ABC CORDOBA 23-05-2015 página 19
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página19
- Fecha de publicación23/05/2015
- ID0006453688
Ver también:
ABC SÁBADO, 23 DE MAYO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC EL NORTE DEL SUR RAFAEL ÁNGEL AGUILAR SÁNCHEZ LA GENTE Y LA URNA El personal abre el periódico y no se explica el bucle tóxico en el que está metida Córdoba desde hace ya demasiado tiempo A DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO ¿DÓNDE ESTÁ EL LIDERAZGO? Una cosa es abrirse paso en tu partido con la navaja entre los dientes y otra muy diferente ejercer el liderazgo I rrumpió en la política andaluza- -me refiero al gran escenario que configuran los medios- -hace poco más de tres años. Señalada por el dedo de Griñán cuando este abandonó la presidencia de la Junta ante la presión de lo que él mismo ha calificado en sede judicial como un gran fraude. Su aparición, casi estelar, no era, sin embargo, algo inesperado. Susana Díaz tenía un largo recorrido político. Prácticamente no había hecho otra cosa en su vida, al convertirse con poco más de veinte años en la secretaria de organización de las Juventudes Socialistas de Andalucía y obtener con veinticuatro un acta de concejal en el ayuntamiento de Sevilla en 1999. Su dedicación a la política ha sido desde entonces su actividad. Su recorrido laboral anterior se reducía a impartir clases particulares y la venta de cosméticos a domicilio. Cuentan quienes la conocen desde esos primeros momentos de su vida política, que a Susana Díaz no le ha temblado el pulso a la hora de abrirse paso hacia sus objetivos, algo que la ha llevado a dejar muchos cadáveres en su recorrido. También cuentan que, en los últimos meses, algunos de esos cadáveres, se frotan las manos con fruición al comprobar que el liderazgo que se le presumió hace sólo unos meses, cuando se le consideraba la gran esperanza del socialismo, se está deshaciendo como un azucarillo en el agua. Las posibilidades que barajaba al adelantar las elecciones andaluzas han sido un fiasco. Fue un error de cálculo y ha desarrollado desde entonces una estrategia equivocada que la ha llevado a tres rechazos de la oposición en pleno a ser investida presidenta de la Junta de Andalucía. Esos rechazos le están pasando factura y la carta del victimismo que fue la utilizada en la convocatoria del pleno del pasado día 14 no cubrió sus expectativas. Otra vez le salió mal la jugada. No tanto por el rechazo de la oposición en pleno a que fuera investida, con lo que ya contaba, sino porque ese pleno había sido concebido como un elemento electoral que le permitiera atacar en los primeros días de la actual campaña a toda la oposición, utilizando la línea argumental de que su política iba una vez más contra Andalucía- la candidata repitió en la campaña de las autonómicas el mensaje de que ella es quien encarna Andalucía- y su gobernabilidad. La jugada del victimismo y culpar a la oposición de la situación salió mal porque le explotó en las manos el caso de la mina de Aznalcóllar que, además de ser un golpe en su línea de flotación, la ha obligado a dedicarse a echar balones fuera en lugar de presentarse como víctima de las maldades de la oposición. A estas alturas, casi perdida la batalla por las primarias del PSOE, no disimula su enfado. Ante las venidas del secretario general de su partido para hacer campaña en Andalucía se ha marchado o ha mostrado una frialdad sin disimulos. Pésima decisión que mantiene abiertas heridas en un PSOE deseoso de que cicatricen cuanto antes. Susana Díaz será investida presidenta después de las elecciones quizá con abstención del PP- pero la legislatura puede suponerle un calvario político. Una cosa es abrirse paso con la navaja entre los dientes y otra muy diferente ejercer liderazgo. No son tantos quienes tienen madera y temple para serlo y los últimos acontecimientos señalan que la presidenta en funciones de Andalucía no se encuentra entre ellos. LGUNA vez habrá que prestarles atención. Quizás hoy sea el día. Reflexión dice el calendario, ¿no? Pues ahí están para quien quiera verlos y fijarse un poco. Son ellos, los de siempre, los que no van a mítines, los que no llevan a sus nietos a que los bendiga ningún político en la plaza del barrio, los que sí se leen los programas que atestan los buzones del correo y se creen, porque conservan aún el don de la inocencia y de la confianza en los demás, que alguien se va a tomar la molestia de poner en pie lo que explican esas palabras sobreimpresas en los maniquíes electorales. Es, simplemente, gente. Gente modesta, gente del pueblo como dicen los políticos. Gente sencilla que tiene sus problemas y que sabe que una parte de la solución no está en sus manos sino en la de estos tipos que se montan en autobuses panorámicos y que se dan una vueltecita por lo que merece la pena enseñar o en la de estos otros (u otras) que le sueltan a los periodistas, molestos que se ponen, que a mí qué me cuentas con el lío del retraso del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, que si fui alguien en la Junta de Andalucía eso fue en un pasado remoto por más que haga sólo unos meses que abandonara el despacho para venirme aquí, con la gente del pueblo que me está esperando con los brazos abiertos en la plaza de la Marina Española con las mismas ganas que ayer esperaban a Susana. Gente. Simple y llanamente gente. Gente que mira el periódico y que no se le cree porque no lo entiende el bucle tóxico en el que esta ciudad está metida desde hace ya demasiado tiempo. A los periodistas les duelen los dedos de escribir del centro de congresos y a los ciudadanos de a pie les duele la cabeza. No se explican que a estas alturas estemos como estamos, consumiendo energía en las cositas éstas de las campañas que le darán vidilla, de acuerdo, a estas jornadas previas a la cita con las urnas pero que a ver quién nos dice para qué sirven, qué sacamos en claro. El asunto del coche oficial, por ejemplo. Ganemos pone en conocimiento de la junta electoral que Nieto se desplaza a sus compromisos electorales en el vehículo del Ayuntamiento pero lo que de verdad está dejando ver es que es nuevo en la plaza. Blázquez, que esto funciona así de toda la vida de Dios, sea el líder o la lideresa de izquierdas, de derechas o de centro. Y la gente lo acepta, se calla y sigue con sus mítines porque es una guerra perdida. Será triste o será como sea, pero a la gente, Blázquez, esto le importa una higa. Lo que tiene sin dormir al personal es el nene y su sueño de ser médico sin que la economía familiar dé para mandarlo a la universidad, el abuelo que se queda solo y que anda ya torpe y que no encuentra una plaza a su medida en una residencia en condiciones, el recibo del IBI que a ver quién lo paga y la parcela que está todavía sin papeles. Las cosas de la gente sencilla.