Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 24-04-2012 página 3
ABC CORDOBA 24-04-2012 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 24-04-2012 página 3

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página3
Más información

Descripción

ABC MARTES, 24 DE ABRIL DE 2012 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O L U C A D E T E N A EN FRANCIA, UNA PRIMERA VUELTA MUY COMPLICADA POR DARÍO VALCÁRCEL Lo sobresaliente de esta primera votación es el éxito de Marine Le Pen. Su padre creó una formación de extrema derecha, el Frente Nacional. Sus votos, unidos a los de Sarkozy, suman un 45,1 por ciento. Pero el cálculo no vale. Todo es mucho más complicado. Hollande tiene la lejana posibilidad de ganar el 6 de mayo. Su entendimiento con Merkel y con Alemania no sería fácil la ultraderecha, multiplicando casi por cinco sus resultados, 25,5 millones de sufragios frente a 5,5 de Le Pen. En la elección presidencial siguiente, mayo de 2007, Sarkozy obtuvo en la primera vuelta el 31,2 frente a Ségolène Royal, 25,9. Bayrou se calzó entonces un 18,6, mientras Le Pen padre retrocedía al 10,4. Dos semanas después, en la segunda vuelta, Sarkozy vencía a Royal por 53,1 a 46,9. Hay que recordar como mínimo estas tres elecciones, 2002, 2007, 2012, para saber el punto en que nos encontramos. Es curioso, el asunto que más nos importa, gane Hollande el 6 de mayo o gane Sarkozy, será la reacción europea. En Alemania, la sustitución de Sarkozy forzará a cambiar algunas bases hasta hoy muy sólidas. Los cambios no serán tantos en España: como se ha repetido machaconamente, al conservador Rajoy le interesaría más la victoria del socialista Hollande. No se trata de renunciar a la austeridad: nadie, por ahora, se ha vuelto loco. Se trata de abrir una vía menos dogmática, menos traumática y quizá más práctica por ser más cumplible. Se trata de no obedecer a pies juntillas las instrucciones presupuestarias de la cancillería alemana. Francia, Italia y España, concertadas en pocos pero cruciales capítulos, podrían hacerse oír mejor. Son 170 millones de europeos, mediterráneos, que se dirigen a un grupo compacto, 82 millones de alemanes: más ricos y económicamente más cumplidores. No es ilusorio esperar que Merkel escuche con máxima atención a Hollande, Monti y Rajoy sobre una propuesta común de reducción de déficit y sobre su escalonamiento. Ese trío podría adoptar acuerdos ad hoc en esa delicadísima materia: quizá Hollande proponga ese acercamiento. En ningún caso se trataría de convenios con permanencia en el tiempo: sí de acuerdos precisos, concretos, sobre problemas inaplazables, como el déficit público de esos tres estados, así como sus mecanismos de crecimiento y promoción de empleo. Sin olvidar otras propuestas, conjuntamente enviadas a Berlín desde París, Roma y Madrid: por ejemplo, sobre defensa europea. Si los tres países mediterráneos llegaran a acuerdos en esos capítulos decisivos, será menos difícil- -o menos complicado- -llegar a acuerdos firmes con la otra potencia europea, no integrada sin embargo en el euro, Reino Unido. Sin el compromiso británico, toda política de defensa fracasará. o deseamos, claro está, la derrota de Sarkozy: pero no se trata aquí de deseos sino de datos. Si el actual presidente perdiera el 6 de mayo, quedaría en el aire otro capítulo básico de la política europea, la lucha contra el terrorismo. En este frente la labor de Sarkozy está llena no de intenciones sino de resultados. Con o sin relevo en el Elíseo, hay que seguir la lucha contra ETA: Francia presta una ayuda indispensable a España, pero sobre todo a sí misma. Si Sarkozy perdiera, Rajoy, Monti y Hollande estarán de acuerdo en este punto, ETA. Del mismo modo, en el frente más próximo, la defensa, Hollande tendría un mal comienzo si pensara que, en Afganistán, Francia puede permitirse una salida franco francesa de sus soldados. El candidato socialista ha hablado de diciembre