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ABC CORDOBA 09-08-2012 página 12
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12 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA JUEVES, 9 DE AGOSTO DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND ESPAÑA ES DIFERENTE Lo verdaderamente irritante es la impunidad con que Gordillo y sus huestes han podido realizar su deplorable gesta T ENGO la creciente y desesperada sensación, según el modelo de Ángel Ganivet, de que España es más grande y benemérita en función de los españoles que se han ido en busca de otros y mejores escenarios biográficos que de los que, más o menos resignados, aquí seguimos empadronados y contribuyentes. Colaboran a ello con especial eficacia hazañas y peripecias como las protagonizadas en las últimas horas por Juan Manuel Sánchez Gordillo y su cuadrilla. El personaje, que naturalmente cursa con cargo al Presupuesto, alcanzó la notoriedad en su condición de alcalde de Marinaleda, en donde luce la vara hace treinta y tantos años, y, como candidato de IU, es también diputado en el Parlamento de Andalucía. Es el protagonista principal de los violentos asaltos que, en Écija y Arcos de la Frontera, han padecido un supermercado de Mercadona y otro de Carrefour. Es indiscutible que el momento de carestía por el que atravesamos no favorece el sosiego ciudadano e, incluso, puede exaltar el ánimo de quienes la padecen en su propia carne o la observan en su proximidad; pero también lo es que el paro, dramático en sus cifras, y el recorte que afecta a prestaciones y servicios públicos no sirve como bálsamo que suavice la situación. Aún así no se justifica, ni poco ni mucho, que quienes dicen ser miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores, acaudillados por el pluriempleado Gordillo, vacíen las estanterías de unos comercios respetables para entregar esos productos al pueblo que no tiene para comer Aclaro que mi enfado, que es grande, no lo produce el tal Sánchez Gordillo. Ni siquiera que Gaspar Llamazares, siempre tan solemne y representante de los españoles en el Congreso, haya aprovechado su notoriedad para justificar el bandolerismo contemporáneo, y poco romántico, de sus cofrades en razón del estado de necesidad. Todos tenemos derecho a cinco minutos de gloria y a un cuarto de hora de mentecatez. Lo verdaderamente irritante es la impunidad con que Gordillo y sus huestes han podido realizar su deplorable gesta. Al menos sus predecesores utilizaban trabuco y se jugaban el tipo; pero, aquí y ahora, el desvalijamiento de unos supermercados no produce las exigibles reacciones del Ministerio del Interior, de su equivalente autonómico ni de los jueces y fiscales a quienes el suceso afecta jurisdiccionalmente. Una vez más la demoledora y acobardada teoría de evitar males mayores deja sin castigo a unos delincuentes que, embozados en la protección y el respeto que les brinda el cargo que ocupan, hacen de su capa un sayo. Tenía razón el mayor general británico Charles Rockfort Scout cuando, mediado el XIX, mucho antes y con distinta intención que Manuel Fraga, escribió por ves primera que España es diferente VIDAS EJEMPLARES LUIS VENTOSO Y ENCIMA, NORMALES La cordialidad de las estrellas de los Juegos de Londres nos recuerda cuán repelentes se han vuelto los divos de nuestra Liga de fútbol D OMINGO. Con su estilo engañosamente lánguido, Usain Bolt acaba de barrer en la final de los cien, una carrera eléctrica. Pateando a 44 kilómetros por hora, se ha ventilado a un ramillete de los mejores velocistas jamás vistos, compactos sacos de músculo, todos capaces de bajar de diez segundos. Bolt, que este mes cumplirá 26 años, trota por la pista festejando su éxito. Además de un portento físico, el campeón es un chaval vacilón: hace un poco el ganso, se arrodilla en el suelo, bailotea, se funde en la grada con la afición jamaicana... Es su momento de gloria. En ese instante es sin duda la persona más observada del planeta. Una periodista de TVE se acerca a entrevistarlo. No representa a una cadena del país anfitrión, ni a una televisión jamaicana. Tampoco existe un vínculo especial entre España y Bolt. Pero el hombre más rápido del mundo se detiene y atiende a la reportera cortésmente. Incluso se produce una anécdota: Usain le pide a la periodista que guarde silencio, pues al fondo está sonando el himno de Estados Unidos. Sin embargo, en cuanto cesa la música, Relámpago Bolt retoma la entrevista de manera amable y relajada. Otro caso. La selección española de baloncesto disputó ayer su partido a cara o cruz contra Francia. Máxima tensión: la semifinal o la maleta. Ho- ras antes del encuentro, el enorme Pau Gasol, que ya va cumpliendo años y acumulando achaquillos, recibe la atención de los fisios, con sus piernas inacabables sumergidas en un barreño con hielo. Es un instante más bien privado. Pero Pau, educado en la escuela de la NBA, donde saben que los héroes del deporte se deben al público, despacha sin problemas con los periodistas sobre el envite. Bolt es un atleta de leyenda. Gasol, un campeón de la NBA y el mejor baloncestista español de la historia. Pero son ídolos cordiales, como Nadal. Pasemos ahora a las megaestrellas de nuestra Liga de fútbol. La mayoría de los divos se niegan a hablar con la prensa, salvo en las contadas ruedas de prensa a las que los obligan sus clubes. En ese caso, suelen comparecer en carne mortal con un careto que oscila entre el cólico nefrítico y el aburrimiento letal. Mastican monosílabos, contestan con displicencia y con un desinterés nada disimulado sueltan frases del manual del topicazo lo importante son los tres puntos Salvo algunas excepciones (Iniesta, Sergio Ramos, Xavi Alonso... la bordería es la tónica. Una falta de respeto hacia los aficionados que siguen con interés y afecto a esos personajes y quieren saber de ellos. Cuando el Real Madrid o el Barcelona llegan a jugar a una ciudad supone un acontecimiento. Los críos se arremolinan en la puerta de los hoteles, ávidos de una foto, un autógrafo, una simple sonrisa. Ahí no hay distinciones entre Messi y Ronaldo. Ambos hacen lo mismo: bajan del autobús cabizbajos, con los cascos bien calados en las orejas, buscan a paso ligero el vestíbulo y evitan al público con cara de repelús. Sin un niño logra acercarse y les pide una foto, o pasan del chaval, o saldrán en la instantánea con el semblante de un reo que aguarda la guillotina. Se agradece ver en Londres a grandes atletas que son también estupendos seres humanos. David, ¿te sientes una leyenda? le preguntaban ayer a David Cal, el hijo del panadero de Aldán, tras convertirse en el mejor olímpico español de todos los tiempos. No. Lo que me siento es cansado Cristiano, Mou, Messi... ganan cada uno 300 veces más que Cal. Creo que me quedo con el hijo del panadero de Aldán.

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