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ABC CORDOBA 05-08-2012 página 25
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ABC CORDOBA 05-08-2012 página 25

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ABC DOMINGO, 5 DE AGOSTO DE 2012 cordoba. abc. es CÓRDOBA 25 Contramiradas -Acaba de ser premiada por la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva. ¿Cuáles son sus merecimientos? -Según me dijeron, soy la enfermera más antigua de Medicina Preventiva, un referente a nivel de toda España. ¿Qué se aprende de los enfermos? (Silencio) Nos dan muchísimas lecciones sin que nos demos cuenta. Te enseñan a ser persona. Lo importante es hablar con ellos y escucharlos. ¿Sabemos escuchar? -Una enfermera que se precie debe saber escuchar. Yo he visto muchas. ¿Quién cuida al cuidador? -Eso es un problema. Quién cuida al que cuida. Ahora se están haciendo muchas terapias de grupo porque nos hemos dado cuenta de que los cuidadores están hechos polvo. -Dígame las virtudes del buen supervisor. -Tiene que saber llevar un buen equipo, tener humanidad, empatía y conocimientos específicos. Yo tengo uno muy pequeño, que es como mi familia. Y hay que saber comunicarse con los supervisores de otras unidades, a los que debemos asesorar, a veces, de cuestiones comprometidas. ¿La salud empieza por la medicina preventiva? -Pienso que sí. No solamente aquí en el hospital, sino en cualquier otro lado. La obesidad, por ejemplo, es un riesgo para la salud. ¿Y estamos preparados para prevenir? -Por regla general, aquí en el hospital ponemos remedio a las cosas antes de que sucedan. Precisamente por esa comunicación que tenemos entre supervisores y médicos, muchos problemas se atajan antes de que aparezcan. -Póngale nota al Reina Sofía. -Yo le pondría un nueve y medio por no ponerle un diez. ¿Por dónde peligra el sistema de sanidad? -A mí no me toque ese tema porque me pongo mal y no voy a llevar la entrevista adelante. Yo como dijo Umbral: He venido a hablar de mi libro (risas) ¿Pero peligra? -No lo sé. Hemos pasado otras crisis y creo que esta también se solucionará. ¿Estamos ante un resfriado o una neumonía? -Esto es una neumonía, pero hemos pasado otras crisis. Yo he conocido tres muy gordas y hemos salido. También saldremos de ésta. ¿Cómo? No lo sé. Con mis años, lo único que me preocupan son mis hijos y toda la gente joven que muy joven: apenas tenía 21 años de edad. El Noreña era un hospital de otro tiempo. Condicionado por precarios medios materiales y una medicina en pañales comparada con los avances tecnológicos de las últimas décadas. Las habitaciones eran de cuatro y seis camas, las agujas y las jeringas se hervían para ser reutilizadas y las gasas venían en pequeñas bombonas herméticas cuya esterilización era de dudosa fiabilidad. Un día ingresó una chica de la Cerca del Lagartijo que acababa de tener un grave accidente de tráfico rememora Cuadrado. Creían que estaba muerta. Entonces no había UCI y teníamos que estar vigilando a los pacientes con medios muy artesanales: hacer electros, auscultar y la llamada prueba de la cerilla, que le acercábamos a la nariz para saber si respiraba o no. Le curé la cara, le quité los cristales de la piel y la lavé A los seis días, avisaron a Rafaela Cuadrado y le dijeron que la joven la estaba llamando. ¿Cómo que me está llamando? preguntó extrañada de que una enferma en aparente estado crítico pudiera reconocerla. Entró en la habitación y la chica le dijo: Señorita Rafi, ¿no me va a saludar? La chica me estaba viendo mientras yo le curaba y vio cómo lloraba mientras lo hacía ¿Usted lloraba? -Yo lloraba de pena de cómo veía a aquella mujer tan joven. ¿Puede uno implicarse emocionalmente? -Muchísimo. Yo me voy con los problemas a mi casa. ¿Y eso es conveniente? -No sé hasta qué punto. Pero cuando se es profesional lo eres desde que te levantas hasta que te acuestas. Yo tengo esa forma de ser. Quizás no sea bueno y tendría que aprender a desconectar. ¿Hay que protegerse contra el