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ABC CORDOBA 25-03-2012 página 56
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56 ESPAÑA Rajoy, 100 días en Moncloa DOMINGO, 25 DE MARZO DE 2012 abc. es españa ABC Todo cambia menos él mismo POR CURRI VALENZUELA D icen que de lo que más orgulloso se siente es de haber solucionado el problema a los miles de pequeños empresarios que malvivían ahogados por sus deudas sin saldar con la Administración, y que su imagen preferida de estos cien días es la que le muestra en La Moncloa rodeado de los proveedores endeudados a punto de dejar de serlo. Por el contrario, el momento que le suscita peores recuerdos fue el del frío atroz que padeció mientras pasaba revista a las tropas alemanas en compañía de Merkel aquella gélida mañana de Berlín en que decidió presentarse a cuerpo serrano ante la canciller alemana que le iba a examinar sobre nuestro déficit en su primera entrevista. Y la foto que está deseando añadir a su colección, la de esta noche después de que se anuncie la victoria de su partido en Andalucía. Por lo demás, quienes trabajan junto al presidente aseguran que sigue siendo el mismo, ni rastro del síndrome que más temprano que tarde atacó a sus predecesores. Como mucho cambio, los suyos le encuentran más resolutivo que cuando, dedicado a liderar a los populares, tenía que afanarse en templar gaitas dentro del PP que a tomar constantes decisiones, como está obligado a hacer ahora. Y también, a la vista está, se muestra algo más delgado, producto de las preocupaciones, todas sobre la marcha de la economía, y de las largas caminatas sobre la cinta de la máquina de correr en la que se pone en forma al amanecer, mientras sigue las noticias en su residencia oficial. Mariano Rajoy y su Gobierno han transformado a España en poco más de tres meses, pero todas las reformas pendientes desde hace tanto tiempo se han llevado a cabo al más puro estilo de este presidente: de forma tranquila o, como a él le gusta decir, de manera razonable y de acuerdo siempre con los dictados del sentido común. Por eso extraña ahora que sus adversarios políticos le acusen de estar llevando a cabo una revolución conservadora a un ritmo trepidante. Absurdo: Rajoy no es revolucionario ni conservador. Claro que como ya en épocas anteriores le tacharon de vago, incapaz de formar buenos equipos y negado para ganar elecciones, ahora que le vemos trabajar de sol a sol rodeado del Gobierno más competente de cuantos hemos tenido, después de que el mapa de España se haya teñido de azul, él se lo toma a beneficio de inventario, que es lo propio de un político moderado, de maneras tranquilas y una buena dosis de ironía como lo que conforma su manera de ser. Un rápido repaso a sus fotografías como presidente arroja, además, el balance no solo de lo que Rajoy es, sino de lo que no es, lo que resulta muy de agradecer después de lo de antes: no está preocupado por su imagen, ni por ofrecer titulares llamativos, ni por caer bien, ni por salir favorecido en los telediarios. Podría haber dicho, como Alfonso Guerra en su día, que se ha propuesto que a España no la reconozca ni la madre que la parió, pero jamás lo dirá. No es hombre de frases, sino de hechos. Aparte de que Rajoy nunca desearía que no nos reconozcan nuestras madres, sino todo lo contrario. 26 de enero. Rajoy se entrevista con Merkel en Berlín, tres días antes del Consejo Europeo REUTERS

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