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ABC CORDOBA 28-11-2012 página 12
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12 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA MIÉRCOLES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND JUNQUERAS Junqueras, y ese es su peligro para la derecha catalana, tiene enjundia suficiente para ser un líder de la izquierda española NTRE los análisis que han suscitado los resultados de las últimas elecciones autonómicas catalanas se observa mucho desvarío. El fracaso de Artur Mas queda pendiente de amortización y, como se sabe, no hay plazo que no se cumpla y deuda que no se pague No se trata de un resultado electoral adverso, sino de una desautorización de los electores a un radical cambio programático de CiU. El proyecto político que, en 2010, le valió 62 asientos en el Parlament no se parece en nada al diseño separatista que sirve de base al programa que, el 25- N, le proporcionó doce escaños menos. Los electores de CDC y menos entusiasmados los de UDC, asumían al hereu de Jordi Pujol, pero sin sobresaltos. Si CiU fuese, únicamente, una coalición política Mas ya hubiera dimitido, pero bajo la sigla se esconde toda una industria salpicada de corrupción. Los grandes ideólogos del grupo van de Lluis Prenafeta a Félix Millet y eso introduce un código diferenciado de conducta. Quienes debieran ser el renacer de lo mejor de la burguesía catalana han terminado por iniciar su ocaso. El futuro de Cataluña es incierto gracias a la jaimitada de Mas, pero el de las grandes entidades financieras catalanas y el de unos cuantos cientos de empresas allí instaladas no es mejor. Cuando nació ERC, hace más de ochenta años, se congregaron en ella muchos de los mejores hombres del catalanismo independentista. Josep Tarradellas fue uno de ellos y su regreso a Barcelona, desde el exilio, fue una pieza clave para la Transición. En los últimos años esa Esquerra ha evolucionado mucho. La peculiaridad de sus líderes máximos, incluyendo el ridículo folclorismo de Josep Lluis Carod- Rovira, le restó seriedad y enjundia a la formación; pero ahora el nuevo líder del grupo, Oriol Junqueras, marca una nueva etapa. Es un gran desconocido en el resto de España y muy popular y respetado en Cataluña, joven cuarentón, dialéctico fino, intelectual bien asentado y sin mayores adornos que los de su talento. Es mucho, demasiado, para Artur Mas. En la medida en que el PSOE ha renunciado a ser, rotundamente, el gran partido nacional de izquierdas, la oportunidad de grupos no anacrónicos y dormidos en el más rancio marxismo histórico crece exponencialmente. Junqueras, y ese es su peligro para la derecha catalana, tiene enjundia suficiente para ser un líder de la izquierda española; pero, instalado en la ensoñación independentista, renuncia al resto de España para concentrar su acción y liderazgo en Cataluña. La doble insensatez de Mas- -la precipitación independentista y su contumacia presidencial- -le hará más fácil aún su trabajo a Junqueras. Por ello, todo cuanto tarde CiU en depurarse ética, política y programáticamente será una ayuda a la fortaleza de la renaciente- ¿resucitada? -ERC. E DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO DEBE IRSE No sólo porque ha recibido un varapalo electoral duro sino por la cantidad de sandeces que ha dicho en los últimos meses R ECUERDO al profesor que me enseñaba lengua española en el bachillerato- -el de antes, que bien poco tenía que ver con esto de la Logse- como nos repetía, una y otra vez, que el verbo deber seguido de otro verbo, formulado generalmente en infinitivo, tenía un carácter de obligación, mientras que si se intercalaba la preposición de el significado de la expresión pasaba de tener carácter imperativo a convertirse en una posibilidad donde cabían otras opciones. No es lo mismo, nos decía, debes pensarlo que debes de pensarlo. Pues bien, Artur Mas debe irse. Debe irse a su casa, sin de intercalada. Debe irse no sólo porque ha recibido un varapalo electoral tan duro- -es de los que hacen época y marcan un antes y un después- -que eso queda en manos de sus conmilitones de CiU, sino por la cantidad de sandeces que ha dicho en los últimos meses, raíz y germen de su batacazo. No ha abandonado el maltrato, escupiendo verdaderas perlas verbales, desde que inició la vía del independentismo como fórmula mágica- -cual si de la poción del druida Panoramix, el de los tebeos de Asterix y Obelix, se tratara- -para solucionar los graves problemas de Cataluña. Unos problemas que no son muy dife- rentes los del resto de España, aunque en algunos aspectos como el de la deuda pública revisten mayor gravedad. Mas debe irse no sólo por haber situado a Cataluña en una encrucijada extraordinariamente peligrosa, sino por haber colocado en esa encrucijada a España. Su abandono de la política no es una posibilidad que debe barajar ante la grave derrota electoral sufrida- -ha perdido cerca de la cuarta parte de los apoyos que recibió hace dos años, razón más que suficiente para hacer el petate- sino que es un imperativo derivado del daño que ha causado a Cataluña y al conjunto de España. Mas debe irse no sólo porque es un paradigma del fiasco- -allá CiU con su exigencia de responsabilidades- sino porque en su huida hacia adelante, como consecuencia de un órdago cuyas últimas consecuencias no fue capaz de calibrar, ha puesto demasiadas cosas en peligro. Un gobernante que, incapaz de hacer frente a sus responsabilidades como es el caso del señor Mas, se lanza por un despeñadero, no puede erigirse en el eje en torno al cual tiene que pivotar un gobierno. No puede porque supone un riesgo de tal magnitud que sólo la posibilidad de que pueda gobernar es ya un problema, no sólo para los propios catalanes sino para el conjunto de los españoles. Que Mas abandone la política no puede ser una posibilidad, sino que, conocidas las capacidades- -en este caso incapacidades del personaje- -tiene que ser una obligación. En momentos como los presentes Más es un riesgo que no se puede asumir. Las urnas han dado un respiro a la amenaza que representa, pero el peligro sigue existiendo. Su marcha es un imperativo electoral. Por el bien de los catalanes, a los que ha mentido sin escrúpulos, insultando a los que se sienten españoles en la búsqueda de unos votos que han llenado el granero de Esquerra Republicana, y también por el daño que ha hecho. Mas debe irse a su casa. Cuanto antes mejor.

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