ABC CORDOBA 19-04-2015 página 17

ABC DOMINGO, 19 DE ABRIL DE 2015 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIC EL ESTILITA JAVIER TAFUR ¡VIVA LA TUNA! La de Derecho de Córdoba celebra sus 35 años cantándole a las mozas propias y ajenas NTRE los temas que tenía esta semana en cartera, había uno que parecía obligado. El PSOE, en su persistente búsqueda de un puesto para Durán, donde hiciera el menor daño posible, había dado con la fórmula perfecta: presidente del Parlamento regional, que si bien tendría que desaparecer, hace las veces de casa de acogida de políticos de segundo orden que dudosamente tendrían asilo en sus propias provincias a efectos locales. En las democracias imperfectas, como la española, todos los parlamentos son inocuos, pero ninguno acaso lo sea tanto como el andaluz, en el que un tipo cuya profesión confesada es la de gerente o sea, ninguna, puede llegar a presidente, que tampoco es una profesión, aunque con Durán ya veremos si se convierte en tal. ¡Y luego nos quejamos de que nos menosprecien de Despeñaperros para arriba! Pero me dije que Durán podía esperar, más que nada porque existe la posibilidad cierta de que nos brinde siquiera un par de perlas mediáticas en los próximos días, ya en el ejercicio de su mandato. Así que me he dispuesto a hablar de la tuna, que al menos es universitaria, como casi todas las personas que hoy trabajan en precario, en puestos de trabajo inauditos, donde pensar siempre es una equivocación. Y esto vale tanto para lo público como para lo privado. Los padres, a pesar de las recomendaciones de Mota, siguen empeñados en hacer de sus hijos universitarios, cuando a la vista está que un título no sirve ni para medrar en política. La Tuna de Derecho de Córdoba ha celebrado estos días el XXXV aniversario de su fundación. Ha celebrado fundamentalmente el que desde 1980, ininterrumpidamente, unos cuantos jóvenes universitarios- -que se suceden unos a otros, pero que nunca dejan de serlo- -hayan estado dando serenatas a mozas, propias o ajenas, a las que nunca amarga el dulce del reconocimiento de su belleza o de su simpatía con canciones antiguas- -o modernas- -que hablan de muchas cosas, también de la pobreza y de la soledad, pero sobre todo de la alegría de vivir y del incuestionable hecho de que cuando un hombre y una mujer se encuentran, en el debido momento, saltan chispas, o cintas de colores que el tuno sabrá colgar al costado de su capa, no como trofeo, sino como experiencia intransferible de que la vida merece la pena. El viernes, en el Alcázar, al pie de un balcón con fondo de almenas y rumores de princesas, la Tuna de Derecho y otras cuatro tunas invitadas dieron una serenata inolvidable a Susana Córdoba, bellísima actriz muy nuestra por nombre y figura. Si Romero de Torres se levantara, no habría otra que pintara más cordobesa. Le faltarían picones y braseros para ponerlos a sus pies. Y moños que hacerle con su pelo. Los tunos la cubrieron de capas y de flores y sus sones sonaron como si fuera la única mujer sobre la tierra. Porque esto significa ser madrina de la tuna: saber que no sólo eres mujer, sino además símbolo de la caballerosidad de un pueblo. Podrán llamar retrógrados a los tunos porque se visten con ternos del Siglo de Oro. Llamadlos mejor españoles porque nos lo recuerdan... E PRETÉRITO IMPERFECTO FRANCISCO J. POYATO DISPAREN AL PIANISTA La Banda del ERE ha enfilado al interventor que tocaba sin parar la música del escándalo como el pianista del Saloon E l mayor caso de corrupción de España, por número de imputados, dinero presuntamente defraudado y magnitud institucional- política es, sin duda alguna, el vergonzoso caso de los ERE, concebidos para pagarle a empresas privadas con dinero de todos sus despidos. La cortina de humo perfecta para un entramado ad hoc de comisionistas, conseguidores, trincones y descontroladores- -por acción y omisión- No le resta calado a todas las otras causas judiciales abiertas por la piel de toro y que ensucian al resto de formaciones políticas. Cantidad o calidad, según se mire, pero los datos, son los datos. Con permiso, eso sí, del fraude millonario en los cursos de formación en Andalucía, como hemos apuntado aquí en alguna ocasión anterior al desarrollo de los acontecimientos. Un patrón social en toda regla que retrata al sistema y explica su hábitat y habitantes, su retroalimentación y ciertas paradojas que acabamos alineando cada vez que pasan unas elecciones. Las analogías entre uno y otro caso hablan por sí mismas y habilitan unos vasos comunicantes que dibujan al único árbol podrido y sus muchas ramificaciones. Pero si la envergadura penal, política y moral del caso al que nos enfrentamos rompe todos los techos de cristal, el espectáculo vivido estas semanas con las declaraciones de los principales aforados del caso ante el Tribunal Supremo aún viaja más allá de cualquier límite imaginable. La cúpula dirigente de la Junta de Andalucía durante 25 años autorretratada de manera grotesca y ácida en un cínico ejercicio de amnesia, descaro e irresponsabilidad con mayúsculas propio de una clara estrategia jurídica (legítima, por otro lado, en los cánones del juego y en su situación procesal) medida casi al milímetro sobre las razones esgrimidas ante el Alto Tribunal. Todos los antaño pistoleros del gran Saloon andaluz, al más puro estilo del Brown s Hole, han apuntado al pianista, es decir, al interventor de la cuestión. Al que en pleno tiroteo de bandas y forajidos, no paraba de tocar las teclas con el sombrero agujereado para intentar apaciguar los ánimos o más bien alertar con su música del escándalo. Puede que el pianista, pregunta que nos hacemos muchos, tuviera que haber parado en plena añagaza de pólvora y cerrar la tapa del piano para irse al juzgado de guardia y denunciar lo que reflejó en los hasta quince informes que la Banda del ERE nunca vio por el Lejano Oeste de San Telmo... Que Zarrías, el único hombre en el mundo capaz de votar en dos escaños a la vez y sin el que no se movía una piedra en Andalucía, diga que nadie planteó ninguna irregularidad e insinúe que no se miraban papeles o afirme que se enteró por la Prensa es un insulto a la inteligencia de los andaluces y a la de todos los que conocen, y muy bien, las andanzas de este singular político refugiado como sus cuates en cargos públicos protectores. La pauta ha sido la misma en Chaves, en el maestro Viera o en el ínclito Griñán, que al menos tuvo la decencia de admitir que todo es un gran fraude aunque parecía hablar como un mero y atónito espectador. La clave, la misma: enajenar la responsabilidad política de la legal, como si fuera inmune, apátrida y hermética. Como si sus decisiones políticas, y las de todos los que ocupan sillones oficiales, no tuvieran repercusiones ni trascendencia en la legalidad y solo en el escenario político del rifirrafe. Cuando, además, la legalidad, es obvio, no ha tenido sobre ellos la determinación e influencia que sí debiera. A los hechos me remito.