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ABC CORDOBA 17-12-2012 página 20
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ABC CORDOBA 17-12-2012 página 20

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20 CÓRDOBA Tribuna libre LUNES, 17 DE DICIEMBRE DE 2012 cordoba. abc. es ABC Los Patios de Córdoba: una herencia romano- andalusí POR ANTONIO ARJONA CASTRO E L patio es el elemento sin el cual no se concibe la casa andaluza. Aunque el origen de su nombre es incierto, nadie duda de su existencia desde tiempos remotos en la casa mediterránea. El patio es vital para la casa, para la vida en ella, para la salud de sus habitantes. Vivir en colmenas de pisos ha hecho la vida de los habitantes de las grandes ciudades molesta e insana. Pero veamos someramente los diferentes tipos de patios que puede haber en una casa andaluza; en muchas de ellas hay un primer patio que es más bien de distribución y de él reciben luz y ventilación las habitaciones más privadas, pues las del exterior son más de recibo; en él está situada la escalera y el paso a la parte posterior de la casa. En cambio hay un segundo patio, ajardinado, situado en un segundo plano, donde se hace la verdadera vida en las casas más aburguesadas; esta zona queda oculta a las miradas de la calle, mientras el primero se domina fácilmente a través de la cancela y ésta es casi siempre de hierro con un dibujo muy calado, como un encaje. Los patios a su vez tienen características propias en algunas provincias andaluzas. Por ejemplo, en los patios andaluces existen ciertas diferencias entre los más frívolos sevillanos, los serios y graves cordobeses a los alegres patios ajardinados de los cármenes granadinos. Pero es imposible determinar y concretar estas diferenciasque sólo son ligeros matices de luces y sombras o de ornamentación. La casa andaluza, lo mismo la de un piso que la de dos, adquiere su máxima importancia en el patio. En las viviendas populares la cocina, en las crujías posteriores, tiene una salida al patio, corral o jardín (que de todo tiene un poco) cuando no se utiliza éste como propia cocina con el anafre, tan fácil de transportar, y dadas las excepcionales condiciones climáticas en casi toda la región. Este patio de la casa de tipo medio adquiere una gran importancia, y no sólo como lugar de paso y de distribución, sino como cuarto de estar, por el ambiente- flores, fuente, plantas, rincones amables, mecedoras, luz suave tamizada muchas veces por un toldo. Todos estos tipos de patios existen el Palacio de Viana, que yo califico como Museo de patios. Pero las diferencias entre los patios de cada provincia se acentúan entre las diversas comarcas de cada una de ellas. Así ocurre con los de la sierra y los de la campiña, y a su vez entre éstos y los de la Subbética; diferencias muchas veces muy sutiles, de matices en la terminación de los encalados de la obra, en el material de su solería e incluso de las plantas y flores que le adornan. El patio cordobés descrito magistralmente por Azorín en su Paisajes de España es más grave, reposado. Veamos su descripción: El patio en Córdoba no tiene el ambiente sutil de voluptuosidad que se respira en Sevilla; hay en ella una nota de severidad, de sobriedad, de ascetismo, que es lo que domina en las casas. Córdoba es un patizuelo empedrado de menudos guijos, una pared encalada de blanco con un zócalo azul y olor en el aire de olivo quemado. Lo que Valera describe es más fastuoso y, acaso, menos cordobés: la hiedra, la pasionaria, el jazmín, el limonero, la madreselva, la rosa enredadera y otras plantas trepadoras, tejen ese tapiz con sus hojas entrelazadas y lo bordan con sus flores y frutos Es más difícil de definir el patio granadino, sobre todo el de los cármenes que rodean la Alhambra, todos ellos cargados de flores y plantas exhuberantes, con la influencia- -sin quererde los inigualables jardines y patios de la Alhambra y el Generalife- Sin embargo, sin llegar a hacer olvidar esos inimitables jardines, se logran bellos rincones que no tienen la alegría de los sevillanos, ni la severidad de los cordobeses, sino el recuerdo de las yeserías policromadas del arte islámico. En cada patio hemos de ver una enorme belleza tranquila y suave, obra de una mano amorosa. Pero sea cual sea el tipo de patio, su influencia en la salud de la casa es evidente. Y no solamente en la salud corporal sino en la más importante la espiritual. ¿Cuántas enfermedades psíquicas y nerviosas se evitarían al hombre de las grandes ciudades que vive en bloques de pisos si tuviera patio? La casa es un ecosistema, espacio protegido donde la temperatura y la humedad favorecen el desarrollo de los seres vivos. Recibe energía, aire, agua. Y recibe sol fundamental para el crecimiento del niño y la salud del joven y del anciano. La casa está formada por elementos frecuentemente biodegradables (maderas, tejidos) y contiene diversas poblaciones que viven en comunidad: los humanos, los animales domésticos, los roedores, los insectos, los arácnidos y sobre todo los ácaros de las camas y del suelo, que se nutren de las escamas epidérmicas del ser humano y de restos alimenticios del grupo de los farináceos. Estos ácaros constituyen la parte más importante de los alergenos de la casa, causa por tanto de numerosas alergias respiratorias. Para evitar la proliferación de estos acáridos lo importante es volver a los antiguos postulados de los quehaceres de la casa: limpieza cuidadosa y diaria de la casa y sobre todo, exposición, sí esto es posible, al aire fresco, y seco y al sol. Los rayos del primer astro de nuestro sistema son esenciales para la vida de todo ser viviente. Para poder realizar bien esta exposición es fundamental la existencia del patio. Un patio lleno de flores y plantas es el pulmón de la casa. El proporciona oxígeno al hogar. Y no se preocupen los alérgicos por las flores. Da la casualidad de que las flores provistas de corola brillante, no son alergizantes. La divina providencia lo quiso así. La vida en las grandes colmenas de pisos no es sana. Faltan los patios elemento fundamental para una vida sana y agradable. Pero sobre todo cuando se carece de patio, no se puede gozar de las sensaciones que en él se perciben en las largas noches de nuestros estío andaluz. Estos momentos de solaz son fundamentales para el equilibrio síquico de los habitantes de la casa. En nuestros patios, en esas largas noches de verano, gozamos de un aire puro y lleno de aromas diversos y exquisitos, en él contemplamos el cielo estrellado. Y, cuando el calor agobia podemos, refrescarnos y dar algunas cabezadas en una cómoda butaca hasta el alba. Mientras esto llega contemplamos el cielo estrellado y los cambios que acaecen lenta pero inevitablemente en la bóveda celeste. Como nos la describe magistralmente un poeta hispano- árabe: La noche tardaba mucho tiempo en cumplir su promesa de aurora, y las estrellas se quejaban de su largo insomnio; Cuando de repente el viento del Este tocó (con su soplo) el almizcle de las tinieblas, el jardín trató de gozar de este aroma delicioso. El alba muestra la mejilla ruborosa, bañada en el rocío salpicado de sudor. Entonces la noche va de estrella en estrella (para permitirles el reposo) y caen lenta y sucesivamente como hojas de un árbol... El aire puro del patio es esencial para la salud del hogar y de sus habitantes, y el caso es que esto ya lo adivinó el poeta Ibn Zaydun cuando escribía: Una brisa de soplo embalsamado, soplando al atardecer ha curado a un enfermo. Acogida (con placer) ha soplado del Este, y es que embalsamaba incluso la fragancia olorosa ANTONIO ARJONA CASTRO es académico numerario de la Real Academia de Córdoba

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