Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 26-05-2015 página 17
ABC CORDOBA 26-05-2015 página 17
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 26-05-2015 página 17

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página17
Más información

Descripción

ABC MARTES, 26 DE MAYO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 MONTECASSINO UNA RAYA EN EL AGUA HERMANN CASTIGADO POR LA VIDA Cuando una democracia puede sucumbir ante sus enemigos por la ceguera, falta de empatía e indolencia de sus gobernantes, es pertinente la máxima alarma E N el otoño de 1989, la República Democrática Alemana celebraba el 40 aniversario de su fundación. Lo hacía con gran despliegue de propaganda de los éxitos de la democracia popular y el socialismo, con desfiles y visitas de postín. El principal invitado era por supuesto y como siempre en las fiestas importantes, el máximo líder soviético, el jefe de la megafinca imperial heredada de Stalin, que entonces era Mijail Gorbachov. Nadie podía imaginar por entonces que un mes más tarde caería el Muro, un año más tarde desaparecería la RDA y dos años después, la propia Unión Soviética. Pero todo el mundo tenía su mirada puesta en aquellos actos porque todos sabían que algo tenía que pasar. El conflicto entre la realidad y el discurso público había alcanzado un nivel de tensión insostenible. La verdad oficial siempre fue mentira en los regímenes comunistas. Desde el primer momento. Con mentiras y crímenes se fundó el régimen en la zona de Alemania bajo ocupación soviética. Y con mentiras se gobernó siempre. Pero en aquel otoño, los alemanes orientales huían a millares por países vecinos hacia Alemania occidental. Cada vez eran mayores las manifestaciones que pedían democracia y libertad. La población estaba ya bien informada de todo lo que sucedía. Y frente a esas realidades comprobadas y vivi- das, la retórica de Erich Honecker que hablaba de un país irreal cuajado de fabulaciones, se convirtió en el principal generador de indignación. Más allá de las dificultades y los problemas reales, fue la incapacidad total de Honecker de aproximar su discurso a la realidad percibida ya por todos, lo que produjo la suficiente rabia para vencer a todos los miedos y el terror al aparato comunista y lanzarse la gente a las calles en las semanas siguientes. Hasta que el 9 de noviembre cayera el Muro, el régimen y el disparate. El 7 de octubre, el visitante Mijail Gorbachov abrazó y dio aquel legendario triple beso a Erich Honecker en la tribuna del desfile del 40 aniversario. Iba a ser el último. Y en su alocución, Gorbachov dijo la celebérrima frase. Quien no está a la altura del momento histórico es castigado por la vida El líder alemán, sin embargo, no se dejó impresionar ni por la realidad ni por las advertencias. Su propio discurso fue una interminable apología de las conquistas del socialismo y loas a la adhesión popular al régimen fue la condena de Honecker y precipitó el fin del régimen. Días después era depuesto. La retórica del triunfalismo del poder había llegado a un choque brutal con la realidad vivida por la sociedad. Y la desafección se disparó desde aquel día en que Honecker dio la última prueba de que no entendía nada lo que pasaba, pero además no quería entenderlo. Que carecía de empatía suficiente hacia los gobernados como para sentir interés por la realidad vivida y sentida por ellos. Una realidad que ya nada tenía que ver con su discurso irreal que solo a él servía. La negación de la realidad vivida por los gobernados se convertía así en una permanente e insoportable ofensa del gobernante. Y allá donde había leales defensores del sistema o acomodados súbditos surgieron por efecto del agravio permanente, del despecho ante el desprecio, unos ciudadanos definitivamente desafectos que unían su suerte a los más radicales enemigos del sistema. Cuando el régimen que se hunde por esta terrible falla de carácter de sus líderes es una dictadura, como fue el caso entonces, todos podemos congratularnos. Cuando es una democracia la que puede sucumbir ante sus enemigos por la ceguera, falta de empatía e indolencia de sus gobernantes, es más que pertinente la máxima alarma. IGNACIO CAMACHO ALTERNATIVAS El PP debe entender que el domingo escapó por los pelos de un descalabro terminal y que está jugando con la catástrofe D JM NIETO Fe de ratas ESPUÉS de la cornada de antier, el PP puede hacer autocrítica de sus errores o consolarse pensando que al fin y al cabo sigue vivo. Puede analizar por qué han huido muchos de sus votantes o puede sentir el despecho de considerarlos unos ingratos. Puede lamentar la unidad movilizada de la izquierda y la desunión pasiva de la derecha o preguntarse por qué han fallado sus discursos sobre la recuperación y la estabilidad. Puede lamentar la burbuja mediática de un relato pesimista de España o minimizar la corrupción como problema desmotivador. Puede admitir que tiene una severa avería o continuar avanzando hasta que se extenúe su motor gripado. Si opta por la autocomplacencia, entenderá que lo peor ha pasado y que a pesar de todo le ha sacado dos puntos al PSOE. Que sus electores han ejecutado el castigo pendiente, la catarsis del desahogo, y que su desplome ha tocado suelo. Que los votantes fugados hacia Ciudadanos volverán desengañados de la poca utilidad de su voto, y que los abstencionistas regresarán también bajo un ataque de pánico al frentepopulismo. Dará en creer que en unos meses más la gente que aún no se siente concernida por el crecimiento económico verá la luz y se rendirá a la evidencia. Se dará tiempo a sí mismo para lamerse las heridas y esperar que cicatricen solas. Se considerará víctima de una injusticia popular como la que expulsó del poder a Churchill tras ganar la guerra. Y se autoproclamará vencedor seguro de las generales extrapolando los votos locales y concediéndose una prima estabilizadora. Por el contrario, si se mira a fondo por dentro entenderá que el domingo escapó por los pelos de un descalabro terminal y que está jugando con la catástrofe. Abordará un debate a fondo sobre sus fallos de táctica y de estrategia, sobre la crecida de la desconfianza entre sus bases, sobre las razones por las que no calan sus argumentos, sobre su incapacidad para detectar las claves del cambio social y para adaptarse al nuevo paradigma político. Aceptará la evidencia de que se ha convertido en un partido abotargado, antipático para los jóvenes, necesitado de una renovación de formas y de lenguaje. Tomará la delantera para plantearle a C s una oferta pública de regeneración que no pueda rechazar en vez de esperar que Rivera le imponga cláusulas humillantes. Comenzará a redactar un programa con propuestas de gancho que acaparen los focos de la opinión pública. Y emprenderá una renovación de su nomenclatura que alcance incluso, ay, la discusión siquiera teórica sobre la idoneidad del candidato. Se trata, en definitiva, de continuar agarrado al espíritu de resistencia marianista o asumir con todos sus riesgos la iniciativa política. A sabiendas de que a estas alturas ninguna de las dos actitudes garantiza ya el triunfo. Pero también que la diferencia consiste en quedarse esperando la derrota o salir a buscar la victoria.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.