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ABC CORDOBA 05-04-2015 página 28
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ABC CORDOBA 05-04-2015 página 28

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28 CÓRDOBA Contramiradas DOMINGO, 5 DE ABRIL DE 2015 cordoba. abc. es ABC ARIS MORENO A ntonio Hermoso no iba al colegio como usted y como yo. Cada mañana después del desayuno, su hermano mayor se lo echaba a la espalda y lo llevaba a cuestas hasta la escuela. La polio se interpuso en su biografía con tan solo dos años y desde entonces no puede caminar. Pero la vida le enseñó pronto que no hay obstáculo que pueda sobreponerse al deseo de ser un chaval de barrio como otro cualquiera. Y, como otro chaval cualquiera, jugaba al fútbol en la calle. Eso sí: de portero. Pactábamos que más alto de cierta cota no valían los goles. Y punto. Era todo normal. Muy normal -Y usted no tenía conciencia de diferencia. -Sí la tenía, pero no una diferencia descalificadora o negativa. Era diferente, sí. Bueno, ¿y qué? Antonio Hermoso Presidente de Fepamic La polio venció sus piernas pero no su tenacidad. La misma que lo empujó a montar una asociación que hoy, 25 años después, da empleo a 450 personas y atiende a miles de discapacitados Nunca me pregunté por qué Se crió en una parcela de Villarrubia y su padre era un esforzado agricultor que se empeñó por todos los medios posibles en que su hijo volviera a caminar. Pero la biología es tozuda y sus piernas ya no volvieron nunca más a moverse. Ha pasado por el quirófano en una veintena de ocasiones y se ha dejado en las frías salas de un hospital muchos meses de su juventud. Lo cual no impidió que completara sus estudios de Bachillerato, primero, y de Derecho, después. Del instituto Séneca recuerda cómo sus compañeros de clase lo subían en volandas por las escaleras en los años en que la accesibilidad ni siquiera existía en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. ¿Y no se rebelaba? -El cuarto de mi casa tiene todos los agujeros del mundo de los puñetazos. Pero después de rebelarte te quedas en el mismo lugar donde estabas. Esto es un problema siempre. Incluso ahora. Pero hay épocas en que era más problema todavía. Durante muchos años, Antonio Hermoso se desplazaba con bastones porque le permitían una mayor movilidad. Hasta que un día un médico le dijo: Antonio, para mover el cuerpo están los pies. Los brazos sirven para otra cosa y si los sigues usando para moverte te vas a provocar problemas en los hombros Desde entonces, se sirve de una silla de ruedas. Su autonomía personal, con todo, es elevada. Se viste solo, se ducha solo, come solo y hasta podría cocinar solo si tuviera habilidades culinarias. Lo que no puede, ni debe, es meterse en lugares inapropiados para discapacitados. Por ejemplo, la Semana Santa subraya. Ahí solo voy a ver culos y espaldas En el mejor de los casos. -Usted no ha caminado nunca. ¿Qué echa de menos? Sin barreras Tuve una infancia normal. Muy normal. Jugaba al fútbol de portero y pactábamos que más alto que cierta cota no valían los goles Aceptación El cuarto de mi casa tiene todos los agujeros del mundo de los puñetazos. Pero después de rebelarte te quedas en el mismo sitio -A estas alturas de la vida, lo que echas de menos casi que te lo borras de la memoria para no tenerlo dando por saco. Me ha gustado el deporte. El boxeo mucho. Quizás fuera por la mala leche acumulada. Tenía un saco en casa y le pegaba setenta puñetazos. -Puñetazos contra su destino. -Contra lo que he podido. ¿Qué es la justicia para un discapacitado? -Le diré una cosa: los policías, cuando tienen sospecha de que hay delito, a los cojos no los registran. Una vez, en un aeropuerto, un policía me registró como registra a cualquiera: los bolsillos y los pantalones. Pero no miraba debajo del asiento. Yo razonaba: los arquitectos, por no complicarse su tra- bajo, no eliminan las barreras y van a lo fácil. El policía no sabía hacer su trabajo y quizás el arquitecto tampoco lo hacía por mala fe, sino porque no sabe. ¿No saben? -De hecho, a pesar de las leyes que hay no se hace. Tienes que estar encima y presionar. Una vez fui a Cuenca y me alojé en un hotel adaptado. Me duché y fui a secarme: las toallas estaban en una repisa cerca del techo. Sécate a ver si puedes. -Usted ha dicho en una entrevista: Antes ser cojo era una cruz ¿Y ahora? -Como mínimo, también es un problema. Pero hay más medios, más estructuras para que el problema sea menor. -Los niños, al menos, ya no irán a cuestas al colegio. -No. Ya hay sillas de ruedas y hasta transporte adaptado. ¿Los contratiempos nos fortalecen? -Te desgastan. Te dejas la mitad de la fuerza en resolverlos. Es como el dinero: lo que no gastes en hipoteca te queda más para otras cosas. ¿Cuántas veces se ha preguntado usted por qué? -Nunca. Por que sí. Hay cosas que pasan y a mí me ha pasado. A mi padre sí lo escuchaba decir: ¿Qué hecho yo para que me pase esto? No hay culpa. Es una enfermedad y punto. -Díganos sus tres primeras medidas de gobierno. -No creo en las personas: me gustan los procedimientos. Cuando estába-

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