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ABC CORDOBA 22-02-2012 página 68
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68 CULTURA Dos iconos de la Historia del Arte MIÉRCOLES, 22 DE FEBRERO DE 2012 abc. es cultura ABC La Giocondamanía llega al Prado BLa Gioconda de Madrid se exhibe en el museo hasta el 13 de marzo; durante unos meses se verá en el Louvre BEl Prado echa por tierra la teoría de expertos italianos que apuntan a Yáñez de la Almedina como el autor de la copia NATIVIDAD PULIDO MADRID Ni Angelina Jolie en la alfombra roja de la Berlinaledespertó tantas pasiones. El fervorquedesatala Gioconda enelLouvre, y que obligó a los responsables del museofrancés ahabilitarle una zonareservada solo para ella, promete repetirse ahora con la Gioconda del Prado. No iba a ser menos nuestra Mona Lisa patria, aunquesolosea unacopia. Colgaba ayer en una de las salas del museo con su flamante aspecto, totalmente remozada, liberada ya del fondo oscuro que la encorsetó durante siglos. Su nueva catalogación: La Gioconda taller de Leonardo. H. 1503- 16. Óleo sobre tabla de nogal La sala 49 (en la galería central de la planta baja) se convirtió en un hervidero de autoridades, periodistas y público que se arremolinaban en torno a la nueva estrella del museo. Todosquerían verla decerca, hacerle fotos con su móviles... La expectación se debordó y los miembros de seguridad del museo no sabían cómo apaciguar tanto entusiasmo. La mirada no es igual que ladelLouvre diceunajoven. Nilasonrisa tampoco añade su compañera. En el Louvre, los cuadros que cuelgan junto a la Gioconda parecen volverse invisibles. Es el caso de Las bodas de Caná de Veronés, un lienzo de enormesdimensiones situado justo enla pareddeenfrente. Pocos recuerdanhaberse fijadoen él. Pues en elPrado ocurre lo mismo. Frente a su Gioconda lucen tres espléndidas obras de Rafael, que ayer no tenían quien las mirara. La gemela de la Mona Lisa estará en esta sala hastael 13 demarzo, cuandoemprenderá un viaje a París. Allí se reencontrará en el Louvre con la pintura original. Será a partir del 29 de marzo, cuando el museo francés inaugure una exposición en torno a una de las pinturas de Da Vinci que acaba de restaurar, no exenta de polémica: Santa Ana, la Virgen y el Niño A su regreso, a finales de junio, la Gioconda del Prado volverá a la sala donde siempre ha estado expuesta (la 56 b) junto a obras maestras como La Anunciación de Fra Angelico o Cristo muerto sostenido por un ángel de Antonello de Messina. Minutos antes de tanto frenesí leonardesco, rueda de prensa, también multitudinaria, paradar aconocerel es- Una multitud se arremolinó ayer en torno al cuadro, inmortalizándolo con sus móviles tudio técnico y la restauración de esta copia de la Gioconda, patrocinados por la Fundación Iberdrola. Ni el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, quiso perdérselo. En líneas generales, ya se conocía lo más importante: quelaobrasaliódeltallerdelpropioLeonardo y que fue concebida de manera simultánea a la pintura original. Se sabe que fue así porque coinciden los arrepentimientos en los dibujos subyacentes de ambas obras. Ana González Mozo, investigadora del Gabinete de Documentación Técnica del Prado, los detalla: la transformación del contorno de la cintura, cubierta por los pliegues de superficie; la posición de los dedos, el contorno del velo y el de la cabeza, y ajustes menores de los perfiles de las mejillas y el cuello. El interés de esta copia- -apunta el estudio- -reside en que, desde el dibujo preparatorio y casi hasta los últimos estadios, repite elproceso creativo de la Gioconda. El análisis comparado de las reflectografías infrarrojas ha desvelado detalles idénticos, subyacentes a la pintura. Las figuras son iguales en dimensiones y forma, quizás traspasadas mediante calco partiendo del mismo cartón El dibujo preparatorio del original, añade el informe, no es tan nítido como el de la copia. El proceso es mucho más complejo que el de una copia habitual: algunas líneas del trazado inicial están corregidas a mano alzada Ahora sabemos que la obra del Prado carece de la tradicional preparación de yeso; se sustituyó por una doble capa compuesta por blanco de plomo y aceite de lino, un tipo de preparación que aparece en muchas obras de Leonardo y su taller. Los análisis químicos desvelaron que el repinte negro no era anterior a 1750 y que había una capa orgánica intermediaque aislabala pintura original. Gracias a ello se ha preservado su estado de conservación. La limpieza y restauración de la obra corrió a cargo de Almudena Sánchez, restauradora del Prado: Primero se limpió la superficie y se eliminaron losbarnices oxidados, locualdejó aldescubierto una técnica muy elaborada. Después sefue levantandoel repintenegro del fondo poco a poco, en pequeñas ventanas. Constatamos que se podía retirar de forma segura y controlada Subraya la alta calidad de los materiales utilizados, lo cual sugiere que se trató de un encargo importante, a diferencia de las demás copias conocidas hasta la fecha. Se recuperaron las tonalidades originales, los volúmenes de las telas, las transparencias de los velos... Y finalmente se reintegraron las pérdidas de color, que no fueron muchas. ElPrado saca pecho y afirma tajantemente que se trata de la versión más importante de la Gioconda conocida hasta hoy González Mozo nos recuerda que Fray Pietro de Novellara relata en sus escritos que vio en el taller de Leonardo a dos aprendices JOSÉ ALFONSO haciendo copias del maestro mientras este andaba muy atareado Y esto nos lleva al espinoso asunto de la autoría de esta copia, que aborda Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana del Prado. Nos dicen desde el museo que la factura pictórica difiere de la producción de discípulos y colaboradores de Da Vinci, como Boltraffio, Marco d Oggiono o Ambrogio de Predis, que tienen una personalidad muy definida. En cambio, sí la sitúan estilísticamente en el entorno milanés del maestro. Se podría atribuir a Andrea Salaï (1480) o Francesco Melzi (1493- 1572 73) los alumnos de más confianza de Leonardo. Tan sólo son hipótesis- -comenta Falomir- No sabemos quién la hizo, pero sí quien no la hizo Falomirecha portierra lasteorías de expertos en Leonardo como Alessandro Vezzosi y Pietro Marani, quienes desvelaron a ABC que su autor podía ser uno de los discípulos españoles de Leonardo: Fernando Yáñez de la Almedina o Fernando de Llanos. Ojalá fuera Yañez de la Almedina; me gustaría que lo fuera, sería mejor que cualquier otro. Pero por desgracia no lo es. Este artista nunca deja de ser él mismo, nunca oculta su estilo. Las montañas que aparecen a la derecha del cuadro del Prado no estaban en el original de Leonardo, pero sí en un dibujo suyo de 1508, año en que Yáñez de la Almedina estaba ya trabajando en Valencia. No pudo ser él, pues, el autor de la Gioconda del Prado Ojalá fuera Yáñez... El Prado saca pecho Tras el estudio de la obra, el Prado asegura que se trata de la versión más importante de la Gioconda conocida hasta hoy

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