resguardarse del calor. A veces son árboles, sobre todo los más crecidos de la calle Gua- Refugio natural Cuando no hay aire acondicionado, que es muchas veces, las casetas son más que nunca casas antiguas que no conocían aparatos para enfriar, resecar el ambiente y traer algún catarro a destiempo, y para eso tienen que hacer que todo sea umbrío, conseguir que el sol pegue en los colores oscuros y se marche. Fue entonces un Miércoles de Feria en busca de la sombra, que parecía a ratos solitario, porque por las calles anchas no se veía a la gente, pero que en verdad era de multitudes, sólo que siempre buscaban las casetas por dentro. La mayor parte de ellas parecían casas antiguas, con mucha fachada, pocas puertas y menos ventanas todavía, y hasta recuperaban, como El Bocao, las persianas de esparto que

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