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ABC CORDOBA 30-11-2012 página 14
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ABC CORDOBA 30-11-2012 página 14

  • EdiciónABC, CORDOBA
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA VIERNES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND UN PACTO RARO Los españoles nos dimos una Constitución, y debemos ser quienes la remendemos o renovemos, pero según sus propios cauces L AS bellotas extremeñas, convenientemente procesadas por el cerdo ibérico, son la base de unos jamones extraordinarios y de los mejores embutidos del mundo. Con perdón de los salmantinos que le andan a la zaga, pero que comparten su prestigio castellano- leonés con las alubias de Ibeas de Juarros, el cordero de Aranda o las yemas de Santa Teresa. No tengo constancia de que existan sobredosis dañinas en el consumo de los productos derivados del cochino ni de que estos tengan condición alucinógena, pero algo debe de haber para que un prócer socialista, que por tener tiene hasta una Fundación que lleva su nombre y una gran carga de prestigio después de un cuarto de siglo al frente del gobierno de Extremadura, se arranque en las prácticas del surrealismo político. Juan Carlos Rodríguez Ibarra fue el anfitrión de una interesante reunión celebrada antier en Madrid y en la que, inteligente y civilizadamente, contrastaron ideas sobre el vigor de la Constitución Dolores de Cospedal, Felipe González y, entre otros Miguel Herrero y Miguel Roca. Fue, por lo que leo en los periódicos, un inteligente repaso en el que unos dijeron lo que les vino en gana, como González y otros, tal que Cospedal, intervinieron en acto de servicio y disciplina. De todo lo dicho e informativamente reproducido merece especial atención la iluminada aportación del ex presidente de Extremadura. El hombre, pleno de buena voluntad y animado por el buenismo que tanto daño le hace al socialismo español, sugirió, si no es posible un pacto constitucional, uno institucional impulsado por el Rey que lo pondría en manos del príncipe de Asturias que, a su vez, le encomendaría a Felipe González su elaboración. Cuentan los cronistas que González al escuchar tan singular propuesta se sacudió la pechera, como hacían los hidalgos antañones para limpiarse las migajas del condumio, para dejar claro su nula adhesión a la causa. Como bien concluyeron los próceres del debate, España tiene un problema en la organización del territorio que, según Herrero de Miñón, se complica con una asimetría de identidades y otra económica. Todos estamos preocupados por ello. La endeblez económica del Estado convierte en superlativa esa inquietud y no está de más que, quien pueda y quiera, aporte soluciones. El límite está en la propia Constitución, de la que nace el mal y es imprescindible para su cura, y en la naturaleza parlamentaria y representativa que debe tener cualquier proyecto salvador La soberanía popular no debe ser olvidada como cimiento único de cuanto quiera construirse. Los españoles nos dimos una Constitución, peor que mejor, y debemos ser quienes la remendemos o renovemos, pero según sus propios cauces. Los experimentos, como decía Eugenio D Ors, con gaseosa. PERDONEN LAS MOLESTIAS ARIS MORENO LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE Al fin los concejales se ponen de acuerdo en algo. ¿Desempleo? ¿Vivienda? ¿Sanidad? Por favor. Las naves de Colecor O ME diga que no es para emocionarse. Te levantas por la mañana, te acercas al quiosco, abres la portadilla de local y zas: ahí lo tienen. Todos los partidos del arco municipal, más allá de discrepancias y estrategias cortoplacistas, unidos por una causa común. ¿Cuál? se preguntará usted. ¿El desempleo? ¿El derecho a una vivienda digna? ¿El centro de congresos? ¿La industria agroalimentaria? ¿La sanidad pública? Por favor. No me sea ingenuo. Aquí lo importante, lo verdaderamente importante, es sacar adelante las deposiciones urbanísticas del gerifalte de turno, tanto si las evacua en la carretera de Palma del Río como en la Carrera del Caballo. En este caso, los señores ediles han acudido al rescate de las naves de Colecor. Que le recuerdo, querido contribuyente, fueron construidas sin licencia y a plena luz del día, como quien coloca un quiosco de castañas pilongas en la puerta del teatro. No hablamos de una parcela para asar sardinas bajo el fresco de la sierra. No. Lo que su promotor levantó con toda impunidad fueron 40.000 metros cuadrados de nave para almacenamiento y distribución de mercancías, cuyo uso, por cierto, está expresamente prohibido por la normativa vigente en ese área. Y qué. El poder económico N no se detiene en menudencias administrativas. Ya lo dijo nuestro hombre en su momento: Voy más rápido que los papeles Y tanto. Así que el señor promotor apareció por allí una mañana, divisó el terreno, soltó una cuadrilla de peones y se dispuso a hacer de su capa un sayo mientras el concejal del ramo miraba para Edimburgo. De lo que vino a continuación dan buena cuenta las hemerotecas. Ya hubiera querido usted que sus representantes en el Pleno municipal hubieran mostrado idéntica cohesión para atacar el problema del desempleo. Pongamos por caso. O para integrar una estrategia conjunta frente a los desahucios. O incluso para sacar adelante un plan coherente y de futuro sobre el palacio de congresos, que, por lo visto, representa una infraestructura vital de la ciudad. Pero ese es territorio de escaramuzas. Munición para intercambio de fuego graneado. Ya saben ustedes. El clásico pim pam pum con el paro, la sanidad, la educación, el aeropuerto, el plan de movilidad, la vivienda de protección oficial y cualquier otra cuestión para la cual sería aconsejable un mínimo de consenso de vez en cuando. Qué tierno. Los señores concejales, representantes del bien común, según reza en nuestra Carta Magna, prefieren otro territorio para la unanimidad. Por ahí no se divisa fisura alguna en Capitulares. Ni ayer, ni hoy, ni previsiblemente mañana. De hecho, con un simple chasquido de la autoridad subyacente (ustedes ya me entienden) sus señorías votan lo que hay que votar y aprueban los planes de ordenación urbana que convengan. Así lo hicieron los alcaldes (y alcaldesas) de antes de ayer y lo hacen los regidores de hoy. Con sus correspondientes concejales de Urbanismo, jefes de departamento, gerentes de la cosa y todo el tinglado que va asociado. Cómo será el chiringuito urbanístico de grotesco que hasta el señor Gómez ha tenido el decoro de ausentarse del consejo de gerencia mientras sus colegas munícipes tomaban por unanimidad las decisiones verdaderamente importantes. Por las formas, desde luego, que no quede.

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