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ABC CORDOBA 24-03-2012 página 71
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ABC CORDOBA 24-03-2012 página 71

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ABC SÁBADO, 24 DE MARZO DE 2012 abc. es estilo GENTESTILO 71 Papel de pirata LAS MUSAS DE NEWTON S ÁNGEL ANTONIO HERRERA e inauguraba ayer mismo, en París, una muestra antológica del fotógrafo Helmut Newton, que vivió ejerciendo el sacerdocio de la mujer. Se insiste a menudo en que Newton es un fotógrafo de desnudos, pero lo es y no lo es, porque su afán no persigue la celebración de la anatomía sino la reinvención del erotismo. Las mujeres de Newton, tan monumentales, por otra parte, parece que fueran a un cóctel de etiqueta, pero vestidas sólo de un fastuoso zapato de tacón. Diríamos que practican una aristocracia del exhibicionismo. Son mujeres objeto, pero objeto de arte. Como todo fino erotómano, sabe Newton que el erotismo es un susto, y en su ahínco por darnos siempre ese dulce susto ha descubierto que el zapato femenino es ropa interior. El erotismo es sorpresa, o se queda en un anuncio de contactos. Newton ha logrado toda una cátedra en su oficio, que es el voyeurismo de encuadre, y lo logra poniendo unos tacones cuando no tocan, o una bigarda entera y sin falda también cuando no toca, en el hall de un hotel o en una sala de discursos. Así, lo usual o cotidiano se vuelve asombroso, casi entresoñado, según la máxima surrealista de ubicar objetos ahí donde no tienen razón alguna. Carla Bruni (arriba) Nastassja Kinski (izquierda) y Monica Bellucci (debajo) han posado para el fotógrafo australiano Al desnudo, sin retoques Las musas de Newton van desde Carla Bruni a Catherine Deneuve, y luego hay todo un menú de gigantas anónimas que parecen todas la misma, porque Newton se decanta por la chica alta, y atlética y como tirando a suecaza. Las musas de Newton tienen algo de hermanas de las musas doradas de Hitchcock, sólo que Hitchcock no soportaba a las morenas, porque se les nota el sexo en la cara y Newton sí. Sobre todo, si se les nota el sexo en la cara. Hemos citado a Carla Bruni y a Catherine Deneuve, pero hay más: Monica Bellucci, Sigourney Weaver, Nastassja Kinski e incluso Grace Jones. A algunas les hizo el retrato de curioso que se demora ante una famosísima, y a otras las adornó de desnudo de mirón. En Sus fotos, aunque muy pensadas, son un robo, porque un robo es la mirada del fanático de la mujer ningún caso asoma la estafa del photoshop, porque Newton es artista analógico, y escoge sus modelos con horma de estatua. Se trata de pillar la perfección femenina en un descuido, porque la mujer es un descuido entre dos camisas como escribió el poeta, o bien un morbo que está a punto de ponerse o de quitarse unos zapatos de Manolo Blahnik. Insisto en lo de los zapatos porque me parecen la gran apuesta erótica o erógena del fotógrafo, Voyeur con licencia que incluso se fotografió sentado, con zapatos de corista, en su autorretrato de mayor gloria. Se ha dicho que Newton acuñó un estilo, entre el destape de suite y casi un porno de corsetería, y es cierto. Pero se ha abundado menos en que popularizó un modelo de mujer, que es la sofisticación a la que un flashazo ha pillado descomponiendo la estampa. Sus fotos, aunque muy pensadas de pose, son siempre un robo, porque un robo es la mirada del fanático de la mujer. Sus guapazas llevan siempre liguero, aunque no lo lleven. Uno las ve ahora a todas, o casi todas, como una estirpe previa a Charlize Theron, cuya hermosura resultaría a Newton un embeleso. He pensado, a propósito, cuales serían hoy, en España, las mujeres de un álbum de Newton, y me salen, en el juego de posibles, Anne Igartiburu, Carolina Cerezuela, Bimba Bosé y hasta Marisa de Borbón o Nati Abascal, pegando un re- ojo rápido al panorama. Anne y Carolina tienen ese chic soleado y nocturno de la mujer clásica de Newton, guapa como una torre. Bimba es una distinta a la que le sientan las medias como una trampa de vampira. Marisa y Nati gozan de esa aristocracia natural que tanto le gustaba desabrochar a nuestro fotógrafo, además de los prestigios de oro, en ambas, de sus respectivos árboles genealógicos, que es algo que suele propiciar buenas piernas. Las supongo musas de Newton porque todas son, por entendernos, lo contrario a Alaska, cada una a su manera. El desnudo cuerpo femenino, en la fotografía reciente, tiene, en una punta, a Hamilton, que fotografiaba ninfas, todas como un poco cansadas de su propia juventud, y en la otra punta a Newton, que hace enseguida de toda modelo una duquesa alemana con el liguero de guerra. Parece que fueran a la ópera con la cara ropa de noche que no llevan.

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