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ABC CORDOBA 21-05-2012 página 13
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ABC CORDOBA 21-05-2012 página 13

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ABC LUNES, 21 DE MAYO DE 2012 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN CONFIANZA NULA, RIESGO MÁXIMO No hay quien salga victorioso a medio plazo de la brutal presión conjunta a la que estamos sometidos S I España es un gran país, que lo es, con capacidad para superar el trance crítico en el que se encuentra, yavasiendohoradequenuestroslíderes patrios entonen a coro el mensaje de yes, wecan Porquelacrudarealidadenestemomento esque todo elque puede está poniendoa salvo su dinero fuera de aquí, en un movimiento con efecto bola de nieve que puede acabar convirtiendo la quiebra en una profecía auto cumplida. Y si esa tragedia llega a consumarse, los gestores del desastre habrán de responder de él con sus nombres y apellidos. Europanoconfíaenlas cuentasquelepresentamos ytienesobradosmotivosparaello, todavezquehemos cambiado las cifras de déficit una y otra vez en los Losmercados no confían en la solvencia de nuestro sistema financiero, con razón, dado que cuando los demás entonaban el mea culpa y se ponían a trabajar nosotros presumíamosdemantenerunaformamagníficaestando, como estábamos, aquejados de una anemia severa. Las empresas no confían en el futuro, lo que las lleva a abstenersedeinvertirycontrataranuevosempleados, con el consiguiente índice de paro que se aproxima ya peligrosamente al veinticinco por ciento de la población. Los ahorradores no confían en el Estado y le forzandoalGobiernoa incrementar la presión fiscal hasta límites cercanos a la confiscación. Los ciudadanos no confían en su propiaseguridad, ergo nosegastan uneuro queno resulte imprescindible. Y así sucesivamente. ElproblemaprincipaldeestaviajaNaciónhoysellama DESCONFIANZA. Un enemigo tan letal como difícil de acometer, ya que sus contornos son difusos. Un mal que se retroalimenta y extiende por el cuerpo social igualque una infección. Una enfermedadmortal si no la atajamos a tiempo. ElEjecutivodeMarianoRajoyseestámostrandodiligente en el combate contra los síntomas más evidentesdelapatologíaquenosvaminandolasalud, aunque noterminadeatacarlaraíz. Bienestácortarmiembros gangrenados, imponerdietasseverasoprescribirdisciplina. Si esas medidas no van acompañadas de discursos capaces de invertir el avance de esta sensación de desánimo colectivo, estarán abocadas al fracaso. SemediráqueelinquilinodelaMoncloanoeshombre dotado de habilidad para la comunicación; lo sé. Y sé también que alguien ha de empujarle a esforzarse poraprenderrápidamente, para salir de este atolladero. Me decía ayermismounaprofesionalimportantedelcampojurídico que los tiempos del presidente no son los del mundoactual. Esmuy cierto. Suproverbial paciencia, su tendencia a esperar a que los problemas se resuelvan por sí mismos chocan frontalmente con el ritmo vertiginosoqueimponelaglobalización. Aéllefuncionó muy bien en su carrera política la estrategia de resistir hasta ganar, pero a España puede conducirle al abismo, porque no hay quien salga victorioso a medio plazo de la brutal presión conjunta a la que estamos sometidos. Necesitamos fe. Así de sencillo. Creer de verdad que podemos y divisar el camino, más allá del y tú más Hemospasadodeloptimismoantropológicode un visionario inepto a la tranquilidad impávida de un líder con horchata en las venas. Ninguno de los dos funciona. UNA RAYA EN EL AGUA IGNACIO CAMACHO EL NOMBRE DE LA COSA La credibilidad de la marca España sólo va a mejorar cuando sus sistemas internos básicos funcionen con cierta normalidad L MÁXIMO A sociedad de la comunicación y de la imagen ha creado una especie de neonominalismo mediático. Si los aristotélicos medievales negabanla existencia deconceptos universales para sostener que la esencia de las cosas está en sus nombres, los nominalistas posmodernos han dadoen fijarlos conceptosatravés de su propiarepresentación, de su apariencia. Las cosas, los hechos y las ideas no son como son, sino como se perciben, de tal manera que para modificar la realidad basta con alterar el modo de comunicarla. Esta visión aparencialista ha acabado por transformar actividades como la política en un mero ejercicio de propaganda. Así todo el mundo parece convenir ahora en que el Gobierno de Rajoy tiene un problema de comunicación o que las dificultades de España obedecen al deterioro de su marca. Pero si el Gobierno sólo genera malas noticias es difícil que pueda comunicarlas bien, y si el país está envuelto en apuros estructurales mal podrá vender una imagen sólida. Cuando se dice que la política contemporánea es comunicación no se trata de un asunto de publicidad o de marketing, sino de articular las decisiones en un relato coherente que pueda ser comprendido como parte de un discurso, de un proceso. Por muchaempatía comunicativa que le falte a la política de Rajoy, ni el más carismático de los portavoces podría envolver en celofán seductor un conjunto de improvisaciones que tienen más que ver con la desesperación o el sofoco que con la estrategia. Por supuesto que España tiene déficit de imagen exterior; no hay más que ver el zarandeo de la prensa internacional o el despectivo y desconfiado trato de los dirigentes europeos. El zapaterismo arrasó el crédito- país y el marianismo no puede levantar aún ese lastre porque está demasiado envuelto en problemas inmediatos que no consigue resolver. Hay modos de mejorar ese saldo a corto plazo- -numerosas empresas españolas han contratado lobbies para proyectar en el extranjero sus intangibles- -y sin duda convendría que el Gobierno se ocupase de ello, pero la credibilidadnacional sólova acrecer cuando elbalance políticoesté en orden, las cuentas no revelen pufos ocultosylos sistemas básicos- -elfinanciero, el autonómico, el laboral- -funcionencon arreglo auna cierta normalidad. Arrojar la cara importa que el espejo no hay por qué. España es una caja de sobresaltos y eso no lo va a maquillar campaña alguna. Urgidos por la necesidad de hacer entender a los ciudadanos suantipático plan de ajustes, elpresidente y su equipo han puesto en el dramatismo de la situaciónnacional un énfasis que se haempezadoa volver en contra. Metáforas presidenciales como la del pozo representan un ejercicio de sinceridad doméstica que sin embargo destruye la reputación externa. Y para encontrar un factor de reconstrucción válido para dentro y para fuera sólo existe un camino. Se llama liderazgo.

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