Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 01-10-2012 página 14
ABC CORDOBA 01-10-2012 página 14
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 01-10-2012 página 14

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página14
Más información

Descripción

12 OPINIÓN SALA DE ESPERA PUEBLA LUNES, 1 DE OCTUBRE DE 2012 abc. es opinion ABC FRANCISCO JOSÉ JURADO RESCATAOS Tras marear la perdiz, el pobre pajarito vomitó todo el alpiste; finalmente el gobierno de Griñán reconoce que no puede más UE Córdoba es ciudad de insuperables paradojas lo sabemos todos, algunas incluso elevadas a categoría de chascarrillo de taberna (que un cementerio se llame de la Salud, que el edificio de la ONCE esté en Vistalegre, o que algunos centros de rehabilitación de alcohólicos se encuentren allá por los Olivos Borrachos) pero esta semana me ha tocado vivir una de ellas en primera persona. Me explico: el artículo del pasado lunes, titulado Disolución de la clase media señalaba la degradación social que, con la crisis, están padeciendo ciertas zonas otrora prósperas; en particular, Edisol, la Ronda del Marrubial y barrios adyacentes. Por allí cae el jardín del Alpargate junto a la iglesia de los Trinitarios- lugar donde tiene su sede el Cristo quizás más venerado por la población, el Rescatao ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando veo que esta semana, por mor de esa crisis y de su mala gestión, la Junt Andalucía ha pedido a Rajoy que la rescate! ¡Qué puntería, niño! Les juro que yo no tengo nada que ver en el embrollo, pues todo el mundo sabe que yo no me hablo con Griñán. Ya tenemos sobre la mesa otro rescate más, pues Andalucía será rescatada por el Gobierno Central, que a su vez será rescatado por Europa, la cual nos rescata a usted y a mí (aunque no lo hayamos pedido, pero lo sufragamos con nuestro IVA) es decir, que aquí estamos todos rescataos como el sufriente nazareno cordobés atado de pies y manos- imagen a la que terminaremos elevando nuestras plegarias para que este dominó endiablado de rescates no concluya con una Europa, sumisa y pobre, rescatada por la China o váyase usted a saber por quién, que estas ingenierías truco- contables nunca acaban como deben. Respecto al rescate de Andalucía, el resumen más cabal es ese refrán que pregona: las mentiras tienen las patas muy cortas pues tras marear la perdiz hasta que el pobre pajarito vomitó todo el alpiste, finalmente el gobierno de Griñán reconoce que no puede más. Hablando de pajaritos y de alpiste, esa es la gran condición que Rajoy les impondrá, por muy chulitos que se pongan en Sevilla: que no repartan tanto grano entre sus amiguetes, y reduzcan la Administración paralela creada artificialmente para dar de comer a sus afiliados y recolectar votos clientelares. Dura condición, pues Andalucía es una pajarería muuuy grande. Además, es lo único que saben hacer. No tienen ideas, no presentan medidas inteligentes, ni propuestas para sacarnos del abismo. Pero, ¿las tienen, acaso, en Moncloa? Parece que no, y el pueblo ya sospecha que la política poco puede hacer para solucionar sus problemas, pues la solución anida en otros ámbitos. Y así andan tirios y troyanos: sin saber qué hacer, sin dar con la tecla. Yo les propongo algo, quizás la única medida que nos va quedando: que vengan todos a una iglesia de Córdoba, en un barrio otrora próspero y ahora deprimido. Que miren al nazareno sufriente y reciten a coro, los tirios y los troyanos: padrenuestro, que estás en los cielos... Nosotros responderemos: líbranos de todo mal. Q EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA CAPITAL SOCIAL Una suerte de racionalismo voluntarista está tratando de poner remedio a la crisis económica N su magnífico y esclarecedor libro Ética y economía (Desclée de Brouwer) Raúl González Fabre, S. J. analiza el quimérico y desastroso empeño de lo que él designa como economía neoclásica (lo que vulgarmente llamamos ortodoxia económica por abordar los desajustes surgidos en las relaciones económicas como si fuesen problemas matemáticos, desligados de las realidades concretas en que tales problemas florecen, como si las leyes que rigen la economía fuesen tan ciegas e inexorables como las leyes de Newton. Este empeño, que pretende configurar la economía como una ciencia exacta, ajena a las cuestiones morales y aun a la complejidad misma de las sociedades, pretendiendo que tales sociedades son un mero agregado de hombres económicos que se comportan movidos por el interés propio, ha desencadenado procesos mucho más catastróficos que los que trataba de resolver. González Fabre se refiere, por ejemplo, a los programas de ajuste macroeconómico diseñados en las décadas de los ochenta y los noventa por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para que ciertos países del llamado Tercer Mundo pudieran renegociar su deuda externa. Se diseñaron estrategias que liberaran los mercados aprisionados por las burocracias estatales proteccionistas e impulsaran el crecimiento a través del comercio exterior. Se pensaba entonces que de E este crecimiento se seguiría automáticamente la creación de empleo y el incremento del bienestar, lo que redundaría en una mayor capacidad de pago de estos países, que era el objetivo que perseguían las mencionadas instituciones. Pero estos ajustes macroeconómicos no produjeron los resultados anhelados, porque desconocieron las variables culturales y sociales de tales países; y, en conclusión, tales países son hoy más inestables que entonces, y están inmersos en procesos políticos de incierta deriva. Un ejemplo evidente nos lo proporciona Hispanoamérica. Algo semejante está sucediendo hoy en España. Una suerte de racionalismo voluntarista está tratando de poner remedio a la crisis económica olvidando la complejidad de la realidad social española, aplicando fórmulas macroeconómicas desencarnadas que tratan absurdamente de imponerse sobre esa realidad a cualquier precio. González Fabre recurre al concepto de capital social para englobar una serie de interacciones de naturaleza no necesariamente económica que permiten mantener la cohesión en la colectividad y poder contar con los demás para llevar proyectos adelante juntos Y la materia que mantiene juntas a las instituciones y a las personas es la confianza. Cuando esa confianza desaparece- -escribe González Fabre- se incrementan los costos transaccionales, el riesgo- país, la exportación de capitales, la emigración de mano de obra cualificada y otras variables económicas que reflejan precisamente la escasa fiabilidad del entorno social Sin confianza, las instituciones, las normas, los acuerdos y los contratos dejan de ofrecernos garantías. Nos relacionamos cada vez peor y, en consecuencia, cada vez menos. Nuestra sociedad se va paralizando Y, del mismo modo que este capital social tiende a reproducirse a sí mismo en círculos virtuosos, su ausencia tiende a perpetuarse en círculos viciosos. En esta situación se halla hoy la sociedad española; y todos los programas macroeconómicos que se diseñan, desencarnados de la realidad, no hacen sino erosionar todavía más nuestro esquilmado capital social. Pero nuestros gobernantes no quieren entenderlo.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.