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ABC CORDOBA 24-04-2015 página 15
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ABC VIERNES, 24 DE ABRIL DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL BURLADERO UNA RAYA EN EL AGUA CARLOS HERRERA SORAYA DEL REAL Los candidatos del PP parecen almas en pena camino del crematorio, y no es para menos STE nuestro es un Gobierno marcado por algunas fatalidades. Independientemente de su capacidad de acierto en el diagnóstico y la terapia de los problemas de todo tipo que avasallan a los españoles, al Ejecutivo de Rajoy le asaltan los imprevistos con una regularidad que recuerda la lenta descomposición electoral que experimentaron los últimos gobiernos de González. Pudiendo presentar un balance más que notable en la gestión de la crisis y la salida de la misma hacia la recuperación, los hombres y mujeres de La Moncloa gobiernan de sobresalto en sobresalto y no han sido capaces de convencer de momento, eso parece a sus propios votantes de que la gestión ha sido buena. José María Aznar, uno de esos guijarros en la bota de los populares, le confesaba el pasado domingo en una caseta de Feria en Sevilla a un conocido sí, sí, ha leído bien, Aznar en la Feria que no todo es economía, o que no solo se convence al electorado con economía. Hace falta política. Aunque seguramente usted se preguntará: ¿Y qué es exactamente hacer política? Buena pregunta. Tomar decisiones socialmente comprometidas en función del programa electoral de cada partido, podría ser la respuesta. Aunque algunos entienden por hacer política salir más a la calle, estar más al lado de los votantes, ir a verlos a sus lugares de residencia, trabajo o descanso. Implicar desde ministros a subdirectores generales en la caza del descreído. Un ejemplo: antes de ayer miércoles, la vicepresidenta Soraya dedicó E una tarde a pasearse de arriba abajo, que la vi yo en los cinco minutos que voy al año, el Real de la Feria de Sevilla Soraya del Real Ciertamente, recogió afectos; y los repartió en el par de casetas que visitó, teniendo tiempo para el baile y la charla. ¿Ganó algún voto Soraya? No lo sé, pero desde luego no lo perdió. No venía a hablar de Rodrigo Rato o de sus cuitas con Cospedal, pero maniobró bien cuando surgieron esos asuntos. El caso Rato, efectivamente, es la peor plaga que ha podido caer sobre un sembrado muy dañado por estos tres años y medio de gobierno. Y lo es porque siembra, especialmente, el desánimo en los propios tanto más que el entusiasmo en los adversarios. Los candidatos del PP parecen almas en pena camino del crematorio, y no es para menos. Por mucho que haya sido el propio Gobierno del PP el que ha amparado la investigación que ha desvelado el supuesto entramado societario de Rato y el dinero repartido por cuentas no conocidas por Hacienda, es peor el napalm que ha caído sobre un partido desmoralizado por los Bárcenas, Granados y compañía. Que el propio vicepresidente del Gobierno que consiguió cumplir los mandamientos de Maastricht y liberar la economía española de la soga inmovilista de los socialistas haya defraudado a Hacienda como si fuera un Pujol cualquiera es demasiada dosis de ricino para los desfondados candidatos del Partido Popular. Ya se ha dicho hasta la saciedad lo que Rato significaba en el PP y el descarrilamento aparente que experimentó tras su marcha del FMI, pero no está de más recordar la desconfianza del hombre del dedo mágico, Aznar, en el momento de nombrar sucesor: prefirió a Rajoy y con eso quedó dicho mucho. En la jornada ferial de Soraya también se pudo escuchar a alguno de los candidatos sureños del PP que la acompañaron de manzanilla en manzanilla. Secretamente confían en que la tragedia no sea tanta. Tienen razón en algo: se espera tal desastre que si alguno de ellos retiene alguna alcaldía van a creer que el derrumbe ha sido mucho menor. No quieren exhibir algunas encuestas internas que tienen, para no desmotivar a su electorado, pero parece que no son tan desastrosas como algunos prevén. Aunque ya se sabe que todos cuentan la Feria según les va. IGNACIO CAMACHO LA PRIMERA Los ERE explican el liderazgo andaluz en desempleo. Destrucción del tejido productivo a cambio de ventaja clientelar N los años ochenta una contundente estadística del paro regional europeo proclamaba a Andalucía, el Alentejo y el Peloponeso como la tripleta de la vergüenza en el ranking del subdesarrollo. Por aquel entonces España, Portugal y Grecia eran las últimas naciones ingresadas en la UE. Casi treinta años y muchos miles de millones invertidos o despilfarrados después, y con países como Polonia, Malta, Chipre o Rumania dentro, la región andaluza ha vuelto a liderar este inventario siniestro de Eurostat con un tercio de la población activa desempleada, a casi seis puntos de media de los más castigados territorios griegos. Ya no produce asombro esta ignominia, ni mucho menos nada parecido a la indignación o la rebeldía. Tres décadas de monocultivo de poder han mostrado el conformismo de los ciudadanos con una autonomía que, nacida y peleada para luchar contra la postración, se ha limitado a administrarla. Incapaz de crear empleo y de dinamizar una economía colapsada, siempre en la cola de los grandes indicadores de bienestar, las instituciones andaluzas han cifrado su objetivo y su estrategia en distribuir recursos con los que cimentar en el miedo al desamparo una hegemonía política. Los ciudadanos más desfavorecidos están presos de una Administración que al mismo tiempo que los sostiene con redes subsidiales bloquea sus posibilidades de crecimiento y de mejora. Nada simboliza mejor que el fraude de los ERE este miniestado clientelar que repartía a discreción prejubilaciones es decir, fomentaba la destrucción del tejido laboral para garantizarse ventajas electorales. Lucrativo negocio político a cambio de fracaso social. En este pasar acolchado, pastoreado por la tutela del partido- guía, los andaluces mecen una resignación moral indiferente a su propio descalabro colectivo. La conciencia crítica ha quedado adormecida en una vaga disconformidad que la eficaz propaganda socialista transforma en arma arrojadiza contra el Gobierno central, responsabilizado de todas las estrecheces al socaire del sentimiento de agravio. El presupuesto público y la dependencia del aparato de poder hacen que la trama de cohesión funcione; la sociedad se ha acostumbrado a ver en la propia estructura administrativa su mejor, más próspera y casi única industria. Aquella Andalucía imparable del eslogan de Chaves se ha lanzado en efecto a toda velocidad cuesta abajo. Su liderazgo negativo frente a las medias nacionales es patente y ahora se proyecta de nuevo en la Champions League. Gracias al grado de protección social de España un parado andaluz vive mejor que uno portugués y mucho mejor que uno griego. Así que al demonio las estadísticas: medida en sensaciones subjetivas, la economía puede ser un estado de ánimo. Los dirigentes autonómicos han recibido el informe Eurostat bailando sevillanas en la Feria. Mírala cara a cara, que es la primera. En desempleo. E JM NIETO Fe de ratas

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