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ABC CORDOBA 29-12-2012 página 80
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ABC CORDOBA 29-12-2012 página 80

  • EdiciónABC, CORDOBA
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80 GENTESTILO Álbum de familia Un siglo de glamour en el Archivo de ABC SÁBADO, 29 DE DICIEMBRE DE 2012 abc. es estilo ABC Roy Halston, Bianca Jagger y Andy Warhol en la Nochevieja del 78 en la discoteca Studio 54, en Nueva York. Al fondo, Liza Minnelli y Jack Haley NOCHEVIEJA EN STUDIO 54 ÁNGEL ANTONIO HERRERA la discoteca Studio 54 entraba Bianca Jagger, de cumpleaños, con caballo blanco incluido. Andy Warhol fue parte del mobiliario que casi no había, porque allí todo lo vistió la música disco de entonces, los desabrochados finales de los setenta, con Diana Ross o Village People animando desde la pista a la afición. La afición la componían los citados y Mick Jagger, y Grace Jones, y Mohamed Ali, y Dolly Parton, y Salvador Dalí. A la discoteca Studio 54 iba Truman Capote a alternar incluso con mujeres. Dicen algunos que tenía un aforo de quinientas personas, pero malamente nos salen las cuentas, porque no sabemos cómo allí podían caber tantos famosos y tantos guapos o gua- A pas de figuración. Studio 54 resultó el domicilio no laboral de los famosos, la cava del desmadre internacional, el sótano de oro de los que trasnochaban fieles al lema de Henry Miller: No se vive la vida. Se devora Aquí tenemos una estampa de su álbum incontable. Se trata de la Nochevieja del 78, y todos se agolpan en esa promiscuidad del besuqueo o la cháchara, que luego solía pasar a mayores. Vemos a Roy Halston, altivo de pajarita, a Warhol, momificado de sí mismo, a Liza Minnelli y a su marido, Jack Haley Jr. Luego hay toda esa punta de tribu exótica que iba y venía por el sitio, metiendo ambiente, con más provocación que sastrería. El hippismo ya era por aquellos días un póster caduco y se entornaban las vísperas del sustazo del sida. A Studio 54 iban los que eran un Rolling Stone en lo suyo, y los cuerpos gloriosos y anónimos de la ciudad, como gogós de un Miguel Ángel canalla, mirón e insomne que quizá se llamaba Steve Rubell, el dueño del aquel cotarro, que hacía de poli de puerta bajo el criterio no quiero muermos de asiento. Solo gente guapa y diverti- En la puerta Llena de famosos contentos, siempre hubo más gente fuera del lugar haciendo cola en la calle da Hay una película mala al respecto, mala, pero elocuente. Roy Halston ya era Halston, sólo Halston, el príncipe de la alta costura de la época. Empezó de dibujante y acabó inventando el sombrero que adornó a Jacqueline Kennedy en la toma de posesión presidencial de su marido. A Elisabeth Taylor le hizo chilabas de espuma y a Lauren Bacall varias túnicas que en ella quedaban como diseños de humo. Liza Minnelli también fue clienta, pero aquí figura de musa de juerga. Si desplazáramos el encuadre, nos íbamos a encontrar con un Michael Jackson casi bachiller, ensimismado de melena afro, o quizá con Jane Fonda, que también celebraba el fin de año, aunque en la discoteca siempre se estaba celebrando el fin del mundo, entre la bacanal y la coreografía. Si repasamos las fotos abundantes de Studio 54, parece siempre que no caben en un flashazo tantos famosos contentos. Pero siempre hubo más parroquia fuera, en la calle bullente, haciendo cola para entrar al país de las maravillas. O no entrar. Porque a Cher, en un mal día, le dieron portazo. No consta en su biografía, pero sí en la de la discoteca, donde no amanecía la nochevieja.

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