ABC CORDOBA 08-05-2015 página 17

ABC VIERNES, 8 DE MAYO DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC EL DEDO EN EL OJO MARIO FLORES UN LÍO FEONOMENAL Este sainete en la Junta resulta del despropósito de quien se erige adalid de los andaluces y solo quiere alimentar su ego i usted es de los que madruga y está leyendo esto antes de las once de la mañana, aún no se habrá producido la votación de investidura. Si por el contrario es de los rezagados y está tomando el aperitivo, ya sabrá qué ha sido de esta Susana Díaz que nos ha metido a los andaluces en un fenomenal lío. O es presidenta de la Junta de Andalucía hoy mismo o no lo será hasta dentro de unos días; o, quién sabe, a la vuelta de una nuevas elecciones que se avizorarían allá por el mes de septiembre. Ahí es nada. Convocó los comicios de caprichosa manera para, decía ella, alcanzar un gobierno de estabilidad. Y aquí tenemos el embrollo: la fea en el baile que quiere sacar a danzar a todo el mundo aunque los mozos del pueblo miran para otro lado y dicen que le duelen los pies y que mejor se quedan sentados donde están. A la hora de escribir esta opinión aún no sé qué habrá ocurrido, pero lo que sí sé es lo que ya ha acontecido: que Susana Díaz ha metido la pata y ahora no sabe bien cómo sacarla. O lo sabe, pero se siente incapaz de actuar con altura de miras y alcanzar auténticos pactos que pasen por incómodas pero necesarias decisiones: exigir a Chaves y Griñán que se rindan o reconocer en voz alta que su partido es responsable de la corrupción descomunal en Andalucía y actuar en consecuencia, entre otras cosas. Pero la presidenta en funciones (de teatro) acomoda el gesto y profiere que busca el entendimiento con la oposición y, en un arrebato de fariseísmo, ¡hasta la concordia! Buena fe de esa búsqueda tan socialista del amor fraterno la podría dar Juan Pablo Durán, incomprensible presidente del Parlamento de Andalucía, quien no hace mucho afirmara en una soflama en Peñarroya- Pueblonuevo que el PP sólo sabía dejar muertos en las cunetas; por ahí vas muy bien, Susana Díaz. Parece claro que todo este sainete resulta del despropósito de quien caprichosamente se erige en adalid de los andaluces (ella y Andalucía son la misma cosa) y que sólo anda buscando alimentar su ego ciclópeo. Y tira de manual del desatino para asegurar que los andaluces no pueden esperar más y que ella está por la gente, por los ciudadanos a los que se debe. ¡Pues no haber metido la pata, hija! Otros sí dan genuino ejemplo de estar por los demás, de hacer de la concordia bandera y del servicio a los otros su enseña. Antonio Caballero, el bombero de Baena, en compañía de su perro Kron, traspusieron hasta Nepal para colaborar en el rescate de personas tras el terrible terremoto acontecido en fechas recientes, se entregaron a tan noble tarea y volvieron exhaustos. Vaya desde aquí nuestro homenaje. Ríndase a la evidencia señora Díaz: su servicio es muy flaco. S PERDONEN LAS MOLESTIAS ARIS MORENO ANOMALÍA HISTÓRICA La singularidad política de Córdoba formaba parte de su ADN como el salmorejo con huevo picado. Todo indica que toca a su fin S I nos atenemos a las encuestas, todo indica que nos acercamos al fin de la anomalía histórica de Córdoba. Por primera vez, lo que se vino en llamar la casa común de la izquierda podría superar en número de votos y concejales a IU. Desde el punto de vista sociológico, podríamos decir que las piezas regresarán a su estado natural antes de que don Julio Anguita convulsionara en 1979 el escenario municipal de España. En todo este tiempo, el PCE y sus herederos han ocupado un lugar que nadie les tenía reservado en un claro desafío a la ley de la gravedad. En cualquier otra parte del país, las urnas han colocado sistemáticamente al PSOE como primera fuerza progresista. En Córdoba, ese principio físico elemental hacía aguas. De tal forma que la anomalía histórica se ha convertido en objeto de estudio científico y ha llenado páginas de sesudos análisis que no han llegado a ninguna parte. Digámoslo abiertamente. Sobre las razones de la singularidad cordobesa se podrían construir media docena de argumentos y seguramente todos caerían fuera del campo de la lógica. El caso es que la excepcionalidad se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una seña de identidad local, que se ha retroalimentado como un bucle infinito durante casi tres décadas. Hoy lo anuncian las encuestas pero antes de ayer lo certificaron los votos. En los comicios municipales de 2011, la singularidad histórica evidenció signos de agotamiento inequívocos. Por decirlo de alguna manera. IU se desplomó hasta registrar su más bajo resultado electoral en época democrática. Y lo que es peor: sufrió un trasvase de votos incontenible en favor de la antipolítica del señor Gómez. Cualquier politólogo de andar por casa hubiera sacado algunas conclusiones desconcertantes sobre este sorprendente hecho que es mejor no aventar. El mito del Califato rojo y toda aquella exótica leyenda que dio la vuelta a España se vino abajo. Desvanecida la magia, las encuestas de mayo nos devuelven a la vulgaridad. Entendida la vulgaridad como el estado de cosas previsible y sin sobresaltos. Es decir: el bipartidismo en su versión imperfecta. Los sondeos, ya decimos, sitúan al PSOE claramente por delante de IU. El sorpasso anunciado por el señor Rejón pero dos décadas después y justamente al contrario. Podríamos argumentar que la clave está en la elección de los candidatos o en la irrupción de formaciones emergentes o en ambas cuestiones a la vez, juntas o por separado. No tenemos la menor idea. Lo cierto es que nos dirigimos hacia un estado de máxima volatilidad demoscópica que caduca hoy lo que ayer parecía fruta madura. Desde ese prisma, podríamos afirmar que Córdoba circula en sentido contrario a la historia. Es decir: castiga al PSOE cuando es premiado en todo el país, y lo premia cuando es castigado. Por ese lado, Córdoba se aferra a su hecho diferencial al modo en que un director general se agarra al cargo. Como si fuera suyo. La anomalía histórica de Córdoba formaba parte de nuestro código genético como el salmorejo con huevo picado y los peroles en el Arenal. A usted le podría gustar más o le podría gustar menos, pero a cada ciudad le toca lo suyo. Si los sondeos se confirman, Córdoba dirá adiós a su singularidad local como se entierra una seña de identidad que ya formaba parte del paisaje. Y eso, qué quieren que les diga, siempre tiene un punto de melancolía.