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ABC CORDOBA 29-05-2012 página 70
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ABC CORDOBA 29-05-2012 página 70

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70 CULTURA MARTES, 29 DE MAYO DE 2012 abc. es cultura ABC Se cumplen 30 años de la muerte de una de las actrices más bellas, fascinantes y turbulentas de la historia Romy Schneider Lo importante es amarla T E. RODRÍGUEZ MARCHANTE BARCELONA reinta años después de su muerte, el enigma, la fatalidad, el atractivo y la tragedia de Romy Schneider permanecen como en una bolsa al vacío a la espera de que el tiempo cumpla su función. Ni los detalles oscuros de su extraña muerte el 29 de mayo de 1982, entre whisky y barbitúricos, ni los siniestros meses que la precedieron tras la terrible muerte de su hijo en la verja de su casa, ni tampoco la causa y el efecto de sus caídas y recaídas en su relación amorodiosa con Alain Delon, su adorado tormento, tienen todavía el aire fresco de las cosas ya resueltas. Unos enigmas y fatalidades que sitúan a esta actriz en el mismo plano trágico que a Natalie Wood. Las biografías aseguran que la vida de Romy Scheneider cambió cuando interpretó las populares películas de la emperatriz Sissi, pero que el auténtico vuelco lo dio cuando se tropezó por primera vez con Alain Delon en el rodaje de Christine (Amoríos) una de esos momentos en los que el cine exprime la irresistible pasión que surge ante sus narices (como el Tener y no tener de Bacall y Bogart) Antes de que una década después volviera a interpretar a una Sissi ya convertida en Isabel de Baviera en Ludwig de Luchino Visconti, tal vez su más impresionante trabajo, tuvo unos gloriosos años dedicados a iluminar el cine de directores tan importantes como Preminger, Orson Welles, Clouzot, Jules Dassin, Siodmak, Losey o Jacques Deray, gracias al que volvió a coincidir con Delon en La piscina donde se daba una situación de tensiones y celos que absorbían la vida real para la película. Sin perder ni un kilowatio de luz, Romy Schneider pasó de ese aura Saint Tropez del cine de los sesenta a una imagen igualmente radiante pero en el sombrío cine de los setenta, con directores como Claude Sautet, Deville o Chabrol, pero sobre todo con Andrzej Zulawski, con quien hizo el sudoro- so melodrama Lo importante es amar donde la historia y la vida de Romy Schneider también buscaban un incómodo acoplamiento. Su terrible personaje en La muerte en directo de Tavernier, vino a ser como un mal presagio de la vida de esta actriz que nunca pudo cruzar la línea borrosa que separaba su realidad con la ficción cinematográfica, y que mantuvo un difícil equilibrio (o desequilibrio) entre sus amantes dentro y fuera de la pantalla, por supuesto con Delon, el hombre de su vida, pero también con otros como Sautet, o Jacques Dutronc, Piccoli o el último hombre con el que compartió su fatalidad, Laurent Petit. Treinta años después, nadie puede cambiar su impresión ante cualquier fotografía de Romy Schneider... la imagen de la más hermosa de las sonrisas delante de la más profunda de las tristezas. Su romance con Alain Delon fue tan sonado como fotogénico Del cielo de Sissi a la terrenal vida social (arriba, con Dominguín) Trágico destino La fatalidad golpeó la vida de Schneider en varias ocasiones: en 1979, su primer marido, Harry Meyen, se suicidaba en Hamburgo, y dos años más tarde David, el hijo de ambos, moría en un accidente mientras escalaba las rejas de su casa

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