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ABC CORDOBA 31-03-2015 página 57
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ABC MARTES, 31 DE MARZO DE 2015 abc. es economia ECONOMÍA 57 La banca ya cambia cláusulas suelo por otros productos Ofrece a sus clientes una carencia de pago de hasta tres años y fidelizar nómina, seguros o tarjetas MARÍA JESÚS PÉREZ MADRID Qué son y cómo se pueden eliminar estas condiciones ¿Qué son las cláusulas suelo? Se trata de una cláusula, incluida en las escrituras del préstamo hipotecario, que establece el interés mínimo a pagar en las cuotas mensuales de la hipoteca contratada; aunque los intereses ordinarios que se han acordado con la entidad financiera estén por debajo. La mayoría de hipotecas que se suscriben en España tienen un tipo de interés ordinario que se fija en función de un tipo de referencia: el Euribor. Electoralista o no, la recomendación está ahí, y la banca ha cogido el testigo. Pero desde hace tiempo. Porque algo se olían. Era cuestión de saber el momento elegido por el Ejecutivo de Mariano Rajoy para tener constancia oficial. Ayer lo adelantó ABC: El Gobierno insta a la banca a eliminar todas las cláusulas suelo de las hipotecas Y si bien es verdad que el panorama ha cambiado mucho tras la sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2013 que condenaba a BBVA (que las eliminó de todos sus contratos) Cajamar y Novagalicia por tener cláusulas suelo abusivas siguen existiendo, pero en un porcentaje bajo. Según ha podido saber ABC, las entidades financieras españolas que aún tienen contratos hipotecarios con este tipo de cláusula ofrecen a sus clientes, a cambio de estudiar su eliminación, otras opciones. Entre ellas, la mayor, la carencia de pago, de hasta tres años para esperar tipos de interés más altos, y volver a negociar pasado este periodo y o una vinculación mayor del mismo cliente con la firma de otros productos del mismo banco. Así, se están cerrando acuerdos banco- cliente en el que éste domicilie su nómina si aún no la tiene con el banco, caso extraño puesto que es una de las condiciones que se pide cuando firmas una hipoteca en segundo lugar, seguros (de vida y de hogar, o algún plan de pensiones) y, por último, nuevas tarjetas. No obstante, cabe recordar que se trata de contratos que se mantienen porque aún no ha acabado el periodo de pago de la hipoteca, ya que las que se han formalizado nuevas desde la sentencia del Supremo en 2013 no han vuelto a incluir cláusulas suelo. Desde entonces, ha habido un auténtico chorreo de demandas contra la banca que tiene este tipo de contrato. Ante esta situación, las entidades financieras se han impuesto la negociación individual y el pacto con el cliente, con el objetivo también del menor impacto en sus cuentas. Además se plantean no perder tiempo y dinero (en muchos casos, si bien cada vez menos, el banco es condenado a costas) evitar el daño reputacional en los medios sobre condenas judiciales; y, esquivar un efecto llamada de los clientes que no reclaman. Otras fuentes financieras coinciden al señalar que efectivamente las cláusulas que permanecen aún no son ilegales, si bien cuando se denuncian, como depende del juez que lleve el caso, éste se inclinará a favor de demandante o denunciado, incluso con casos que sean idénticos. ¿Cómo puedo saber si mi hipoteca contiene la cláusula suelo? La aplicación de la cláusula aparece en la escritura del préstamo hipotecario (no confundir con las escrituras de la vivienda) Se suele reconocer bajo epígrafes con títulos como límites a la aplicación del interés variable límite de la variabilidad o tipo de interés variable Son cinco o seis líneas en las que se establece que el interés nunca podrá ser inferior, en el caso del suelo, o superior, en el caso del techo, a un porcentaje determinado. ¿Son legales? Sí. Hay casos en los que la ley las considera abusivas y entonces se pueden anular, pero hay otros en los que son totalmente lícitas. Cuando el contrato que las explica es transparente, quedando claro techo y suelo del interés, y además no hay intención de ocultarlas. ¿Cómo se puede eliminar? Lo primero, intentar negociar con el banco, y si no se llega a un acuerdo, se puede presentar una reclamación al Servicio de Atención al Cliente del Banco, y después presentar denuncia. IRENE MARSILLA JUAN VELARDE RIESGOS PARA NUESTRO DESARROLLO Las políticas que han impulsado la economía española pueden verse frenadas en este año electoral temente, los esfuerzos fiscales para disminuir el considerable déficit heredado, impulsados desde el Ministerio de Hacienda por Montoro, fueron fundamentales. La carga que venía de atrás, y que rebaja la corrupción, tiene efectos favorables como quedó claro con el artículo de Andrés Fernández- Díaz y José Andrés Fernández Cornejo, La Economía de la Corrupción en Revista Española de Control Externo n 3 de 1999 y no digamos con la aportación de Susan Rose- kerman, International Handbook of Economics of Corruption (Edward Elgar, 2006) Igualmente vino muy bien la combinación, derivada en parte de lo anterior, de una disminución enorme en el diferencial de intereses con el bono alemán a 10 años, así como la caída del euro respecto al dólar. Todo eso está detrás del pro- E xisten en estos momentos dos tipos de riesgos capaces de frenar el impulso que había logrado nuestra economía a causa, entre otras, de las reformas fundamentales desplegadas en el ámbito financiero. Concretamente tiene razón Luis de Guindos cuando escribe que la Ley de Cajas y Fundaciones bancarias ha supuesto un hito en la profesionalización de sus órganos de gobierno, reforzando su transparencia, su rigor y su independencia También fue esencial Fátima Báñez en cuanto impulsora de una mayor flexibilización del mercado laboral. Eviden- greso del PIB del empleo y de nuestros saldos exteriores. El riesgo primero es que esa política no se continúe, a causa, en este año electoral, de búsqueda de votos y tentaciones populistas. Como señaló Keynes con bastante claridad en La economía política de nuestros nietos éstos que son los actuales votantes han derivado de un alto bienestar material un abandono de la cultura, y no son capaces de comprender el caos económico que se deriva de programas económicos heterodoxos. Basta recordar el hundimiento económico que originó en Francia la victoria electoral gracias a planteamientos populistas, de Miterrand. La lectura del Verbatim (Arthéme Fayard, 1993) de Jacques Attali, impresiona en este sentido. En el momento en que, definitivamente, se expongan programas erróneos, pero aparentemente atractivos de política económica, las críticas a ellos deberían ser demoledoras, para que los españoles se enterasen. En este sentido debemos tener en cuenta lo que Stigler dice en El Economista como predicador indicando que el econo- mista predicador ha contribuido sencillamente a ordenar los asuntos de una nación frecuentemente desordenada John Stuart Mill, en sus Principles of Political Economy dijo para siempre: Un disparate no deja de ser un disparate (sobre todo) cuando hemos descubierto las apariencias que le hicieron plausible Lo grave es lo que también Stigler en ¿Importan los economistas? concluye que en general... la popularidad amplia y la influencia importante son rivales, no socios A este riesgo interior se agrega el exterior. De ahí nos ha venido el maná de un descenso en el precio del petróleo. Una crisis en Francia y no es imposible o que en China se produzca una recesión de balance como la que ha paralizado casi a Japón, y no digamos, avances agresivos de los yijadistas, que, por ejemplo, han arruinado ya a Siria, a Libia y que muy probablemente eliminan las posibilidades turísticas de Túnez, ¿no pueden causar un daño considerable a la economía española si, por ejemplo, cortan el suministro de gas argelino?

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