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ABC CORDOBA 01-05-2012 página 14
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA MARTES, 1 DE MAYO DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND EL DEBATE ¿No tenemos derecho a saber qué reformas son esas y cómo afectarán a nuestro futuro? M ARIANO Rajoy insiste en defenderse de lo que nadie le ataca. El presidente del Gobierno no desperdicia oportunidad alguna, dentro del mundo de distancias y silencios en el que se ha instalado, para defender las reformas y los incrementos fiscales con los que trata de enfrentarse a la crisis o, por lo menos, a la dimensión económica de un problema poliédrico que no solo amenaza el futuro de la Nación, sino también el presente de nuestra anoréxica democracia. En lo que se me alcanza, nadie con fuste y fundamento ha pretendido afearle al líder del PP las medidas, muchas de ellas muy dolorosas, que, con cuentagotas, nos anuncia todos los viernes, como si se tratara de la práctica piadosa de una nueva devoción. A Rajoy se le alancea, y sin alzar mucho la voz, por habernos anunciado pre y poselectoralmente lo contrario de lo que ahora hace. Solo Alfredo Pérez Rubalcaba, que le invita a que abandone su condición de último mohicano de la austeridad, y que acredita con ello no saber que es un mohicano y no haber leído a James Fenimore Cooper, le afea sus hechos. Lo que se le reclama al presidente son más y mejores explicaciones de su política y un mayor respeto al sentido representativo del Congreso. Más de 5,6 millones de españoles desempleados protagonizan un drama social que se complementa económicamente en los 180.000 millones de euros que, en la última década, hemos perdido, unos más y otros menos, los ciudadanos españoles. Se ha volatilizado, en responsabilidad compartida entre la crisis global, la ineficacia del zapaterismo y la irresponsable temeridad de las instituciones financieras, la riqueza acumulada por las familias, euro a euro, durante dos quinquenios. Frente a esa situación, y sin muchas opciones alternativas, Rajoy hace lo que debe que, tristemente, es lo que puede. Solo la irresponsabilidad de sus predecesores le acusa por ello. Los demás subrayamos su indebido silencio. Cuando Rajoy anuncia, aunque sea en un acto de partido, y no con la solemnidad parlamentaria que requiere el caso, que continuarán las reformas nos llena de esperanza. Pero ¿no tenemos derecho a saber qué reformas son esas y cómo afectarán a nuestro futuro? Si alguna vez fue necesario un protocolario- -litúrgico- -Debate sobre el estado de la Nación, algo que tampoco es una rareza española en las costumbres democráticas, es ahora. Harry Houdini creó un espectáculo, y una industria, del escapismo; pero no queremos que Rajoy se libre de una camisa de fuerza, unas cadenas y unos grilletes, sino sencillamente que, como si fuéramos ciudadanos, nos haga partícipes de su tribulación. CAL Y ARENA JOSÉ IGNACIO CUBERO UNO DE MAYO En la España actual, en la fiesta del trabajo no se trabaja, se aprovecha para manifestarse contra el Gobierno E S uno de mayo, fiesta del trabajo. No sé cómo la celebran en Japón, pero si es verdad eso de las huelgas a la japonesa seguro hoy trabajarán más. Pero en la España de nuestros días, en la fiesta del trabajo no se trabaja, se aprovecha para manifestarse contra el Gobierno. Vamos, contra este Gobierno, no contra el anterior de infausta memoria para los trabajadores. Es un país curioso, todo él y por tanto sus sindicatos. Es el único país del mundo en el que se organizó una huelga general contra el partido en la oposición. Me imagino que ya consta en el libro Guiness de los récords. Y dejemos de lado el pequeño detalle de que no claman por los derechos del obrero sino por las gabelas de los cuatro sindicados, si llegan a cuatro, cosa que nunca sabremos porque no hay manera de que hagan públicas las listas de militantes. Quizá por eso vayan siempre en plan pili y mili cogiditos de la manita, más igualitos que los policías Hernández y Fernández de las historietas de Tintín. Mal les debió ir el pasado sábado cuando los organizadores dicen que los números no son impor- tantes. Los de Córdoba le echan la culpa a la lluvia de que sólo hubiera cuatro gatos, pero no tienen razón, porque justamente la lluvia hizo que muchos cordobeses se quedaran en casita con sus cordobesas, y al revés, en vez de irse a Fuengirola. De haber hecho buen tiempo, hubieran tenido que poner el automático para leer el manifiesto o retransmitirlo a la sala de un teatro de bolsillo (no parece necesario un local mayor) con pantalla grande y botellón. Y, claro, ocurrió que, a pesar de verse favorecidos por la lluvia, sólo acudieron los liberados locales y algún voluntario de esos que se llamaban en el franquismo tontos útiles Ya no hay mucho dinero para tentar con bocadillos a los colegas de los pueblos. Es cierto que a los liberados no les importa que haya puente o no, pero no por su espíritu de trabajo sino porque para ellos la vida laboral es un inmenso puente... La manifestación discurrió apaciblemente, unos cuantos cientos de personas (las fotos no dan para más) dispersas y con los paraguas bien abiertos, y con el sabido truco de fragmentar el total en varios grupitos para dar la sensación de que son muchos más de los que hay. La lectura del manifiesto, lo esperado. Gritos contra la política laboral del Gobierno, una política que no ha podido todavía tener efecto. Más gritos contra los recortes en Sanidad y Educación, y no es que el resto del paisanaje esté de acuerdo con la política del Gobierno en esos dos puntos, pero ¿podemos seguir con unas setenta universidades, el doble de Alemania que tiene el doble de población? ¿Y se puede seguir con un gasto sanitario que incluye gratuitamente las operaciones más caras a los más ricos de Europa... Pero ni un solo grito contra los ERE, ni contra los impuestos que se van en humo y en coca sin cola, ni contra estar los últimos en educación, ni contra la mediocridad de los políticos andaluces, ni contra las pocas ganas de trabajar... Y si no gritan contra todo eso, lo demás ya lo describió Bécquer: las palabras son aire y van al aire...

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