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ABC CORDOBA 15-03-2015 página 82
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82 SOCIEDAD DOMINGO, 15 DE MARZO DE 2015 abc. es sociedad ABC ABC NUTRICIÓN Los aditivos de la comida procesada favorecen la obesidad Los conservantes añadidos alteran la composición de la flora intestinal CRISTINA GARRIDO MADRID Pesticidas, en casi la mitad de los alimentos de la UE Europa ha reducido la presencia de pesticidas, pero aún el 45,4 de los alimentos incluyen restos de pesticidas. Además un 2,6 de ellos superan los niveles legales, según el informe anual de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Para llegar a estos resultados se han analizado 80.967 muestras de comida procesada y no procesada para determinar la presencia de 685 pesticidas. Los alimentos (695 productos españoles) procedían de los 27 estados miembros de la UE En el 27,3 de las muestras analizadas se encontraron no solo restos de un pesticida, sino de varios que multiplican los riesgos de salud. Las fresas eran las más contaminadas. La microbiota intestinal, también conocida como flora intestinal, la componen cien billones de bacterias que van colonizando nuestro intestino desde que nacemos. En el canal de parto ya se adquieren las primeras bacterias procedentes de la madre. A partir de ahí, las colonias se van conformando en base a lo que ingerimos. Pero estos bichillos no viven aislados. Interaccionan con nosotros, y según cómo los tratemos, pueden funcionar a nuestro favor o en nuestra contra, favoreciendo enfermedades metabólicas como la obesidad o la diabetes. Diversas investigaciones están siguiendo esta línea de descubrir qué papel juega la composición de la flora en el organismo y qué elementos de la dieta o de estilo de vida interaccionan mejor o peor con ella. La última, publicada en la prestigiosa revista Nature el pasado 25 de febrero, demuestra que dos tipos de emulsionantes, polisorbato 80 y carboximetil celulosa, aditivos que se añaden a los alimentos más procesados para mejorar su textura y extender su vida útil, pueden alterar la composición y localización de la microbiota e inducir inflamación intestinal, lo que favorece el desarrollo de enfermedades como la colitis ulcerosa, la obesidad o el síndrome metabólico (un grupo de trastornos muy comunes relacionados con la obesidad que pueden conducir a la diabetes tipo 2, y a enfermedades cardiovasculares y o hepáticas) se ha producido a pesar de la genética humana, lo que sugiere un papel fundamental del factor ambiental asegura Chassaing, quien recuerda que los alimentos interactúan íntimamente con la microbiota, por lo que considera que determinados aditivos que se añaden a la comida actual podrían hacer a las bacterias intestinales más proinflamatorias Esos cambios en las bacterias pueden afectar a la ingesta de alimentos haciendo que se coma más o influyendo en el metabolismo de hidratos y grasas y en la capacidad del hígado para almacenar sustancias explica la doctora Irene Bretón, miembro del área de nutrición y obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen) En su opinión, esta y otras investigaciones en esta línea están demostrando la enorme importancia que tienen los gérmenes que habitan en nuestro intestino. Yo soy yo y mis bacterias sentencia la experta. Hasta el punto de que si comemos bien las bacterias serán buenas, pero si comemos mal irán a peor señala el doctor José Manuel García Almeida, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirón Málaga y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) que afirma que con la dieta mediterránea la probabilidad de que sean malas es baja. Aunque los expertos consultados se muestran cautos, ya que se trata de un estudio en ratones, consideran que el mensaje que puede trasladarse a las personas es que tendrían que pensar más en si sus hábitos favorecen o dañan sus bacterias. Para proteger nuestra flora sería conveniente, según la doctora Bretón, limitar los azúcares sencillos y las grasas Por contra, aditivos como los edulcorantes, muy utilizados como ayuda para perder peso, también podrían cambiar la composición y función de la microbiota favoreciendo la obesidad y la diabetes, según otro estudio reciente. Ensalada o verduras con aceite de oliva Pescado azul rico en omega 3 Y de postre fruta Un menú protector ¿Cómo se puede proteger nuestra flora intestinal? Para el doctor García Almeida un ejemplo de menú protector sería un primer plato a base de ensalada de verduras con aceite de oliva; un pescado azul rico en omega 3, de segundo; y de postre, fruta de temporada. Pero no solo la comida. El ejercicio también mejora nuestra flora intestinal. Así lo determinó un estudio publicado el pasado junio en British Medical Journal, que concluyó que aquellos que practican deporte tienen una mayor diversidad de bacterias, lo que se asocia a un perfil metabólico favorable y a una mejor respuesta de las defensas del organismo. Una plaga moderna Los hallazgos de los doctores Benoit Chassaing y Andrew T. Gewirtz, investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Estatal de Georgia, sugieren que los emulsionantes podrían ser parcialmente responsables de los trastornos en la flora y el aumento de la incidencia de estas enfermedades. En opinión de Gewirtz, una característica fundamental de estas plagas modernas es la alteración de la microbiota intestinal de una manera que favorece la inflamación. El espectacular aumento de estas enfermedades

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