ABC CORDOBA 26-04-2012 página 14
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página14
- Fecha de publicación26/04/2012
- ID0006101299
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA JUEVES, 26 DE ABRIL DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND SUBVERSIÓN En tiempos de gran tribulación, como el que nos toca, es insensato no vivir en situación de alerta continua V UELVEN los indignados Ese grupo indefinido y perturbador que conocemos como el 15- M pretende celebrar la festividad de San Isidro en Madrid y, a tal efecto, convoca a sus afines a una nueva acampada en la Puerta del Sol para, en asamblea permanente celebrar su nacimiento que fue, precisamente, en coincidencia con las últimas elecciones municipales. Si se tratara de un movimiento más diáfano y espontáneo, menos subversivo, se podría entender como un efecto provocado por la presión social que, sobre un importante porcentaje de la población- -fundamentalmente los parados y sus próximos- generan las adversas condiciones que, del déficit a la deuda, marcan nuestra confusa y difícil realidad nacional. Pero hay más y supongo que, desde los servicios especializados de las fuerzas del orden hasta los expertos del CNI, estarán sobre la pista de una fuerza remota dotada de los recursos suficientes y la capacidad de comunicación necesaria para producir, como hemos visto con anterioridad, movilizaciones masivas en toda España de difícil interpretación ideológica. En la mañana de ayer, a las ocho y media, trece convoyes del Metro de Madrid- -simultáneamente- -fueron paralizados por trece comandos en otras tantas líneas del servicio metropolitano por el mecanismo de activar la alarma que llevan los trenes. El pretexto formal de los actuantes en la perturbación fue el último incremento en el precio de los billetes. Cuesta trabajo creer que un grupo de usuarios enfurecidos, de manera espontánea, sea capaz de una actuación sincronizada y más cercana a las prácticas de la guerrilla urbana que a la expresión de un cabreo cívico. La coincidencia de este sabotaje con la convocatoria del 15- M resulta sospechosa y entra también en relación con otros gestos de la protesta creciente que vive nuestra convivencia. Un Gobierno ensimismado en la solución del problema económico, el más acuciante pero no el más grave de los muchos que tenemos encima, acompañado por una oposición entregada al pataleo e incapaz de aportaciones útiles para el progreso de la Nación y unos nacionalismos en expresión inoportuna de sus demandas conforman el caldo de cultivo ideal para la subversión que, para mayor alarma, vienen padeciendo otros países de nuestra proximidad con distintos ropajes y variados pronunciamientos. El olvidado Santiago Ramón y Cajal dejó escrito en sus Charlas de café que los débiles sucumben no por ser débiles, sino por ignorar que lo son En tiempos de gran tribulación, como el que nos toca, es insensato no vivir en situación de alerta continua. En donde y cuando menos se espera salta la liebre. PERSPECTIVA FERNANDO FERNÁNDEZ DE HOLLANDE Y HOLANDA El fantasma del populismo recorre Europa. El peligro es el síndrome de negación de la realidad que esconde el rechazo de la austeridad U N fantasma recorre Europa. No es la xenofobia ni la ultraderecha sino el miedo a la decadencia, el populismo como respuesta a la globalización. Argentina no es un caso único, aunque sin duda el más extremo, endémico y casi patológico. También el electorado europeo, incluso el presuntamente más sofisticado como el francés y el holandés, ha caído víctima del mismo síndrome de negación de la realidad. Cerca del cuarenta por ciento de los votantes franceses creenen milagros y unpartidomesiánico ha derribado al Gobierno en Holanda. Los analistas alertan del peligro de las soluciones totalitarias, aunque bien es cierto que son todavía pocos los que equiparan a Le Pen con Mélinchon y muchos los que en ambas trincheras consideran legítimos sus votos pero indecentes los contrarios. Ambos sin embargo rechazan el sistema democrático y quieren sustituirlo por una solución quirúrgica totalitaria; ambos quieren recuperar el enfrentamiento cainita que asoló la primera mitad del siglo XX europeo. Ambos pretenden esconderse del fin del excepcionalismo europeo. Nobasta con establecer uncordón sanitario ymoral frente a ambas posturas. Hay que entender lo que está pasando y proponer soluciones inteligen- tes. El electorado europeo rechaza una construcción elitista de la Unión Federal Europea, a la vez que esa construcción es no solo necesaria sino urgente a decir de los mercados. Europa se hará por la moneda o no se hará, decía Jean Monnet. Hoy los mercados nos insisten machaconamente: o ustedes hacen viable la moneda única o la completan con su contraparte fiscal, financiera y política o este cuento se ha acabado. La cuestión es sencilla: la globalización hace a Europa perder peso económico en el mundo. Ha perdido el liderazgo tecnológico y la voluntad de liderar. Está en un punto de inflexión, precipitado por la crisis financiera pero no provocado por ella. Una crisis resultado de que Europa está demasiada endeudada y su ventaja tecnológica y humana ya no es suficiente para compensar sus elevados costes. La Unión Europea pretendía ser la respuesta, Europa iba a situarse en la vanguardia de la sociedad del conocimiento y convertirse en la economía más flexible y dinámica. Pero los electores se resisten a aceptar el fin de la seguridad absoluta y le echan la culpa a la austeridad. Se rebelan contra incrementos en la edad de jubilación que no reflejan sino parcialmente la mejora en la esperanza media de vida; contrala simple ideadecubrir parte desus gastos educativos como si no hubiese un beneficio privado y estudiar una carrera universitaria fuera un derecho universal; contra concentrar el gasto público sanitario en aquellos que más lo necesitan mediante alguna forma de pago moderador. Renace en Francia el mitterandismo, como si un país por libre se pudiese liberar de la restricción externa, como si no existiese límite a la capacidad de financiación del Estado, como si fuera una obsesión germánica que hay que derrotar como en tiempos de la Contra Reforma. La gente quiere creer en milagros y escuchar a todos los canta mañanas y vendedores de burras que aparezcan en el escenario político. No se les puede culpar cuando partidos pretendidamente responsables se debaten entre el fado y la milonga; cuando piensan que los mercados son nuestros enemigos y proclaman tener coraje para derrotarlos. Esa fue la causa última de la década perdida en América Latina, no saber reconocer que una crisis de deuda impone grandes sacrificios y que no hay atajos expansivos.