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ABC CORDOBA 08-05-2015 página 70
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ABC CORDOBA 08-05-2015 página 70

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70 ABCdelOCIO VIERNES, 8 DE MAYO DE 2015 abc. es ABC C ine El viajero accidental L AS ALTAS PRESIONES Dirección: Ángel Santos. Intérpretes: Andrés Gertrudix, Itsaso Arana ANTONIO WEINRICHTER legir un protagonista que parece vivir en un estado de depresión suave y ponerlo en movimiento no como agente provocador sino más bien como papel tornasol, y E para que se mueva la propia película: es casi una convención del cine autoral desde la época de las nuevas olas. Lo que sorprende es lo eficaz que sigue siendo este recurso después de más de medio siglo, siempre que se cumplan una serie de condiciones. Hace falta un actor de primera, como aquí Andrés Gertrudix, que sepa hacer eso que les cuesta tanto a muchos de sus paisanos: no pedir la incesan- te simpatía del espectador, no actuar ni explicarse demasiado. Y hace falta un cineasta como Ángel Santos, que sepa diseñar un personaje así y situarlo en el centro (o en una esquina) de eventos que no caigan en lo significativo. Como ven, se trata de una delicada operación de vaciado en la que hay que tener cuidado de no arrojar el bebé cuando se vacía la bañera: hay que saber mirar y hacernos ver, y esta modesta película sabe conjugar los géneros pictóricos del paisaje y del retrato. Hipócrates Cuando la medicina no es un trabajo El gran éxito del filme en Francia no ciega a su director, que se considera más médico que cineasta BÁRBARA AYUSO Días de hospital HIPÓCRATES D e todas las maldiciones posibles, el escritor Terry Pratchett decía que la más fastidiosa era una legendaria, disfrazada de buen augurio: Ojalá vivas tiempos interesantes Algo que sabe bien el francés Thomas Lilti, quien a pesar del éxito de su película Hipócrates sigue remolcando algo que le impide considerarse a sí mismo director de cine. Si me preguntan cuál es mi profesión, digo médico confiesa. A pesar del reconocimiento, del Festival de Cannes y los César, me sigo sintiendo un intruso en el cine, ilegítimo Lilti ha condensado su década en el servicio de medicina interna en el protagonista de la cinta, un joven recién salido del cascarón (Vicent Lacoste) que comienza a ejercer bajo las órdenes de su padre. Pero lejos de nostálgica, su aproximación a estos tiempos interesantes es desmitificadora: Generalmente las películas y series utilizan la medicina como un pretexto para el thriller, las investigaciones policiales o las historias de amor, pero pocas veces como un lugar de comedia humana asegura. Hipócrates presenta una realidad desnuda, mucho menos épica de lo acostumbrado pero más reconocible, sin sortear la amargura: La medicina no es un trabajo, es una especie de maldición pontifica uno de sus personajes. Y Liliti asiente, abrumado: Es una especie de hechizo que nos han echado. Una vez que te haces médico ya lo eres para siempre, no puedes librarte de ello lamenta. Apoyada en el antifaz de la risa, la película bascula entre el retrato social y la denuncia política: Ahondo en los problemas estructurales de la sanidad en Francia, que son similares a los de aquí: Dirección: Thomas Lilti. Con: Vincent Lacoste, Reda Kateb, Félix Moati OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE ay territorios que son poco deseables para la vida y que, en cambio, tienen todo el atractivo y el interés para el cine, como pueden ser unos juzgados o un hospital, que es precisamente donde se desarrolla la trama de esta película de Thomas Lilti, que fue médico antes que cineasta. Hipócrates se sitúa en el lugar apropiado para observar la vida en un centro hospitalario de París (y a otra distancia de series como Doctor House o Anatomía de Grey pues el punto de vista es el de un médico que empieza, un becario a través de cuyos ojos, ilusiones y decepciones se reflexiona, con humor y dramatismo, sobre la situación de la medicina, sobre el ejercicio de ese sacerdocio, sobre la responsabilidad, las carencias en época de crisis, y también sobre la situación laboral de los médicos inmigrantes. Lilti consigue una película ágil y mordaz, y que plantea situaciones de conflicto moral sobre aspectos como el dolor, el impedimento antinatural de la muerte o la falta de camas. El protagonista, Vincent Lacoste, de físico peculiar, encarna a la perfección el papel de joven médico que mejor haría dedicándose a otra cosa, por ejemplo a cineasta. H Una escena de la celebrada Hipócrates ABC la inseguridad de los estudiantes de me- enfermo y que gente formidable mudicina, la falta de medios, la incorpora- chas veces se comporta mal obligada ción de los médicos extranjeros des- por el sistema reflexiona. Asegura que grana el director. Por otro lado, tamel sector sanitario en su conjunto se bién se toca el problema de los ha emocionado pero reconoce Los pacientes terminales, o esa que algunos médicos tammédicos cuestión que permanece en bién han tenido la sensación el aire de si a un hospital púde que he roto el secreto, prefieren blico le tenemos que exigir contando qué es lo que ocuaparecer o no que sea rentable econórre. Tienen la sensación de como micamente subraya. que les he traicionado un dioses Ya sea por la distancia o por poco, porque la medicina es voluntad, Lilti huye del corporamuy corporativista y esta pelítivismo, radiografiando también la cula nos hace ver a los doctores más mala praxis: No quería hacer una pe- humanos, pero ellos no quieren eso, lícula maniquea y siento mucho respe- quieren ser dioses, héroes apunta. Quito por los que trabajan ahí. No quería zá Pratchett acertaba cuando decía que señalar a los que hacen mal su trabajo, a los héroes lo que más les gusta no es sino mostrar que quizá el sistema está el oro, sino ellos mismos.

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