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ABC CORDOBA 25-04-2012 página 14
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA MIÉRCOLES, 25 DE ABRIL DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND UN GRAN PAÍS ¿No sería más próspero si los presupuestos fueran, más que un buen propósito, una ley de obligado cumplimiento? L OS políticos integrados en partidos no nacionalistas suelen repetir en sus intervenciones públicas una frase hecha que, por reiterada, va perdiendo sentido, pero sirve igual a la derecha que a la izquierda: España es un gran país No está claro si lo afirman para convencerse a sí mismos o para tratar de convencernos a nosotros y, en plena temporada fiscal, hacernos creer que España es cara, carísima, pero compensa lo mucho que nos cuesta ser españoles. Cristóbal Montoro, ayer mismo, en su discurso- ¡sin papeles! -en defensa de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) no olvidó repetirnos la cantinela. España es un gran país Es bueno que lo diga el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas y mejor todavía si además de decirlo lo piensa y lo siente. Cuando España se pone en marcha- -dijo también Montoro- es capaz de darle la vuelta a la situación y liderar Europa en estabilidad económica y en términos de empleo Es la ventaja que tienen los profetas. El tiempo juega a su favor y dentro de cien años todos calvos. Como Cristóbal Montoro y Luis de Guindos mismamente. El pleno del Congreso de los Diputados celebrado ayer para aprobar los PGE resulta reconfortante. Llegaron al hemiciclo con dos re- trasos indebidos, uno por culpa de José Luis Rodríguez Zapatero, que se quitó el muerto de encima, y otro a mayor gloria andaluza de Javier Arenas, pero resulta reconfortante que, aunque solo sea por razones litúrgicas, la Cámara se convierta en centro y escenario de la vida política española. Algo que no es frecuente en una partitocracia donde el pacto sigiloso y la componenda irregular resultan esenciales en el modelo de convivencia. Sumergidos en una nueva recesión, carece de importancia el debate en torno a si los Presupuestos son austeros o resultan restrictivos Parece que los padres de la Patria, a la vista de su plural fracaso en los manejos económicos, tratan de centrarse en la lingüística. A estas alturas del ejercicio, con seis meses de retraso y con una vigencia teórica de otros seis, es irrelevante el adjetivo. Lo importante es que, tras su aprobación y contra lo que marca la costumbre, esos Presupuestos se cumplan en su integridad. España es un gran país como aseguran nuestros próceres; pero ¿no sería más grande y confortable, más próspero, si los presupuestos fueran, más que un buen propósito del Gobierno de turno, una ley de obligado e inexcusable cumplimiento? En la experiencia democrática que llevamos vivida, tres décadas, los Presupuestos han sido algo más próximo a un género literario que a un trazado de gastos y una previsión de ingresos. Así nos vemos. DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO PATÉTICO El señor Lara, don Cayo, desconoce o interpreta de forma torticera la Constitución para atacar a la Monarquía L AS declaraciones con que últimamente se descuelga don Cayo Lara llaman la atención por patéticas. No es que anduviera muy fino en otras ocasiones, pero lo que ha soltado por su boca en los últimos días señala unas formas tan tabernarias, que empiezan a ser preocupantes. Más allá de otras consideraciones, sus afirmaciones apuntan a unos niveles de desconocimiento y de ignorancia que resultan peligrosos en quien ocupa un cargo público de la importancia de un portavoz parlamentario en el Congreso de los Diputados y máximo dirigente de una formación política. Hace unos días afirmaba, a cuenta del supuesto de que la monarquía se encontrara con un heredero incapacitado mentalmente- -don Cayo señaló lisa y llanamente que fuera tonto- -y llegara a convertirse en rey, que dicha persona podría involucrarnos en una guerra porque es a ella a quien corresponde declararla. Es decir, el señor Lara, don Cayo, hace afirmaciones, en su condición de jefe de filas de una fuerza política parlamentaria, señalando que en la España de 2012 el monarca, en su condición de Jefe del Estado, declararía la paz y la guerra cuando le diese la real gana. Ignora el diputado Lara, don Cayo, -uno no sabe si es mejor pensar que se trata de la estulticia propia de un ignorante o de otra cosa- -que el Jefe del Estado sólo puede declarar la guerra, así lo señala nuestra Constitución en el artículo 63.3, previa autorización de las Cortes Generales Es lo mismo que ocurre, por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica. El presidente, en este caso de una república que es democrática y no como las que así se denominaban al otro lado del Telón de Acero cuando estaban gobernadas por correligionarios ideológicos de don Cayo, declara la guerra, después de que las instituciones correspondientes, es decir el Senado y la Cámara de Representantes, hayan aprobado su declaración. El señor Lara, don Cayo, desconoce o interpreta de forma torticera la Constitución, según se deduce de sus declaraciones, para realizar afirmaciones inaceptables. Al mismo tiempo demuestra tener un concepto de la monarquía actual propia del Antiguo Régimen, las que los movimientos liberales del siglo XIX hicieron saltar por los aires. Otra de las perlas con que nos ha obsequiado estos días fue la dedicada al Gobierno y por añadidura al grupo parlamentario del Partido Popular afirmando que, en caso de que se rechazasen las enmiendas presentadas por la práctica totalidad de los grupos parlamentarios al proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado, estaríamos hablando de totalitarismo. Para el diputado Lara, don Cayo, es totalitario que los representantes de la nación, elegidos libremente por los ciudadanos, él es uno de ellos, rechacen o aprueben en una votación lo que entiendan han de votar si el resultado no cuadra con sus preferencias. Uno puede ser monárquico, republicano o lo que mejor le cuadre. Lo que no es de recibo en personas con una representatividad como la del diputado Lara, don Cayo, son afirmaciones como las señaladas. No sólo muestran la ignorancia que lo hacen desbarrar sino que revelan simple y llanamente su sectarismo. Sencillamente patético. www. josecalvopoyato. com

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