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ABC CORDOBA 10-11-2012 página 82
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ABC CORDOBA 10-11-2012 página 82

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82 GENTESTILO Álbum de familia Un siglo de glamour en el Archivo de ABC SÁBADO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2012 abc. es estilo ABC BIANCA, ENTRE DOS HERMANOS ÁNGEL ANTONIO HERRERA C uando a Rudolf Nureyev una novia de juventud, la cubana Menia Martínez, discípula de Alicia Alonso, le propuso matrimonio, el bailarín replicó con una frase de vuelo: Eso podría arruinar mi biografía Nureyev dice así, sin decirlo, que el artista se divierte absolutamente solo según máxima de Baudelaire. Hasta que va y se muere, también absolutamente solo como le pasó al propio Nureyev, en un París de aguacero interior, cuando el sida no perdonaba. Nureyev frecuentó todos los sexos, y ni casó con mujer ni con hombre, porque su pareja mejor era él mismo, entre el narcisismo y la rebeldía. Aquí le vemos en medio de un matrimonio reciente, y nada venial, Mick Jagger y Bianca, allá en septiembre del 71. Bianca, años después, inmortalizaría otra frase de indiferencia conyugal, casi hermana de la de Nureyev: Mi matrimonio con Mick se acabó el día que me casé En nuestra foto, pues, Mick y Blanca llevan cinco meses de radiante matrimonio acabado, y Nureyev media vida de soltero, por convicción biográfica, y porque siempre estuvo muy en forma para la coreografía de teatro y la otra. Hasta tuvo amores con la novia del hijo de André Malraux, Clara Saint. Si Bianca, este día, nos enseñara el DNI, leeríamos Blanca Rosa Pérez Mora, que es su nombre de nicaragüense monumental a la que Marianne Faithfull, otra musa de Jagger, definió para siempre: Tuvo la desgracia de haber nacido hermosísima La verdad es que estamos ante un trío casi mitológico, porque Nureyev es un tigre al que no se le ven las alas, Bianca es la belleza con turbante y Jagger es Jagger. No sabríamos decir quién de los tres es el diablo, o quién es el ángel, quizá porque los tres son las dos cosas, según el día, o, aún mejor, la noche, que suele enturbiar mucho las biografías. A Bianca la vemos muy fija en nada, pasando de la escena, que es en Montecarlo, por cierto, donde los ricos van muy bronceados del sol de las ruletas. Si nos fijamos, hay un aire de familia entre Rudolf y Mick, una común cosa de belcebú ambiguo, un belcebú vocacional que en Nureyev va peinado y en Jagger se ha soltado la melena de concierto. No hay duda de que se saludan dos raros famosísimos, casi a espaldas de la hermosa, que está como hipnotizada de su propia morenía. Nureyev, de niño, se empleó de vagabundo, y murió amigo de los Rothschild. El éxito lo medía en oro de candelabros Montecarlo, 3 de septiembre de 1971. Mick Jagger y su esposa Bianca, junto a Nureyev en el Manoa Club ARCHIVO ABC Un trío casi mitológico: Nureyev es un tigre con alas invisibles, Bianca es la belleza con turbante y Jagger es Jagger de castillo, como tantos otros célebres con infancia famélica. A los cinco años no tenía aún calzado, y cuatro décadas más tarde sus zapatos de faena se adjudicaron de subasta, en Nueva York, por 9.000 dólares. Está primerísimo en el santoral de la danza, que es la poesía de los atletas. Hasta él, el hom- bre era un segundón en la cartelera de ballet, donde mandaban las divas. Le dio sitio al macho, sobre las tablas, y luego colgaba las mallas para alternar en los primeros garitos de homosexuales de Londres, donde Francis Bacon bebía fiel al lema de los malditos: El placer nos usa

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