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ABC CORDOBA 03-08-2012 página 14
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12 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA VIERNES, 3 DE AGOSTO DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND APOYOS PARA EL GOBIERNO No conviene olvidar que, como acredita la Historia, somos una Nación de divisiones y restas A carencia informativa a la que nos tiene sometidos el Gobierno de Mariano Rajoy, aunque se disimule con diversas apariciones del presidente- -pocas y fantasmales- -y de sus compañeros de Gabinete y de partido, puede ser hija de la prudencia; pero, muchas veces, parece germinada por el desdén frente a los ciudadanos. De eso arranca la necesidad de escudriñar los gestos y los dichos de los pocos notables del PP que, contra el silente estilo establecido, se aventuran a decir algo. Con los ministros en activo no se puede contar- -repásese la última comparecencia del titular de Interior- -porque sus dichos, lacónicos, son notas de prensa tachadas por la censura que parecen definir el estilo informativo de la gaviota. Jaime Mayor Oreja es una de las pocas voces que, de vez en cuando, quizás porque su trabajo en el Parlamento Europeo es incompatible con el silencio, nos dice algo para que, procesado por los hermeneutas más conspicuos, podamos aventurar alguna hipótesis sobre lo que nos pasa, nos puede llegar a pasar y lo que el Gobierno entiende como conveniente o necesario a ese respecto. Mayor Oreja, como buen democristiano, es una pieza excéntrica dentro del PP, una formación en la que la mayoría de sus líderes se proclaman liberales y que, a la hora de la verdad, se comportan como socialdemócratas convencidos. A lo mejor esa es la esencia del centro político, pero le añade dificultad de entendimiento a la escasez de información. Según Mayor Oreja, es preciso un movimiento ciudadano que apoye al Gobierno de España La cosa tiene su intríngulis. ¿Querrá decirnos el prócer que el respaldo de la mayoría absoluta de que disfruta Rajoy no es suficiente para soportar la legislatura? ¿Serán tantas las guerras subterráneas que vive el PP como para que el primer partido de España, en lo que a afiliación respecta, se vuelva pedestal escaso para el inquilino, eventual discontinuo, de La Moncloa? No conviene olvidar que, como acredita la Historia, somos una Nación de divisiones y restas. En nuestra aritmética política son muy raras las multiplicaciones. ¿Será tanto el desgaste producido por el primer octavo de la legislatura en curso- -redondeando, seis meses- -como para necesitar ese apoyo que solicita Mayor, viejo conocedor de los tics propios de su formación y de sus más relevantes compañeros de militancia? Cabría también, puestos a buscar algo concreto en los dichos abstractos, que la sugerencia de Mayor se refiera a la conveniencia de un gran pacto nacional entre los partidos plenamente constitucionales para que el Gobierno pueda alcanzar con ellos algo próximo a un pacto de Estado que propicie la salida de las crisis vigentes- -la económica y la constitucional- -y refuerce la autoridad exterior de Rajoy y sus lánguidos acompañantes. L PERDONEN LAS MOLESTIAS ARIS MORENO EL MITO DE PENÉLOPE Nuestros munícipes destejen por la noche la remodelación del Aeropuerto que tejieron durante el día sus antecesores E L mito de Penélope desteje por la noche lo que teje durante el día. Podríamos decir, por consiguiente, que en cierta medida la política cortoplacista de nuestro tiempo se encuentra atrapada en la obra inacabada del mito de Penélope. Pongamos un ejemplo de andar por casa. El Aeropuerto de Córdoba teje y desteje su futuro en un eterno retorno que nos recuerda a la esposa de Odiseo. En ese bucle inagotable vive cautivo el aeródromo al ritmo que marcan las campañas electorales. Hay días en que teje un Aeropuerto de nueva construcción, a la altura de una ciudad de nuestra categoría (por lo visto) y hay noches en que lo deja dormitar al modo en que se abandona en el armario un abrigo pasado de moda. En esas estamos. Enredados en la indefinición de la misma manera en que Penélope hacía y deshacía sin descanso esperando el regreso del rey de Ítaca. La última vez que tejimos el futuro del Aeropuerto nos salió una ampliación de pista de unos cuantos millones de euros. Fue cuando nos dimos cuenta de que necesitábamos una plataforma de 2.050 metros de longitud por 60 de ancho, además de una nueva torre de control, otra terminal de pasajeros y no se sabe cuántos artilugios imprescindibles más. En términos presupuestarios, cada puntada de hilo de Penélope nos sale por lo que vale un riñón sin contar con el plan de expropiaciones de las parcelas ilegales que amablemente se colaron en el cinturón de cautela del aeródromo. Por ahí, casi es mejor no hacer cuentas. Se paga lo que hay que pagar y punto pelota. En este país, a quienes se saltan las normas o se les indulta (fiscalmente hablando) o se les indemniza a precio de oro el suelo rústico. Pero eso es harina de otro costal. Volvamos a lo nuestro. Construimos un sueño de altos vuelos para dar cabida a aviones de mayor porte. ¿Aviones de mayor porte para qué? se preguntará usted. ¿Aviones de mayor porte para qué? nos preguntamos nosotros. Aunque ya lo hemos dicho: nuestros munícipes destejen por la noche lo que sus antecesores tejieron durante el día. Y aquí nos tienen nuevamente con un plan de AENA para reducir las horas de vuelo, limitar la plantilla y tirar por la ventana la inversión multimillonaria que acabamos de desembolsar. Ahora destejemos el Aeropuerto para mañana volver a tejerlo, igual que hoy desmontamos el Palacio de Congresos que durante años hemos diseñado a golpe de talonario. Porque en eso, en la pasta, no nos detenemos en menudencias. Si hay que atar los perros con longanizas pues se atan con longanizas y Santas Pascuas. Al fin y al cabo, aquí todo el mundo dispara con pólvora ajena y a las hemerotecas nos remitimos. Visto en perspectiva, el Aeropuerto de Córdoba es una metáfora impagable de nosotros mismos. Una infraestructura que ha servido de bien poco y que ha sido sometida a no se sabe cuántos proyectos, no se sabe cuántas expectativas, no se sabe cuántas remodelaciones, no se sabe cuántos replanteamientos para acabar invariablemente reformulando lo proyectado. Por ese lado, somos un producto genuinamente doméstico. Un mito de Penélope muy de andar por casa.

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