ABC CORDOBA 15-02-2015 página 100
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página100
- Fecha de publicación15/02/2015
- ID0006425935
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98 GENTESTILO A ESTA ALTURA DOMINGO, 15 DE FEBRERO DE 2015 abc. es estilo ABC MARTA BARROSO Quique Sánchez Flores Mi madre dice que no canto mal El entrenador del Getafe, sobrino de Lola Flores, muestra su cara extradeportiva A. L. JIMÉNEZ MADRID FUERA DE PISTA Una lumbalgia al agacharte es una posibilidad tan presente que hay que tener mucho cuidado squí, deporte de riesgo. Eso dicen. Aunque a determinada edad el riesgo está fuera de pista. Está claro. Antes o después de esquiar. En el peor momento del día, en el que te tienes que poner esos monstruos de botas, o en el mejor momento del día, cuando te las tienes que quitar después de esquiar. Una lumbalgia al agacharte es una posibilidad tan presente que hay que tener mucho cuidado. Muchísimo. Tanto que, ante la falta de elasticidad del cuerpo a estas alturas, lo mejor es pedir una mano amiga. Había que vernos. Al grupo de amigas que, un año más, desde hace cuarenta (qué horror, esto no lo he escrito yo) decidimos hacer una escapada a las altas montañas. A esquiar. Sin pensar siquiera lo que conlleva practicar este deporte a determinada edad. Como si de un grupo de adolescentes se tratara planeamos el viaje con una ilusión increíble. Al grito de solas, solaaas, todo es más fácil. Por las mañanas, con la calma. Con tanta, que hay días que cuando vamos a comprar el forfait no sabemos si compensa sacar el de día entero o el de tarde. Pero eso después de la pesadilla. El momento de calzarte las botas. El infierno. Que se puede convertir en el paraíso al descubrir que te entran sin esfuerzo, como por arte de magia. Hasta que descubres que no son las tuyas, que son las de tu marido. Como le pasó a una de las amigas. ¿O fue a mí? No me acuerdo. El caso es que ante el disgusto no sopesó la idea de alquilar otras y decidió usarlas sin pensar en el riesgo de esquiar con los pies sueltos. Pues no me pregunten cómo lo hizo, pero no se cayó ni una vez. En pistas. Fuera, ya es otra cosa. Porque fue llegar al guardaesquís, resbalarse y destrozarse una rodilla. La pobre. Claro, la culpa la tuvo su Él. Por dejar las botas al lado de las suyas y no avisarle. Estuvo dos días sin esquiar. Lo mismo que otra. Que se cayó de lo alto de un taburete de una cafetería en un descanso del descenso, y se dejó el coxis clavado allí. Las otras nos moríamos de risa ¿por qué te hace tanta gracia que alguien caiga? hasta que llegó nuestro momento. De descubrir que el esquí, sí, es un deporte de riesgo. Fuera de pista. A pesar de todo, volveremos. Creo. E Tras pasar por los banquillos de Getafe, Valencia, Benfica, Atlético y Al- Ahli, Quique Sánchez Flores ha afrontado un nuevo reto: regresar como entrenador del equipo azulón, con el objetivo de asegurar la permanencia. En la semana en que ha alcanzado los quinientos partidos en Primera división unidos a los trescientos como futbolista ABC habla con el míster más cool de los terrenos de juego. Está de moda volver: Pepe Mel, Torres, usted... ¡Parece que las segundas partes no son solo para el Quijote! Esta profesión te guía por diferentes sitios. En mi caso, después de tres años lejos de mi país quería regresar lo más cerca posible de casa. En el Getafe, además, hay gente que conozco y que quiero. Me pareció la mejor opción. ¿Se imaginaba de niño siendo otra cosa que no fuera futbolista... O la influencia de su padre era demasiado alargada? Nunca quise ser otra cosa. Solo imaginaba mi vida dentro del mundo del fútbol. De niño montaba mis campitos de futbol en la puerta de mi casa, en la calle Povedilla, para jugar con las chapas. Como mi terreno de juego estaba atravesado era una incomodidad pasarlo... Y un día, mi madre salió a recibir a mi tía Lola (Flores) y le dijo: ¡Hay que ver este chiquillo que no nos deja ni pasar! Siempre igual, con su fútbol Y mi tía, saltando por encima del campo le dijo: Déjalo, Carmen, que cuando el niño lo hace será por algo! Y mira. Mi tía tenía razón... (risas) ¡Su tía siempre la tenía! (Risas) Pues sí: era fútbol a todas horas. Leía periódicos deportivos, me acostaba con la radio debajo de la almohada... No sea coqueto: sería un transistor. Eso, eso (risas) Es verdad. Hablando de coquetería, sabrá que le llaman el dandy de los banquillos. No me lo creo... Y, la verdad, tampoco me preocupa ni le presto demasiada atención. Se escapa a nuestro control lo que los demás piensan de nosotros. Hay bloggers que analizan su estilo: sus grises, negros y marinos; las camisas blancas y azules Oxford, los jeréis con cuello de pico... ¡No les desilusione! ¿En serio? Pero si no hay nada premeditado. Sólo tengo tres o cuatro prendas para los banquillos, que son siempre las mismas. Ropa muy sim- Quique Sánchez Flores ple, por una cuestión de utilidad. Si tengo que pensar todo lo que me dices, sería horrible. Sí, porque se suda mucho... Mire Camacho... Es que se suda. Aunque es cierto que, con la experiencia, lo encaras de forma distinta; tienes menos tensión. Los años no sirven únicamente para que te salgan canas. En el fondo, de lo que están hablando unos y otros es de un toque de elegancia natural... Bueno... Tal vez de mi conducta, de MIGUEL ÁNGEL ACERO Publicidad La hice hace 25 años, y la experiencia no me dejó tan emocionado como para repetirla la forma educada y correcta con la que intento expresarme... No sé. En cualquier caso, nunca me he parado a pensarlo. Ya de lateral derecho era usted elegante. Digamos que me gustaba jugar al fútbol y lo disfrutaba. Tenía cultura de tratar bien la pelota. Está el fubolista agresivo y el que tiene más feeling con el balón. Dejémoslo en que era fino Si yo trabajara en una firma de perfumes, le llamaría para un anuncio. Estoy muy apartado de eso. Lo hice hace 25 años, cuando fui al Mundial de Italia con la selección... Y la experiencia no me dejó tan emocionado como para repetirla. La notoriedad me interesa poco. Tengo que preguntárselo: ¿sabe bailar, cantar o tocar el cajón? (si me dice que no, yo me revisaría el ADN Flores) Bueno, viniendo de la familia que vengo, en fin... Todos saben hacer de casi todo en el mundo del arte. Yo... digamos que bailo algo, toco las palmas y mi madre dice que no canto mal. Es más, dice que lo hago bien, pero yo lo