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ABC CORDOBA 27-08-2013 página 72
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MARTES 27.8.2013 Editado por Diario ABC, S. L. San Álvaro, 8, 1 3, 14003 Córdoba. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 35.672 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 957 497 675 Suscripciones 901 400 900 Atención al cliente 902 530 770. 13352 8 424499 000020 EL VERANO, TODOS LOS VERANOS San Rafael VISTO Y NO VISTO La Suiza española Es la quintaesencia del verano en la Sierra: dos de cada tres noches son frías y pasear por sus senderos es una forma de olvidar el tráfago cotidiano A tiro hecho Dónde pasear La Carretera Forestal que une, entre pinos, San Rafael con El Espinar. El ascenso, moderado, hacia Cueva Valiente. La larga caminata desde el Puerto de los Leones hasta Cabeza Lijar, de ahí a Collado Hornillo para descender hacia San Rafael. IGNACIO RUIZ- QUINTANO PESTES En La Paz murió Franco, y la izquierda, que es muy mitómana, ha escogido ese hospital para un juicio final S Dónde comer La Serrata un clásico por el que han desfilado varias generaciones de veraneantes ante su vino de Cebreros, la oreja y el chorizo. La Brasería de San Rafael por fin, un lugar donde comer una carne excelente, braseada como es debido. La Viña en la carretera hacia Segovia, dignas croquetas, para empezar. San Rafael, 19 35. Veraneante s en la fuente de los Jaboneros FERNANDO R. LAFUENTE erca de Tablada la Sierra pasada fálleme con Aldara a la madrugada escribe Juan Ruiz, Arcipreste de Hita en su Libro de Buen Amor. Los encuentros placenteros del viajero en las entrañas del bosque son siempre una buena manera de pasar el verano, desde entonces. A pocas leguas de la citada Tablada se encuentra San Rafael, fundada por Carlos III en el año de 1784, al pie de la Sierra de Guadarrama, del Puerto de los Leones (ahora, dicen, del León) de los macizos imponentes de Cabeza Lijar, Cueva Valiente y la coqueta Peña de Juan Plaza, la localidad segoviana es la más alta de toda la sierra norte con 1.212 metros, lo que hizo que allá por los primeros años del siglo XX fuera considerada como la Suiza española. Y esto del veraneo tiene también sus principios, lo que un cursi denominaría ontología La de San Rafael es bien sencilla: una naturaleza apabullante, un clima alpino y unos veraneantes ilustres, además de una jugosa gastronomía, y unas fiestas populares, con la respingona (una particular jota segoviana que haría las delicias del gran dulzainista segoviano Agapito Marazuela) llena de jolgorio y chanza. C San Rafael, 2013. Panoa ian de la localidad segov rámica El paseo hacia El Espinar a través de la denominada Carretera Forestal, entre pinos y helechos es una de las epifanías salvajes que los días en San Rafael a uno le deparan, o la visita a la antigua estación de ferrocarril en las faldas de Cabeza Reina, con su aire montañero y melancólico. Allí se recuerdan futuros días de gloria, cuando las familias acudían desde la canícula madrileña los domingos a darse un chapuzón en el río Gudillos. Napoleón pernoctó en la Casa de Postas, y después Fonda, que dio origen a San Rafael, el 22 de diciembre de 1808. Pero la historia del veraneo tal y como lo entendemos (o lo entendíamos antes de la desagradable crisis económica) comenzó en las primeras décadas del siglo XX, por allí tuvieron casa, y qué casas, mejor decir mansiones u hoteles en la jerga elegante de entonces, Ramón Menéndez Pidal, menudo casón en pleno Paseo de Rivera, el Conde Gamazo, Ramón J. Sender (dramáticamente el 18 de julio de 1936, ya en plenas vacaciones, el escritor se había quedado en Madrid, de Rodríguez y su mujer se encontraba veraneando con sus hijos. Nunca pudo regresar a la capital, al quedar del lado franquista, y nunca más se volvió a ver el matrimonio. Carlos Saura escribió un guión excelente sobre el asunto, ¡Esa luz! Rafael Alberti, Alejandro Lerroux y pasados los años y las guerras, Luis Miguel Dominguín y Ava Gardner, en fin, el sitio lo merece. San Rafael es la quintaesencia del verano en la Sierra, las noches son, dos de cada tres, frías, el relente cae y el distinguido jersey forma parte del vestuario más que obligatorio, necesario, la luz resplandece al mediodía con el azul más puro que alguien haya contemplado en el cielo. Pasear, perderse en los múltiples senderos que parten desde la calle de la Iglesia es una manera de olvidarse del inútil tráfago cotidiano de la gran ciudad, que ya por no ser ni siquiera es grande, sino insoportable. Un remanso de soledad, de silencio, de vida plena. Nada menos. San Rafael, la Suiza española. MAÑANA, Santander i alguien esperaba que el perro de San Roque, patrón de la peste, allanaría a los sanitarios de La Paz el camino para ofrecer sus disculpas por la gamberrada contra la delegada del gobierno, estaba equivocado. En La Paz murió Franco, y la izquierda, que es muy mitómana, ha escogido ese hospital para hacerse fuerte. Lo que los escolares de la época recordamos de la muerte de Franco es el parte que el equipo médico habitual leía cada día desde La Paz, que era una cosa como lo de la criadita jerezana que contaba Pemán, muy escrupulosa en la exactitud de los recados, contestando, a voces, de galería a zagúan, al que había venido a preguntar por la salud muy quebrantada del señor: Ayer mejoró bastante al mediodía. Luego pasó la tarde sin fiebre. A las nueve y pico le volvió un poco la disnea. Luego se volvió a acostar. A las diez durmió un rato con mucho reposo... Y a las once, se murió. Franco se les murió en la cama, y es natural que la izquierda, en su segunda venida, aspire a montar en ella su juicio final, con las benditas ovejas a su derecha y las malditas cabras, que son los fachas, a su izquierda. En la gamberrada contra la delegada del gobierno late, desde luego, aquel Madrid odioso, cargado de ordinariez y resentimiento, que llevó a Ruano a cambiar de bando, una vez seguro de su grande pecado social: individualismo esteticista y falta de pasión por ningún tema colectivo. Un Madrid, ay, nervioso e incómodo, afeado y entristecido, que daba a la calle (lo que Cayo Lara, entre cita falsa y cita falsa de Marx, entiende por frente popular) un tinte agrio y a la ciudad un clima moral desapacible. La solución, háganme caso, es otro Sálvame Igual que ya hay un Sálvame del cuerno que enloquece a las señoras y otro Sálvame del balón que enloquece a los hombres, pruébese con un Sálvame de la salud, y a discutir de enfermedades, que es, después del tiempo, de lo que al español más les gusta hablar.

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