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ABC CORDOBA 26-07-2012 página 15
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ABC CORDOBA 26-07-2012 página 15

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ABC JUEVES, 26 DE JULIO DE 2012 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN ¡SAN EURO Y CIERRA ESPAÑA! España no dejó de expandirse y proyectarse mientras tuvo clara su identidad ESDE que fuera milagrosamente descubierto el sepulcro de Santiago allá por el siglo IX, precisamente en la minúscula porción de territorio hispano liberado de la dominación musulmana- ¡qué afortunada casualidad -nada ni nadie real, simbólico o imaginario ha contribuido tanto a unificar esta Nación como ese Apóstol guerrero que aparecía providencialmente en medio las batallas libradas contra las huestes del Islam, montado en su caballo blanco, enarbolando el estandarte cristiano. ¡Santiago y cierra España! -gritaban los soldados antes de lanzarse al combate. Y el santo les escuchaba y les infundía coraje, con el feliz resultado de guiarles a la victoria. España no dejó de expandirse y proyectarse mientras tuvo clara su identidad. Lo hizo a lo largo de casi un milenio, dejando tras de sí un legado imborrable en la Historia universal. Luego vino la caída del imperio, el pesimismo derivado de ese encogimiento imparable, la dictadura franquista, paradigma de pequeñez, y por último la Transición, repleta de luces y sombras. Alumbrada por el sol de la democracia, consolidada al fin tras varios intentos fallidos sobre los cimientos de una clase media tan mayoritaria como acostumbrada al trabajo, pero cubierta de nubarrones provocados por el funesto café para todos. Una amenaza que ha estallado hoy en la feroz tormenta que nos azota. D España corre el peligro de desaparecer, desangrada por esos diecisiete mini- estados autonómicos que han engordado a su costa a semejanza de las pulgas. Nacieron esos gobiernos territoriales con el presunto propósito de acercar la Administración al ciudadano y ofrecerle mejores servicios, pero el tiempo los ha convertido en parásitos insaciables. Unos más que otros, por supuesto. Tanto más dañinos cuanto mayor ha sido su ambición de acaparar competencias dotadas de los correspondientes recursos. Y sumamente gravosos para el contribuyente, a la par que destructivos, los que han dedicado gran parte de su dinero y el nuestro a sus políticas de construcción nacional (y consiguiente disolución de la única Nación que consagra la Constitución) consistentes en subvencionar la lengua vernácula en la cultura e imponerla en la educación a costa de discriminar al castellano y relegar el inglés a una maría abrir embajadas en el extranjero (unas cincuenta tiene Cataluña) dotarse de un remedo de Fuerzas Armadas en forma de policía autóctona, y demás disparates perpetrados mientras crecían por doquiera aeropuertos, palacios de congresos y trenes de alta velocidad innecesarios. En menos de cincuenta años se ha multiplicado por tres el número de empleados públicos, sin que el beneficio resultante para el ciudadano se aproxime remotamente a su coste. Los partidos se han convertido, con alguna honrosa excepción individual, en maquinarias destinadas a conseguir o conservar el poder. Y dado que éste nunca resulta suficiente para colmar todos los anhelos, han ido multiplicándose los pesebres en los que alimentar a tanta gente sumisa ansiosa por ser premiada. Hasta llegar a donde estamos, con un pie en el precipicio y el otro asomándose a él. La única baza que juega a nuestro favor es que para salvar al Euro es preciso rescatar de algún modo a España, tarea que a su vez implica someter a una voladura controlada todo este tinglado despilfarrador que es el Estado autonómico. El primer paso se ha dado con la petición formal de auxilio formulada por las autonomías quebradas. Tendrán que seguirle otros, a cargo de un gobierno central que va a necesitar coraje. Digamos todos a una: ¡San Euro y cierra España! IGNACIO CAMACHO EL TALISMÁN El nacionalismo catalán insiste en que sus males provienen de España aunque sea en España donde busca la solución L nacionalismo catalán se ha encontrado de bruces ante dos problemas muy conflictivos para su orgullo identitario: el primero que Cataluña está en quiebra, y el segundo que sólo puede afrontarla mediante el enojoso trámite de solicitar ayuda al Estado español. Para digerir el mal trago de esta bandera blanca financiera los soberanistas han levantado al mismo tiempo la que mejor saben enarbolar, que es la de la reclamación de más autonomía amparada en el tradicional bucle victimista. El talismán ficticio del pacto fiscal encubre con disfraz reivindicativo un fracaso político que, en justicia, no cabe atribuir sólo a Convergencia i Unió porque el tripartito le dejó en herencia una ruina inasumible. Pero en vez de negociar con honestidad un acuerdo honorable, la Generalitat ha preferido la amenaza de echar el carro por las piedras y abrir la caja de Pandora del independentismo. Siempre la fuga hacia adelante basada en la idea de que todos los males catalanes proceden de España. Incluso cuando toca aceptar, con los dientes apretados, que en este caso también está en España la única solución a su alcance. En este juego del embudo los nacionalistas han sacado su vena más fenicia. Piden ayuda y se hacen los ofendidos. Quieren lo suyo sólo para ellos y repartir entre todos lo de los demás. Con una mano piden como panacea la soberanía fiscal que impugna de forma expresa la solidaridad constitucional entre las autonomías, y con la otra reclaman su derecho- -que lo tienen, claro- -a acogerse al Fondo de Liquidez que el Gobierno ha dispuesto con dinero de todos los contribuyentes españoles... y de los jugadores de Lotería. La evidente contradicción la combaten agarrados al falaz argumento de que España les perjudica, cuando no directamente les roba. El Estado opresor de los independentistas vascos se transforma para sus correligionarios catalanes en el Estado ladrón. Nadie dirá allí que una Cataluña independiente sería hoy una Cataluña en suspensión de pagos. La estrategia de presión de Mas va dirigida a lograr que el Gobierno pague y calle sin meterse en camisas de once varas ni enviar los hombres de gris de Montoro. Se trata de escapar de la intervención cortando a base de alharaca soberanista cualquier tentación gubernamental de meter mano en el detalle del gasto, lo que supondría de facto una humillante suspensión parcial del autogobierno. Nada demasiado diferente, en el fondo, de lo que el propio Gabinete central reclama a los socios europeos: un crédito blando sin contrapartidas que evite el conflictivo término de rescate Sólo que España lo hace reclamando más Europa y Cataluña aprovecha para reivindicar menos España. Porque puede y le dejan, claro; si Rajoy amenazase en Bruselas con salir de la Unión monetaria correría serio riesgo de que algunos presuntos aliados cediesen a la tentación de tomarle la palabra. E MÁXIMO

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