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ABC CORDOBA 27-02-2015 página 14
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14 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA VIERNES, 27 DE FEBRERO DE 2015 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU IGLESIAS PÚGIL (Y 2) El paripé del falso debate me ha recordado el hostigamiento de Shannon Briggs a Vladimir Klitschko A semana pasada, hicimos un análisis técnico de la estampa de Pablo Iglesias con los guantes puestos y en actitud de guardia fallida pero monísimo igual. Como recordarán, concluimos que está lleno de carencias, y de hecho sorprende, ya que la sweet science lo atrae, que no haya aprovechado ninguno de sus viajes de iniciación a los manantiales de la pureza revolucionaria para visitar el gimnasio Rafael Trejo en La Habana. Oiga, si para esto del boxeo también nos hemos disfrazado bajo un discurso transversal, e incluso hemos desplazado el eje referencial a Escandinavia, que me disculpe el señor Iglesias la mención a Cuba y que aprenda de Ingemar Johansson, que suena socialdemócrata, a Estado proveedor. Hoy, en nuestra segunda entrega de Sparring With Pablo procederemos a analizar sus prestaciones en aquello que a un púgil le es necesario dominar fuera del ring el show de autopromoción, que Alí llevó a un histrionismo sin precedentes. En esta vertiente, Iglesias se nos antoja mucho mejor que sobre el ring donde en realidad aún está inédito, si por ring entendemos el parlamento y las elecciones generales. La campaña de Pablo Iglesias para crear un ambiente favorable y que se lo reconozca como un campeón potencial ha sido excelente. Mejor que la de Alí antes de pelear contra Sonny Liston. Recuérdese que Alí irrumpía en las ruedas de prensa gritando que él era el campeón, para ser percibido como tal antes de ganarlo, para que no quedara más remedio que aceptarlo como único candidato posible, descartando a otros. Lo mismo hace Pablo Iglesias cuando irrumpe en la pantalla del televisor, acompañado por Errejón como jaleador de bravatas igual que Alí por Bundini, y grita Soy el líder de la oposición de forma que Pedro Sánchez se diluya como le ocurrió a Floyd Patterson y nadie conciba una pelea por el cinturón de presidente en la que no esté Iglesias. Vuelo como un socialdemócrata, pico como un bolivariano esto lo veo impreso en el albornoz. Rajoy se está comportando como lo hacen los poseedores del título cuando muchos candidatos riñen entre sí para ser el elegido: con desdén y altivez, demorando la concesión de la pelea. Igual que el Canelo cuando le puso cara de asco y mandó a aprender a Erislandy Lara porque éste lo interrumpió delante de las cámaras para exigirle una oportunidad (que al final obtuvo, por cierto) Aquí es donde Iglesias se ha impacientado. El paripé del falso debate, que no cuenta como combate, me ha recordado el hostigamiento de Shannon Briggs a Vladimir Klitschko. Con tal de hacerse señalar como rival, Briggs ha llegado a molestar a Klitschko en una pizzeria comiéndose sus espaguetis, se ha presentado en el gimnasio donde entrenaba el ucraniano equipado para pelear ahí mismo. Ese show no lo ayudó porque se volvió autoparódico, como el de Iglesias en Bellas Artes, presentándose vestido de líder de la oposición para desafiar a un contendiente que no le hizo ni puñetero caso. L PERDONEN LAS MOLESTIAS ARIS MORENO YO Y ANDALUCÍA Nuestros próceres se han envuelto otra vez en la bandera verde y blanca cuando el señor Rivera ha osado desnudar sus vergüenzas LBERT Rivera vino a Andalucía hace unos días en campaña electoral. Nos soltó una parábola bíblica sobre los peces y los pescadores que ustedes habrán escuchado ya hasta en la cola de la panadería. La metáfora no tiene mayor misterio. Viene a decir que es preferible enseñar a pescar que repartir pescado. Y que él, llegado el caso, se esforzaría en practicar lo primero y evitar lo segundo. Cualquiera puede entender que la parábola es un alegato contra el clientelismo y una defensa de las capacidades ciudadanas para conducir su propio destino. Esa interpretación la comprende hasta un alumno de primero de bachiller. Usted podrá juzgar que se trata de una metáfora manida o de una moraleja pasada de moda. De acuerdo. Pero de ahí a deducir que nos encontramos ante un nuevo ataque a Andalucía media un kilo y tres cuartos. El silogismo es ya un clásico de la propaganda de bajo coste. Si me atacas a mí, atacas a Andalucía. Hemos visto patrañas como esta docenas de veces. Dirigentes que se enfundan la bandera verde y blanca cada vez que alguien comete el atrevimiento de desnudar sus vergüenzas políticas. Y el truco nacionalista funciona. Aunque sea un ardid nacionalista de andar por casa. Pero enardece a las masas y cohesiona a los votantes frente al enemigo exterior. Pujol ensayó la artimaña durante décadas con A gran éxito de público y taquilla. Ya lo vimos en aquella aparición mesiánica en el balcón de la Generalitat cuando la basura de Banca Catalana le llegaba a los tobillos. Catalanes, nos atacan. La treta encajó a la perfección durante años hasta que la mierda le llegó al cuello y la señera ya no le alcanzaba para tapar la inmundicia. Mucho más tierna ha sido la intervención de Marta Ferrusola, la esposa del honorable en el Parlament. Acorralada por los escándalos familiares y la caída en desgracia de la estirpe Pujol, se agarró al nacionalismo de la señorita Pepis como a un clavo ardiendo. Cataluña no se merece esto, dijo sin ningún sentido del pudor en sede parlamentaria. Como si aún siguiera capitaneando la nave su señor marido y la maquinaria propagandística todavía fuera un instrumento a su servicio. Por no reparar, no reparó en que Cataluña estaba allí dentro en la cámara de diputados y eran sus representantes legítimos quienes les estaban pidiendo cuentas. Al señor Rivera se le acusa de ser catalán y no estar autorizado para hablar del stablishment andaluz. Un catalán, por lo visto, no puede hablar de Andalucía. Mucho menos de sus dirigentes, que son, según parece, la reserva espiritual del terruño. Si es usted andaluz puede sacar la parábola del pescador y los peces sin riesgo de que la presidenta de la Junta se te ponga a bailar sevillanas y te acuse de agredir a toda la comunidad autónoma con sus ocho millones y medio de habitantes. Pero si no es andaluz es usted enemigo exterior. Es decir. En todo este cuadro pintoresco es donde hay que situar el bonito detalle del señor Pezzi antes de ayer en el Congreso de los Diputados. Fue escuchar una referencia a la corruptela sistémica de los EREs en Andalucía y envolverse en la bandera verde y blanca como los hooligans del Manzanares. Resultó una estampa conmovedora que demuestra que tenemos la tribu dentro del cuerpo y además la usamos como un arma devastadora para ganar elecciones. No tenemos nada con el señor Rivera. Ni fú ni fá. Ni frío ni calor. Pero nos duele el estómago cada vez que un responsable público confunde el yo con el todo.

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