dolor? -No lo sé. Yo no podría hacerlo: no sería yo. Un pequeño trozo de historia Su horario de trabajo dice que tiene que entrar en su despacho a las ocho de la mañana y debe salir a las tres. Pero Rafaela Cuadrado, según confiesa, no sigue estrictamente el reglamento: llega al hospital bastante más temprano. Nada más colocarse la bata y ponerse la credencial en un lugar visible, activa la rutina de cada día: vigilar los brotes de infecciones y controlar la gestión medioambiental de los residuos. En las dependencias del Reina Sofía lleva tres años. Antes estaba en el Materno Infantil, adonde llegó procedente del Hospital Provincial y mucho antes de Noreña. No fue tarea fácil abandonar el viejo hospital de Córdoba. Me dio mucha pena. En el Noreña éramos como una gran familia recuerda esta enfermera que ya es un trozo de historia de la sanidad local. Historias de cada día Le curé la cara y le quité los cristales de la piel. A los pocos días me dijeron que me llamaba porque se acordaba de mí Plan de ajuste He conocido tres crisis muy gordas y hemos salido. También saldremos de ésta. ¿Cómo? No lo sé está trabajando aquí. ¿Sanidad pública o privada? -Pública siempre. A mis amigos siempre les aconsejo la sanidad pública. Los recursos que hay aquí no los hay en la privada. ¿Qué dice nuestro sistema de salud de la sociedad en que vivimos? -Mire: desde la integración del hospital de la Diputación y la Seguridad Social, aquí se trata lo mismo a alguien con mucho dinero que a un indigente. -Póngale un pero. -Quizás las habitaciones dobles por aquello de la intimidad. Pero en alimentos, higiene, atenciones y necesidades está muy bien. ¿El copago es inevitable? -Si se pagara algo, quizás no estarían tan colapsadas las urgencias y otros servicios. Los ancianos van mucho al médico y tienen cantidad de medicamentos almacenados. Pero me da mucha pena porque muchos tienen una paga muy pequeña. ¿Tenemos la mejor sanidad posible? -Creo que sí. Yo estoy muy orgullosa de mi hospital. Ahí están los resultados y los buenos profesionales. -Hay quien dice que tenemos la mejor sanidad del mundo. ¿Exageran? -A la vista de lo que hay en América o Inglaterra creo que no. En Inglaterra, he visto lo que es ponerse uno enfermo y la cantidad de problemas que se tienen hasta que te ve un médico. Es horroroso. Otros sitios no he conocido. Pero leo la prensa y, de hecho, los americanos van a copiar nuestro modelo, ¿no? Para la entrevista, habíamos seguimos el protocolo acordado. La jefa de la Unidad de Comunicación del Reina Sofía, Rafaela Belmonte, nos espera en la puerta principal del Edificio de Gobierno y nos acompaña amablemente hasta la entrada del servicio de Medicina Preventiva. En apenas unos minutos, Rafaela Cuadrado sale a recibirnos. Lo primero son las fotos de rigor: en el laboratorio, en los pasillos, en la sala de espera con los pacientes al fondo. Rafaela Cuadrado se presta sin rechistar a las indicaciones del fotógrafo. Acto seguido entramos en su despacho. Cuadrado le ruega a la jefa de Comunicación que se quede en la entrevista. Para sentirse más segura. -En febrero próximo se jubila. ¿Qué echará de menos? -Al hospital y a mis compañeros. ¿Y los enfermos? -Yo no voy a romper el vínculo con ellos. Donde haya un enfermo allí estaré echando una mano. 36 años en la brecha Años después, cuando estaba embarazada y había solicitado que la retiraran temporalmente de planta, el jefe de Medicina Preventiva le dijo: Voy a empezar los exámenes de salud. ¿Te quieres venir conmigo? Esa noche no durmió pensando que se iba a desvincular de los enfermos. Pero luego he visto subraya Cuadrado, que desde la Medicina Preventiva también puedo estar atendiéndolos de forma indirecta y haciéndoles mucho bien Desde ese día han pasado ya 36 años, los mismos que lleva trabajando con el doctor Fernández- Creuhet. Reina Sofía Estoy muy orgullosa de mi hospital. Ahí están los resultados y los buenos profesionales que tiene

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