ABC CORDOBA 01-04-2012 página 26

26 CÓRDOBA Contramiradas DOMINGO, 1 DE ABRIL DE 2012 cordoba. abc. es ABC Concha Herrera Cada día de vida es un lujo JEFA DE LA UNIDAD DE TERAPIA CELULAR DEL REINA SOFÍA BNo sabe todo sobre las células madre. Pero sí lo suficiente. Y sabe, por ejemplo, que constituyen un gran paso en la medicina pero no la panacea que sana enfermedades incurables POR ARIS MORENO CÓRDOBA V IVE rodeada de células madre pero también de sentido común. El mismo sentido común que la comunidad científica ha recobrado tras las desmedidas expectativas creadas no hace mucho sobre su capacidad terapéutica. Digamos que el globo se ha desinflado convenientemente. Es que era un globo exageradísimo subraya con el aplomo racionalista que se le supone a todo buen investigador. -O sea: las células madre no son una varita mágica. -No son una varita mágica. Tienen ventajas y van a suponer un paso en el tratamiento de algunas enfermedades. He dicho lo que he dicho: un paso y para algunas enfermedades. No nos va a llevar a esa locura que se desató cuando se pensó que podrían curar a todos los pacientes. Lo dice ni más ni menos que la jefa de la Unidad de Terapia Celular del Hospital Reina Sofía. Una experta en la materia con treinta años de experiencia y un expediente impecable. Su currículo está esculpido a base de matrículas de honor. Muchas matrículas de honor. Cosechadas no por fobia a la calle, puntualiza, sino por pasión por los libros. Que no es exactamente lo mismo. He tenido la fortuna de haberme sabido organizar lo suficientemente bien como para tener tiempo de todo declara Concha Herrera (Madrid, 1960) Y agrega: Me gusta el conocimiento. Y particularmente la Medicina. Pero no sólo eso. Ahora estudio Historia en los ratos libres que no tengo Ahí es nada. En 1983 se licenció en Medicina y un año después ya sacó plaza de residente en Hematología. Aquí, en el Reina Sofía, ha desarrollado íntegramente su vida profesional y quizás por eso mantiene una relación emocional con el hospital a prueba de bombas. Es mi casa y así lo siento. No es sólo un buen hospital: es un gran hospital. Porque reúne tres cosas fundamentales: asistencia, docencia e investigación Desde que asumió la di- rección de la Unidad de Terapia Celular ya no tiene contacto directo con los pacientes, si no es para extraerle las células madre de la médula ósea. Y los echa de menos. Pero se lleva bien con las células. Son bastante agradecidas y no suelen protestar asegura socarronamente. Todos los tratamientos en los que trabaja están en fase experimental. Extrae células madre de los pacientes, las modifica, las cultiva y se las vuelve a implantar. La mayor parte con enfermos del corazón (170 pacientes) pero también con diabéticos y arterioscleróticos. ¿Ha salvado vidas? -Eso es muy difícil saberlo. Nunca sabes qué hubiera pasado. Sí tenemos la sensación de que hemos mejorado vidas. Eso es seguro. Un caso descuella sobre los demás. Daniel, un bebé de 8 meses y 4 kilos de peso, tenía un pronóstico crítico. Las posibilidades de recibir un trasplante de corazón eran prácticamente nulas. Su vida pendía de un hilo. Entonces entró en su despacho Suárez de Lezo, jefe de Cardiología, y le dijo: ¿Hacemos algo? Hicieron mucho. Se pusieron manos a la obra y realizaron un implante pionero en bebés de células madre extraídas de su médula ósea. Hoy Daniel, cuatro años después, lleva una vida perfectamente normal. -Son casos en que uno se reconcilia con su profesión. -Yo nunca he estado enfadada con mi profesión, ni incluso en aquellos casos de enfermos difíciles en que he tenido la sensación del desafecto. No necesito reconciliarme. Su extenuante jornada laboral arranca nada más levantarse. Se sienta en su despacho y repasa la agenda del día. Ordena sus compromisos, los jerarquiza y enfila para el laboratorio del hospital, donde ha entregado media vida. Desde que asumió las responsabilidades de la Unidad de Terapia Celular, especialmente en el último año, viaja bastante menos a congresos internacionales. Y dedica muchas horas a preparar ensayos clínicos y analizar el resultado de las investigaciones. Las tardes, todas enfatiza para que quede claro. ¿Ha visto muchos milagros? -No creo en los milagros. En medicina, tampoco. Aunque, a veces, los resultados son mejores de lo esperado. Eso sí es verdad. ¿Qué tiene la ciencia de magia? -Nada. Le pongo un ejemplo: los alquimistas del medievo buscaban la forma de convertir el plomo en oro. Y hasta ahora nadie lo ha demostrado. Con las células madre ha pasado igual. Hay quien esperaba convertir- las en otra cosa. Y no es verdad. Tienen un enorme potencial terapéutico pero no se convierten en nada. -Ya no las ve fascinantes. -Sí son fascinantes pero no es magia. Es fascinación científica. ¿Qué adjetivo les pondría? -Potentes. Tienen potencialidad terapéuticas. -Cuando ve una célula madre, ¿que ve? -Una herramienta de trabajo. ¿Qué le apasiona? -Saber, aprender. Y también la gente. Soy una persona muy afectiva. ¿Qué nos queda por descubrir? -Muchísimo. Un pequeño descubrimiento da lugar a un montón de aprendizajes. Imagínese la penicilina. Sin ese pequeño descubrimiento no hubiéramos podido trasplantar un corazón. -Ha tratado muchas enfermedades graves. ¿Cómo se lleva con la muerte? -He visto a muchas personas morir. Es difícil llevarse bien con la muerte, pero creo que es algo que tenemos que asumir.