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ABC CORDOBA 24-06-2012 página 22
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20 PRIMER PLANO DOMINGO, 24 DE JUNIO DE 2012 abc. es ABC SONDEO EUROPEO PARA ABC, BILD AND SONNTAG, EL CORRIERE DELLA SERA Los españoles, los más reacios Solo un 25 de los ciudadanos de nuestro país preferirían volver a la peseta Los alemanes, los más favorables a dejar el euro, un 39 frente al 26 de franceses y el 28 de italianos MARIBEL NÚÑEZ MADRID L a crisis que azota Europa no ha mermado la querencia que tienen los españoles por el euro. Según una encuesta realizada por el instituto Ifop- Fiducial para ABC, Bild, Corriere della Sera y Le Journale du Dimanche, a mediados de mes el 75 de los españoles no desearía que nuestro país saliera del euro, frente al 61 de los alemanes. El resultado de la encuesta en Francia y en Italia es similar, ya que el 74 de los franceses, y el 72 de los italianos apuestan por la moneda única. La encuesta muestra además la evolución de las respuestas en el último año y, sorprendentemente, a medida que se ha recrudecido la crisis el apoyo de los españoles al euro ha ido aumentando, ya que ha pasado del 66 en junio de 2011 al 75 actual. En el caso de los alemanes no ha habido apenas cambio de posición, un mínimo 1 ya que hace un año el 60 de los encuestados germanos quería quedarse en el euro, frente al 61 de ahora. En Italia también hay una cierta estabilidad ya que el 69 de los encuestados hace un año estaba a favor del salir del euro, frente al 72 de ahora, lo que pone de manifiesto que cuando se ha recrudecido la crisis los ciudadanos de los países más débiles de la eurozona en materia de deuda quieren quedarse en la moneda única. ¿Desea que el país abandone el euro y vuelva adoptar la moneda nacional? Y si nos salimos, ¿qué pasa? ANÁLISIS PATRICIA GABALDÓN C Los del PP, más por el euro Por tendencia política la encuesta revela en el caso de España que el 84 de los ciudadanos que se declaran votantes del Partido Popular no querrían volver a la peseta, frente a un 76 de los que votan al Partido Socialista y un 67 de los que se inclinan por Izquierda Unida. Esta tendencia se aprecia también en Alemania, Francia e Italia, en el sentido de que los encuestados que se declaran simpatizantes de los partidos conservadores tienen más apego por el euro que los del arco de la izquierda política. Por edades, los encuestados mayores de 65 años son los más reticentes a volver a la peseta, un 89 frente al 69 de los jóvenes de entre 18 y 24 años. omo en cualquier decisión, antes de tomar un camino, hay que contrastar los pros y los contras de las opciones, comparar costes y beneficios. La opción de dejar el euro y volver a las monedas nacionales, que hace unos meses era una alternativa imposible, se pone como factible. Se han barajado muchas alternativas en círculos económicos, pero, planteémonos: ¿Qué nos ha aportado la moneda única? ¿Qué implicaría para España salir de la unión monetaria? La ventaja principal de ser parte de una unión monetaria es el libre comercio entre los países que lo conforman. Compartir la misma moneda reduce la incertidumbre en las transacciones hasta el punto de no generar costes para los agentes comerciales. El fundamento de la libre movilidad de bienes, servicios, personas y capital, aunque no se ha mostrado tan eficiente como parecía, es una herramienta esencial para el crecimiento basado en el comercio. La idea de que se puedan compensar bolsas de paro con trabajadores en otro lugar de la Unión, es difícil de conseguir, pero no imposible y presenta ventaja no solo para los países sino para los habitantes de la Unión Europea. La segunda ventaja de pertenecer a la Unión es la estabilidad monetaria vivida los últimos veinte años. Nos hemos beneficiado de unos tipos de interés y de inflación especialmente bajos dirigidos desde el BCE, que habrían sido muy difíciles de conseguir con otros compañeros de viaje. Esto ha tenido efectos muy positivos sobre España, especialmente el aumento de la inversión empresarial y la entrada de capital inversor extranjero. Por otro lado, el principio de solidaridad de la UE ha hecho que la transferencia de fondos fortaleciera las estructuras sociales y económicas, generando un aumento del nivel de vida de los españoles. Sin contar con el crecimiento global de la economía, que desde 1986, que entramos en la CEE, se ha modernizado, ha crecido en número de trabajadores, en empresas y en calidad de vida. A cambio, perdimos el control de la política monetaria y la posibilidad de disponer del tipo de cambio como herra- PATRICIA GABALDÓN ES ECONOMISTA DE mienta de política económica y IE BUSINESS SCHOOL nuestras políticas fiscales han tenido un límite de gasto, que puede que haya reducido nuestro ritmo de crecimiento en años previos a la crisis. La vuelta a la peseta implicaría más flexibilidad para realizar devaluaciones competitivas que ajusten el valor de la moneda a la realidad de nuestra economía. Podríamos ser más competitivos pero la alternativa de disponer de nuestra moneda, afectaría de manera negativa a actividad comercial española, incorporando la incertidumbre del cambio de divisas en las transacciones comerciales, además del resto de costes que puedan originarse de salir de la zona euro. El riesgo país implicaría mayores tipos de interés, lo que afectaría negativamente tanto a inversores como a aquellos que tengan deudas a interés variable. Y al no estar bajo el control de la inflación del BCE, con el aumento de tipos, y las presiones externas sobre la divisa aumentaría la inflación. Sin contar con la posible fuga de capitales, al no confiar en la nueva moneda. El euro nos ha dado mucho y ha cambiado España desde la raíz, pero aún quedan muchos flancos que atacar y aunque no se harán en el mejor clima, no podemos cerrar los ojos al problema y negarlo. La solución es más Europa, no menos.

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