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ABC CORDOBA 23-11-2012 página 24
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ABC CORDOBA 23-11-2012 página 24

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24 CÓRDOBA Tribuna libre VIERNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2012 cordoba. abc. es ABC Córdoba caminable y comestible POR JULIO ALMEIDA Y A por dos veces en menos de un año como deferencia al presidente Rajoy, el miércoles 14 de noviembre a ningún piquete informativo se le ocurrió intimar a nadie a cerrar su bar, ¡qué disparate! Y aunque las amenazas iban en todas direcciones, los bares más numerosos del orbe, amos del espacio y del tiempo, mantuvieron por bula sindical su negocio abierto y boyante. Después de caminar por avenidas principales, ignorando derechos de la mayoría que iba a sus cosas, los manifestantes y los feroces piquetes paraban ante los santuarios del vino y de las tapas como lobos hambrientos, ya transformados en corderos. Porque nuestra vieja ciudad ampara tanto a quienes caminan, a lo bestia o educadamente, como a los que se deleitan con una de las mejores cocinas del universo. El bar es aparte. Los estudiantes de la UCO secundaron por inercia una huelga sin fundamento que por fortuna resultó aún menos general que la anterior; y si el expresidente Chaves dijo que su corazón estaba con el paro, los de Medicina mostraron buena salud yendo a sus clases con esfuerzo serio, quizá pensando en la labor que los aguarda con esos menores que se arriesgan a beber como mayores. ¡Pues no pararon muchos de Secundaria para ir abriendo boca! Los estudios que atraen a los expedientes más brillantes (que en Finlandia comparten con los de Magisterio) saben estar a la altura de su circunstancia. Córdoba se ha ganado fama por su gastronomía. El salmorejo y tantos platos sabrosos han convocado el primer Concurso de la Tapa y no faltarán expertos concursantes en la cocina y en la mesa. Pero comiendo tan opíparamente y con precios asequibles, se explica que hayamos alcanzado la tasa de obesidad más alta de España. Por de pronto, hay que moverse más. Que algunos sigan cogiendo el coche para tomar café en la esquina es indicador de nivel social y de cociente intelectual. Y está bien que se nos hable de ello desde instancias tan diversas como esa asociación A Pata que invita a los niños a ir al colegio a pie. ¿Cómo no van a engordar unos chicos que se sientan durante horas y horas, primero en el colegio y luego ante sus pantallas? Son niños que casi hasta la edad de Primera Comunión siguen alojados en el coche de bebé, acaso metáfora de una emancipación que se demora desde muy pronto. Ya sería un buen principio acostumbrarlos a que vayan andando a la escuela más cercana, aunque muchas calles cordobesas tienen aceras tan estrechas que constituyen un riesgo para los menores y para todo el que se mueve. Porque si las aceras, pensadas para caminar, se cubren de carpas y de mesas, no sé yo si en vez de calles peatonales tenemos otra cosa muy distinta. Nos extrañan los excesos de nuestros jóvenes, que se atestan en peligrosos eventos multitudinarios, pero si se mira bien sólo prosiguen una socialización brutal, con un atestamiento español del espacio y del tiempo que impide la holgura que se estila por ahí fuera. De un lado, debido a una larga historia de dirigentes que no vieron ni previeron, nos han proveído de unas aceras estrechas o nulas entre bloques que crecieron y crecieron por una tolerancia desmedida de las alturas de la edificación. Pero luego, porque se establecen de antiguo horas escolares sin intervalo de una a otra como dice Azorín recordando las suyas de pequeño filósofo: esta es la alevosía no usada en Alemania o Finlandia, por ejemplo; alevosía que explica un fracaso escolar descomunal y sin embargo tan claro como el sol. Se llama contumacia. He parafraseado a Fernando Chueca, maestro de arquitectos, que disertando sobre la vida amable y humana, se asombraba en 1977 de que se hubieran sobrepasado en muchas ciudades españolas los 600 u 800 habitantes por hectárea, cuando los teóricos de la planificación pensaban en 300 como límite para zonas residenciales. Quienes viven en el casco histórico cordobés sufren tales apreturas. Con un casco de doce hectáreas que contiene más de 30.000 habitantes, dice Juan José Primo Jurado en estas páginas, se trata de uno de los más grandes del mundo. Y tanto. Cuando tratamos de andar por anchas avenidas por cuya acera apenas pueden cruzarse dos personas, parece la broma del Pañuelo. ¿Con qué derecho se margina al caminante y se protege al que se sienta? ¿Y quién produce más? Cuando Cruz Conde se llene de veladores que nos vigilen en medio de la calle, será cosa de buscar otro camino. En fin, comamos y bebamos con medida y sin estorbar, y caminemos por donde sea posible. JULIO ALMEIDA es catedrático de Sociología de la Educación en la UCO

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