de 2012. Es un error. No puede romperse hoy la unidad aliada. E pluribus unun. Las decisiones deben tomarse en común: de una parte Estados Unidos y Canadá, de otra los aliados europeos, Turquía incluida. No es necesario recordar lo que ha significado en materia de terrorismo la cooperación francoespañola durante estos cinco años. Sarkozy recogió del Rey, en Madrid, la más alta condecoración al reconocérsele sus años de esfuerzo contra ETA, no solo en el Elíseo, también en el Ministerio del Interior. Conocemos el programa Sarkozy. Hay puntos de mucho interés en el de Hollande: acciones europeas para salir de la crisis y fomentar el crecimiento; puesta en marcha de obligaciones europeas y de un presupuesto común; mantener la fuerza nuclear a bordo de los submarinos que hoy vigilan los océanos; persecución de paraísos fiscales; separar los bancos de depósito de los de negocios; protección de empresas inversoras en Francia; en cinco años, reducir a la mitad el número de universitarios que no logran titularse; 20 horas de formación anual a todo joven sin formar; 60.000 nuevos profesores; nuevas tarifas de agua, electricidad y gas; no subir precios de gasolina o diésel; mayor coste de despidos colectivos en empresas con dividendo; reforzar la financiación de hospitales públicos y de médicos generalistas; cuidados paliativos; acuerdo sobre el final de la vida si la familia pacta con cuatro médicos distintos... Lean un artículo del constitucionalista francés Daniel Amson en el próximo número de la revista Política Exterior sobre la distribución del poder en la V República y la utilidad de la doble vuelta, tamiz democrático que da dos semanas de reflexión al votante que no ha apostado por ninguno de los dos ganadores. Sigamos atentamente a Francia. DARÍO VALCÁRCEL N C ONTRA los pronósticos, los resultados de la primera vuelta de la elección presidencial francesa son difíciles de entender. Para recurrir al lenguaje de algunos medios españoles, decididos a no llamar mala a cualquier decisión gubernamental, estamos ante un resultado complicado, muy complicado, complicadísimo. En esta primera vuelta, François Hollande llega en cabeza. Pero la diferencia entre el aspirante socialista y el presidente- aspirante, Nicolas Sarkozy, es pequeña, algo menos de un punto y medio. Es sorprendente el 18,1 por ciento del Frente Nacional, encabezado por Marine Le Pen. El líder del Frente de izquierda, Jean- Luc Mélenchon, ha quedado por debajo de las expectativas, que le daban un 14 15: ha obtenido el 11,1. Conviene estudiar despacio los resultados del centrista François Bayrou: que la mayoría de su 9,1 por ciento vaya a Hollande o a Sarkozy condicionará el resultado de la segunda vuelta. La antigua juez Eva Joly obtiene un modesto pero no despreciable 2,2. Los otros cuatro aspirantes desaparecen del mapa. Los comentaristas coinciden en esto, hay un voto secreto en Francia. Quiere decirse que antes de acudir a las urnas, muchos votantes ocultan lo que van a votar. Marine Le Pen, hija de Jean- Marie Le Pen, ha obtenido entre 3 y 4 puntos más de los esperados. Y esto, llegar a 18 cuando se espera 14, es mucho. Del mismo modo que retroceder desde el 14 ó 15 previsto hasta el 11,1 debe considerarse una derrota. Es el caso del inteligente líder de la izquierda radical, el profesor Jean- Luc Mélenchon. Recapitulemos: en 2002, Jacques Chirac llegó, en la primera vuelta, al 19,9 por ciento, superando en solo tres puntos a Jean- Marie Le Pen, 16,9. El entonces primer ministro de Chirac, Lionel Jospin, obtuvo un 16,2. Jospin, socialista, cohabitaba con el presiente conservador. El centrista Bayrou obtuvo el 6,8 en aquella primera vuelta. Conviene recordar también la segunda vuelta de 2002: entonces Chirac, candidato- presidente, obtuvo el 82,2 de los votos frente a un modesto 17,8 de Le Pen padre. Quiere decirse que Chirac barrió del mapa al jefe de

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.