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ABC CORDOBA 18-02-2015 página 14
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14 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA MIÉRCOLES, 18 DE FEBRERO DE 2015 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU LIBERTAD Este es un lugar en el que el periodismo no debe elegir entre depender de un ministerio o ser hostilizado L A información de ABC sobre las amenazas venezolanas a empresas españolas para que éstas influyan en nuestros medios de comunicación tiene en realidad un gran valor expiatorio. Uno imagina a un espadón caribeño ajustado al cliché del Tirano Banderas amedrentando sin recato el principio de la libertad de prensa y ve confirmado el supuesto de vivir en un mundo por el que circulan sin represión ni interferencias estatales ciertos valores superiores de los que depende el sistema de contrapesos democrático. ¿De verdad es así? Hombre, comparado con Venezuela, éste es un lugar en el que el periodismo no debe elegir entre depender de un ministerio o ser hostilizado e incluso privado del papel necesario para imprimir. De hecho, es la comparación con Venezuela lo que permite a García- Margallo engolar la voz y pretenderse un campeón protector de la libertad de expresión, como si ésta fuera una gracia concedida por un gobierno en concreto con el que nos obliga la gratitud. Todo adquiere un aspecto peor si la comparación no se hace con Venezuela, sino con los ideales retóricos en los que se basa nuestra creencia de ser mejores. Presionar a las empresas para que éstas influyan en los medios es precisamente lo que se propuso el Gobierno de Mariano Rajoy cuando trató de imponer un mecanismo de control estatal de las inversiones en publicidad. La presión a las empresas formó parte de complejos planes urdidos por el gobierno para establecer lazos de dependencia con periódicos que quedaban incapacitados para la crítica o directamente para acabar con las carreras de directores de periódico que eran vistos como una distorsión del proyecto general de amansamiento de los medios. Pregunten a Pedro J. Ramírez y a algunos otros purgados de menor relieve social cómo les han sentado las declaraciones de García- Margallo acerca del escrupuloso respeto por la libertad que permite al Gobierno dar lecciones a Venezuela. Al final, la libertad de un periodista siempre dependerá de la resistencia del director o el editor cuando le suene el teléfono. No existen los gobiernos dispuestos a renunciar al control. Existen grados de grosería en la intromisión, y en ese sentido es verdad que los gobiernos colindantes con el totalitarismo o llenos de falsas coartadas patrióticas son más agresivos, mientras que los democráticos están obligados a la sutileza represora. Pero la libertad de la que hablamos no la concede García- Margallo, ni la vicepresidencia, ni la secretaría de Estado de Comunicación. La defiende el medio si tiene coraje para ello y si una cierta independencia económica lo salva de esa mendicidad suplicante de subvenciones y de campañas de publicidad institucional. Ello otorga un valor inaudito al euro y pico que paga el lector. Es ese euro, y no un ministro, el que nos hace libres. Libres para enojar lo mismo al ministro que al espadón cuando procede, pues la libertad de prensa con la que nadie se enfada es sólo un lugar común al servicio del narcisismo. DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO SALVAR AL SOLDADO BONILLA Susana Díaz da a enteder que Rajoy ha venido a salvar de la muerte política a su candidato. Olvida que el PP ganó las últimas elecciones ACE unos días, la presidenta de la Junta, criticando la presencia del presidente del gobierno en Andalucía, se refería al candidato del Partido Popular, Moreno Bonilla, con algo más que sorna, sólo había que fijarse en la expresión de su cara. Se preguntaba Susana Díaz, si Rajoy que, ciertamente, no se prodiga por estas latitudes, había venido a salvar al soldado Bonilla A Susana Díaz, a quien todos le reconocen una extraordinaria capacidad para manejar los cuchillos, políticamente hablando- -prueba de ello es que las cunetas de su andadura política están llenas de cadáveres- lanzaba un dardo envenenado el candidato popular. Utilizaba una maldad al tildar a Moreno Bonilla de ese modo, parafraseando el título de la película de Steven Spielberg en que el capitán John Miller, interpretado por Ton Hanks, al frente de una patrulla, tiene como misión salvar al soldado James Francis Ryan (Matt Damon) La razón principal de dicha misión era que tres hermanos del soldado habían muerto en pocos días y el presidente de los Estados Unidos deseaba ahorrar a la desgraciada madre un telegrama más, anunciándole la muerte de ese cuarto hijo. H La metáfora es dura, muy dura. Según Susana Díaz, la venida de Rajoy a Andalucía tendría como objetivo salvar de la muerte política al candidato popular señalando, al mismo tiempo, que los anteriores candidatos del PP a las elecciones autonómicas han perecido en el intento de hacerse con el gobierno, incluido Javier Arenas quien ganó las últimas elecciones, pero sin la mayoría absoluta a que le obligaba la llamada aritmética parlamentaria. Una aritmética que no siempre se rige por las reglas de una ciencia como las matématicas que se denomina exacta. Es evidente que Moreno Bonilla no es conocido, ni ha estado en el parlamento lo que le ha impedido ganar notoriedad y poder fajarse dialécticamente con Susana Díaz. La convocatoria electoral que el propio Moreno Bonilla exigía el pasado mes de diciembre, aludiendo a la ingobernabilidad de Andalucía- -no debería repetir más lo de los millones de euros que cuestan el adelanto electoral- lo ha pillado con el paso cambiado. También resultan evidentes las largas ausencias del presidente del gobierno en Andalucía, salvo en periodos electorales- -igual que hacía Zapatero cuando era presidente- pero los estrategas electorales consideran que la presencia de un presidente del gobierno es una ayuda para los candidatos. En una situación similar Susana Díaz no tendría ningún capitán John Miller del que tirar. El secretario general de su partido, con el que sostiene una lucha soterrada por el liderazgo, puede meter la pata, y sabe que el expresidente Zapatero no puede arroparla, pese a que en varias ocasiones se declaró zapaterista, aunque luego se desdijo. Zapatero supone tal lastre para los socialistas que los estrategas electorales del PSOE no sabían dónde meterlo en la última campaña a elecciones generales, conscientes de su desastrosa gestión gubernamental. Todavía sigue protagonizando graves desmanes al reunirse a comer con Pablo Iglesias, otro que sólo ha venido por Andalucía ante el incendio provocado por Begoña Gutiérrez, su correligionaria y líder de Podemos en Sevilla, a cuenta de su metedura de pata con la Semana Santa.

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