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ABC CORDOBA 04-12-2012 página 13
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ABC CORDOBA 04-12-2012 página 13

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ABC MARTES, 4 DE DICIEMBRE DE 2012 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA MONTECASSINO HERMANN EL ABUSO DEL PERDÓN El oscurecimiento del pensamiento, causa de impunidad e injusticia, pero también de desprecio a la ley, son el diagnóstico perfecto de lo que ha sucedido en el mundo desarrollado A YER tuve el honor de participar en la presentación de las Obras Completas del Papa Benedicto XVI en Madrid. Nada menos que con el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, y mi admirado Olegario González de Cardedal. Invitado por la Biblioteca de Autores Cristianos. No era yo por supuesto el encargado de hablar de la Teología de la liturgia, a la que está dedicada el primer volumen. Yo hablé de este Papa, del momento y del mundo de fuera A partir de una reflexión del Papa Ratzinger que creo va directamente a las raíces de muchos de nuestros males y debilidades. Aludía el Papa a todos estos años en los que, en el seno de la iglesia se había ocultado el mal- -el mal de los abusos pederastas- Y señalaba que a partir de los años sesenta del pasado siglo se había hecho fuerte en la Iglesia la idea de que debía ser sólo iglesia del amor. Y no iglesia del derecho, como hasta entonces. Con un concepto del perdón tan general que acababa excluyendo el castigo. Y en la Iglesia se dejó de castigar. Y se generó la impunidad. Ignorando que la sanción debe ser un acto de amor. Al castigado, pero ante todo a la víctima. En aquellos años se produjo, decía el Papa también en las gentes muy buenas, un curioso oscurecimiento del pensamiento (Eine merkwürdige Verdunkelung des Denkens) Y añadía que debemos volver a aprender a reencontrar el justo equilibrio entre el amor al pecador y el amor a la víctima. Ese cambio de conciencia llevó al eclipse del derecho, de la justicia. Y se cayó en un reduccionismo del concepto del amor, que no debe ser sólo cariño y afectuosidad, sino ante todo amor a la verdad. Y a la verdad pertenece también hacer justicia. Ese oscurecimiento del pensamiento, ese pensamiento débil, causa de impunidad e injusticia, pero también de desvarío, falta de claridad y probidad, ausencia de reglas y desprecio a la ley, son el diagnóstico perfecto de lo que ha sucedido en el mundo desarrollado. Miremos alrededor, la impunidad y la falta de responsabilidad y no sólo, aunque sí especialmente, de los más poderosos. El desprecio al débil y a la víctima, la ignorancia de las leyes que es causa de tantas desgracias. Desarmada la justicia que premia al justo, resarce a la víctima y castiga al culpable, desactivada esta justicia que pone un orden en nuestros valores, todo vale lo mismo. Rotos los códigos, las jerarquías y el orden de dichos valores por un siempre obsceno todo vale todo y nada importa lo mismo. Lo bueno y lo malo. Mozart y las maracas. Velázquez y un garabato. Lo auténtico y lo falso. La verdad y la mentira. El verdugo y la víctima. Mis principios de ahora, los de ayer u otros que quizás gusten más. Ahí está, nos dice este Papa una clave del relativismo que ha crecido hasta convertirse en un monstruo que nos tiraniza. Y que amenaza implacable a cualquiera que ose desafiar su lógica y órdenes. Hay que hacer frente a ese tirano y a sus muchos lacayos. Con nuestros valores. Pero además con valor. Y que hay que saber aguantar el insulto y la ridiculización. La ofensa y la agresión. Porque la verdad existe. Y luchar por encontrarla y defenderla es un derecho pero además el camino seguro para salir del mundo chato y romo, de la sociedad que compite en la angustia, la ansiedad y el miedo. Hacia una vida más amplia, más libre, más rica y auténtica, a la postre, verdadera. IGNACIO CAMACHO LAS ESPOSAS DEL INTOCABLE Los delitos de Ferrán habrá que probarlos pero es palmario que su cargo patronal le otorgó blindaje y fuero de ventaja N medio de la peor crisis de la Historia, la imagen de un empresario en la cárcel es en sí misma un gesto o un acto de justicia poética, o al menos así le parecerá siempre a esa izquierda que esquematiza el mundo y el sistema en una viñeta de hambrientos parias sobrexplotados por panzudos patrones con chistera. Sucede que hay veces en que ese populismo demagógico tiene razón y ciertos dirigentes financieros o capitanes de empresa se empeñan en parecerse a su propia caricatura alimentando con conductas desaprensivas los más veteranos tópicos. Para la mentalidad popular un empresario estafador es, simplemente, un pleonasmo. En el caso de Gerardo Díaz- Ferrán hay, a tenor de los expedientes judiciales, indicios de que ese pleonasmo fue elevado a categoría institucional con agravantes de irresponsabilidad colectiva. La patronal española lo sostuvo en su cúpula durante demasiado tiempo contra evidencias demasiado razonables; si no de que fuese un delincuente, que eso habrá que demostrarlo en sentencia firme, sí de que era un pésimo empresario. Por razones de solidaridad corporativa sus cofrades debieron de pensar que nadie los representaba mejor en plena crisis que un administrador en quiebra. Pero a Ferrán se le amontonaban los fracasos, los sumarios, los pasivos y los acreedores; su peripecia al frente de la CEOE, negociando con Zapatero acuerdos sociales imposibles en plena recesión, fue un papelón que no se merecían los cientos de miles de industriales honestos que han braceado contra las dificultades jugándose sus patrimonios para poder hacer frente a las deudas. Ahora que está detenido y embargado mucha gente pensará que ya era hora de que apareciese con las esposas algún culpable simbólico; la hoguera de la ira popular lleva tiempo exigiendo también el combustible de un banquero. El problema de Díaz- Ferrán consiste en que no era un simple gestor en apuros; fue tres años el jefe de la patronal, un epítome de casta, un intocable, y su caída arrastra con efectos retroactivos una parte sustancial de la reputación colectiva de nuestros emprendedores. Su mandato cooptado contra toda racionalidad constituyó un grave error que ahora repercute en el maltratado prestigio global de su gremio. Esta crisis demoledora se ha llevado por delante la fama de políticos, sindicalistas y financieros, a los que la gente contempla como una clase extractiva blindada en privilegios. La caída tardía del expresidente de la CEOE avala sospechas de desigualdad y favoritismo: ningún dueño de pymes habría resistido tanto tiempo en condiciones de precariedad la mitad de flagrantes. Los delitos de Ferrán habrá que probarlos, pero resulta palmario que su cargo le sirvió de parapeto y le otorgó fuero de ventaja. La organización patronal se debe una autocrítica a sí misma y al resto de la sociedad que la sostiene con millonarias subvenciones. E MÁXIMO

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